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La ciudad de Villavicencio, capital del departamento colombiano del Meta, se convirtió desde el sábado en centro de maniobras del operativo de rescate de rehenes. Por estos días fuertemente militarizada con un triple anillo de seguridad, Villavicencio y el Meta no son ajenas a la historia de la guerrilla. Las montañas que rodean la ciudad solían ser uno de los frentes fuertes de las FARC e, incluso, en 2001, un ex gobernador del Meta, Alan Jara, fue secuestrado cuando viajaba en un vehículo de la ONU: aún permanece en cautiverio. Su esposa e hijo están en estos días por aquí reclamando por su suerte, lo mismo que otros familiares de rehenes.
Villavicencio tiene 300 mil habitantes y es el centro comercial más importante de la región de los Llanos Orientales, una planicie en medio de un país montañoso. Está a 100 kilómetros de Bogotá, por lo que los bogotanos suelen usar a “Villavo” –su apodo– como lugar ideal para una escapada. Este fin de semana largo de Año Nuevo luce repleta, con su capacidad hotelera desbordada, algo a lo que contribuyó el operativo internacional.
Las cuestiones políticas siempre han sido una desgracia para la ciudad. Basta decir que en los últimos cuatro años Villavicencio tuvo diez alcaldes, la mayoría de ellos desplazados luego de que se les comprobaran irregularidades administrativas y casos de corrupción. Eso por no hablar del daño por la capacidad operativa de la guerrilla, de fuerte inserción en la zona. Veinte días atrás, la Justicia de Colombia detuvo por aquí a una docena de personas, acusándolas de formar parte del aparato financiero de las FARC.
Un paseo de domingo por el centro de la ciudad no muestra nada que denote intranquilidad. Pero situados en sitios estratégicos están los efectivos de seguridad que forman parte del triple anillo que armaron las autoridades colombianas para garantizar que todo se desarrolle con normalidad durante el operativo de liberación de rehenes. Del armado participan la policía, el ejército, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y la Fiscalía. También incluye expertos antiexplosivos y hasta un retén en las cercanías del aeropuerto, donde se concentran la mayoría de los encuentros.
Nada muy extraño para los habitantes de Villavicencio, con una programación de radio que incluye una publicidad omnipresente del Ministerio de Defensa con los números de teléfono que hay que llamar en caso de secuestro. Según el spot, gracias a esos números se redujeron en más del 80 por ciento las operaciones de los “secuestradores extorsionadores”.
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