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El país|Lunes, 7 de enero de 2008
LA CIUDAD ECHO A BAILARINES QUE PEDIAN MEJORES CONDICIONES

Por reclamar, a bailar a otra parte

Por Laura Vales
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Ernesto Chacón Oribe ya no integra el ballet del Teatro San Martín.

Después de un reclamo por mejores condiciones de trabajo, el Teatro San Martín no les renovó contrato a siete bailarines del Ballet Contemporáneo. Entre ellos está el reciente ganador de un premio como “figura de la danza”, Ernesto Chacón Oribe, que fue reconocido tras competir en la terna con el mismísimo Julio Bocca. El bailarín premiado que se quedó sin trabajo le había pedido al teatro municipal el cumplimiento de derechos laborales básicos para el conjunto de la compañía, como un seguro contra riesgos de trabajo y obra social.

Chacón Oribe tiene 29 años. Venía de hacer el protagónico de Próspero en La tempestad, una obra que le dio un fuerte reconocimiento personal, pero en la que el cuerpo de ballet pasó por dificultades derivadas de la precarización. “Tuvimos una serie de accidentes de trabajo: cinco chicos se tuvieron que operar los meniscos, operación que cuesta cinco mil pesos. Uno de ellos no tenía medios para pagarla y tuvo que dejar el ballet. Los accidentes siguieron después de la obra: desde noviembre del 2006 hubo ocho en total. El más grave le ocurrió a un compañero que se lastimó la mano, se la operaron, le dieron un alta progresiva que en el ballet no le respetaron y se volvió a lastimar la mano operada. Después, una chica se cayó de una levantada, se quebró el tabique de la nariz y se tuvo que ir con el SAME, que no podía creer que no tuviéramos seguro contra riesgos del trabajo”, cuenta Chacón Oribe.

La decisión de no renovar los contratos de los siete bailarines fue tomada poco después de que las autoridades del teatro fueran reconfirmadas en sus cargos por Mauricio Macri. Como se recordará, el nuevo jefe de Gobierno porteño unificó en un ministerio a Cultura y Turismo, al frente del cual designó a Hernán Lombardi, ex funcionario de la Alianza. Lombardi confirmó a Kive Staiff como director del Complejo Teatral Buenos Aires y a Mauricio Wainrot como director artístico de la compañía de Ballet Contemporáneo. Poco después de ser reconfirmado, Wainrot llamó a los bailarines y les comunicó que no tendrían continuidad en el 2008.

“Me dijo que estaba muy orgulloso de mí como artista, orgulloso del bailarín en el que me había convertido, pero que estaba caminando por caminos que al teatro San Martín no le interesaban”, recuerda Chacón Oribe.

Organizarse dentro de la compañía había generado fricciones durante el año. “Los bailarines estamos poco acostumbrados a pensarnos como trabajadores, sentimos una fuerte presión por hacer carrera. Por eso nos costó.” Lo primero que hicieron fue mandarle una carta a Staiff reclamando tener una ART. “El pedido quedó en un cajón y por eso decidimos ir a ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) y agremiarnos. Comenzamos a tener reuniones en la Secretaría de Cultura y Hacienda y anticipamos que si no nos daban un seguro de riesgos de trabajo, no íbamos a viajar al Uruguay. Y de hecho, como llegó el día de la gira y seguíamos sin cobertura, no fuimos.”

Los 26 integrantes del ballet eligieron representantes y votaron como delegado a Chacón Oribe y a su compañera Betina Quintá. La idea fue que pusieran la cara los más conocidos, suponiendo que estarían más protegidos, aunque las cosas no resultaron así: también Betina se quedaría sin trabajo. Los delegados plantearon que no querían continuar con los contratos basura instalados en la compañía desde los ‘90 y a modo de protesta la compañía bailó en la calle. Los recibió el entonces jefe de Gobierno, Jorge Telerman, que el último día de su mandato firmó un decreto para crear una planta de bailarines. La medida implicó el cumplimiento de los derechos laborales perdidos, como el pago de aportes jubilatorios, obra social y vacaciones. Pero al mismo tiempo que la ciudad les reconocía el derecho a trabajar en blanco, el San Martín dejaba afuera a los que habían encabezado la demanda.

El Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria hasta este jueves. Los siete rescindidos reclaman su reincorporación, entendiendo que la no renovación de los contratos no estuvo vinculada a su desempeño, sino que representó un castigo por agremiarse. La situación ya estaba en ese punto cuando Chacón Oribe recibió el premio Clarín, y aprovechó la transmisión del evento para difundir el caso. Los siete bailarines tienen entre 28 y 33 años, una edad considerada como la mejor época en esa carrera artística porque suma la plenitud física con la experiencia.

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