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El país|Martes, 5 de febrero de 2008

Revoleo de boinas blancas entre correligionarios tras el acuerdo

Los radicales K buscan que el alejamiento de Lavagna de la UCR les permita recuperar el control del partido. Saiz pidió la renuncia de Morales y que se levanten las sanciones. Morales retrucó que el radicalismo seguirá siendo opositor y “ellos son oficialistas”.

Por Santiago Rodríguez
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El titular de la Unión Cívica Radical, Gerardo Morales, y Miguel Saiz, gobernador de Río Negro.

Como los animales que huelen la sangre de una presa herida, los radicales K salieron ayer a la caza del titular de la UCR, Gerardo Morales. “Si tiene dignidad, tendrá que renunciar y dar un paso al costado”, disparó el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz. En su afán por retomar el control del partido, el radicalismo de la concertación kirchnerista al que adhiere Saiz pretende capitalizar el desplante que Roberto Lavagna les hizo a sus recientes socios electorales al volver al PJ de la mano de Néstor Kirchner. Morales, sin embargo, no está dispuesto a ceder terreno: “El problema que tienen para regresar –retrucó– es que el partido va a seguir siendo opositor y ellos son oficialistas.”

No es la primera vez que los radicales alineados con el kirchnerismo arremeten contra Morales y cuestionan su continuidad al frente de la UCR: alentados por el triunfo electoral de Cristina Fernández de Kirchner, lo hicieron también apenas terminaron las presidenciales de octubre. Ahora volvieron a la carga porque entienden que el retorno al PJ que Lavagna pactó con Kirchner deja a la conducción del radicalismo en una situación de debilidad que favorece su pretensión de quedarse con el control de la estructura partidaria. “Vamos por el partido y hay que cargar en la cuenta de Morales todo lo que sea posible”, expuso a Página/12 un radical K.

Saiz se anota entre los más interesados en desbancar a Morales. De hecho, ha manifestado su intención de pelear por la jefatura del radicalismo, algo que también hicieron el senador Pablo Verani y el ex intendente de Mar del Plata Miguel Katz.

Las declaraciones del gobernador rionegrino van en esa línea. “Y ahora qué, ojo que ya no son ni cinco”, ironizó a propósito de algo que el titular de la UCR dijo tiempo atrás en el marco del enfrentamiento con sus correligionarios que decidieron adherir a la concertación convocada por Kirchner: que aun cuando en el partido quedaron sólo cinco dirigentes, seguirían siendo radicales y no se alinearían con el oficialismo.

“Cuando decíamos que entre votar copia y original nosotros queríamos votar original, nos peleaban, nos suspendían. Y ahora, ¿el proyecto Lavagna dónde está?”, se preguntó Saiz y puso justamente de ejemplo el reordenamiento del peronismo que se plantea Kirchner: “No puede ser que el PJ se pueda normalizar y nosotros, con más historia institucional, no podamos normalizarnos”.

Saiz exigió el “levantamiento de las sanciones” a los dirigentes radicales que optaron por acompañar al kirchnerismo. En la lista de expulsados de la UCR sobresale el vicepresidente Julio Cobos. El mandatario rionegrino también reclamó elecciones internas por distrito único y “afiliación cero”; o sea, una campaña de reafiliación. Fundamentó su pedido en que el plenario de delegados que renovó el mandato de Morales al frente del radicalismo no tuvo “legitimidad”.

Los radicales K están decididos a pelear el control del partido, pero Morales se muestra dispuesto a darles batalla. “Era de esperar que buscaran pista en el partido toda vez que les fue mal en el Gobierno; no les dieron nada y la decisión de Kirchner de reorganizar el PJ los mantiene aún más en el limbo”, replicó. También llamó a sus correligionarios asociados al Gobierno a “hacer un examen de conciencia para decidir si van a ser oficialistas u opositores”.

Morales aseguró que la UCR “va a seguir siendo opositora”, pero reiteró que no va a llevar “al partido a los brazos de (Elisa) Carrió”. Desde el sector que acompaña a la chaqueña, Margarita Stolbizer también dijo lo suyo: señaló que es preciso que “el radicalismo se autodepure” y que “la mejor contribución de Lavagna en su acuerdo con Kirchner debería ser llevarse con él a todos los radicales que hace tan poco tiempo lo acompañaron para enfrentar al matrimonio con quien ahora termina aliado”.

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