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El país|Viernes, 18 de enero de 2008
TRABAJADORES DESPEDIDOS

Cuatro regresos

El domingo, Página/12 publicó las historias de cuatro empleados municipales despedidos. Lorena Viviani, Félix Cariboni, Yanina Lima y María Alejandra Gurgo, cuentan ahora experiencias dispares de lo que fue una vuelta con más nervios e incertezas que gloria.

- Lorena Viviani, trabajadora de un call center de la Dirección General de Atención Vecinal de la Ciudad: “A las 7.30 me presenté a trabajar y entré, pero no me dejaron cumplir mis funciones. Entré por la solidaridad de una amiga que con su tarjeta magnética me hizo pasar, pero una vez en la oficina llegó la coordinadora general y me dijo que apague la computadora. A las 13.30, cuando me tenía que ir, fui a firmar la planilla y ella me dijo que tenía órdenes de arriba de no permitírmelo. Fui con la gente de ATE, y recién entonces me autorizó. Pero me advirtió que la próxima vez no me va a dejar. Mañana (por hoy) voy a mandar a la oficina un telegrama de aviso que me dieron en ATE en el cual los intimo a que me asignen tareas normales. Veremos qué ocurrirá ahora, pero yo necesito el trabajo porque tengo una nena enferma y ellos saben que utilizo la obra social para ella”.

- Félix Cariboni, trabajador de la Dirección General de Reciclado: “Desde que nos informaron que estábamos despedidos nos quedamos en las oficinas haciendo un paro por tiempo indeterminado. En este contexto, desde el 28 de diciembre el director vino 3 veces y se quedó sólo 30 minutos. Es por eso que presentamos una denuncia en el sindicato por abandono de las instalaciones. Lo cierto es que el funcionario hoy (por ayer) tampoco vino y nos enteramos por rumores de que no va a venir, que va a esperar a que el gobierno apele y que se resuelva por ese lado. Según dicen, de ningún modo va a aceptar que volvamos a nuestras funciones”.

- Yanina Lima, asistente de un equipo destinado a recuperar casas tomadas: “Soy delegada de ATE y legalmente no me pueden echar. Sin embargo, me llamaron y me informaron que estaba despedida. Mandé telegramas y seguí yendo a la oficina como todos mis compañeros, porque nosotros afortunadamente nunca dejamos de ir a trabajar. Y seguimos, porque el responsable no está nombrado y hace un mes que en la oficina no hay nadie. De hecho, hoy fuimos y nadie se presentó. En este tiempo estuvimos haciendo lo que pudimos, pero muchas cosas dependen de quien sería el coordinador. Da la sensación de que algo raro va a pasar, honestamente no sé cómo seguirá funcionando todo esto. Uno llega a pensar cualquier cosa, incluso que quieren echar a toda la gente del programa”.

- María Alejandra Gurgo, trabajadora del Ministerio de Educación: “Hoy (por ayer) nos reunimos con los compañeros en la puerta y finalmente pudimos entrar. Y como nadie se acercó para darnos indicaciones, nos pusimos a limpiar y ordenar la documentación porque estaba todo revuelto. Incluso, encontramos que habían cambiado claves de acceso de las computadoras, que habían forzado los armarios y que faltaban aparatos telefónicos. La idea es ir mañana (por hoy) a hablar con nuestro jefe inmediato para ver si nos ocupamos de las tareas viejas o de alguna cosa nueva. Nosotros estamos a su disposición, pero el primer día no hubo ningún tipo de diálogo”.

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