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Especiales|Jueves, 26 de mayo de 2011
Página/12 en ArteBA

Logo

La muestra arteBA fue la excusa de la convocatoria a los nueve maestros. La idea, jugar con la posibilidad del aporte individual a una obra colectiva. Cada uno de los artistas –nada menos que Rep, Eduardo Stupía, Rogelio Polesello, Roberto Broullon, Luis Felipe Noé, Daniel Santoro, León Ferrari, Renata Schussheim y Adolfo Nigro– “intervino” entonces una de las letras o números (más la barra) que componen el logo de Página/12. El resultado, una bella obra colectiva a nueve manos que desde sus propias poéticas y estéticas componen un friso artístico mayor, puede verse en esta primera plana y, más claramente, en las páginas centrales del diario. Un verdadero regalo de cumpleaños para todos los que conformamos Página/12: los que lo hacen y los que lo leen.

P Miguel Rep

El recorrido por los caracteres del diario comienza con el trabajo del humorista gráfico, ilustrador y plástico Miguel Rep, responsable desde hace 24 años de la tira de contratapa de Página/12. “Me tocó la P, que es la letra mayúscula y la más grande de la palabra, así que estuve trabajándola durante dos días.” Los lectores conocen bien sus sellos estilísticos, el trazo suelto y sus principales intereses iconográficos, como el Quijote y la urbe porteña. La ciudad inspiró su abordaje. “Elegí trabajar con una trama muy mía, que es la de las ciudades: hice un recorrido con ellas yendo y viniendo por la letra, recorriéndola tipográficamente, explorándola”, describe. En el medio “queda una luz blanca que recorre la letra desde su corazón”. El trabajo, como los diarios, parte del blanco y negro, una coincidencia inesperada con la mayoría de sus colegas. “La P me gusta mucho –redondea Rep– porque es la letra uno de la palabra y yo, que estoy en el diario hace 24 años, justamente comencé en el número uno.”

á Eduardo Stupía

“Elegí la á porque me pareció que tenía una estructura ornamentalmente interesante para el tipo de dibujo que hago”, explica Eduardo Stupía, artista plástico reconocido particularmente en el área del dibujo, con extensa trayectoria como crítico de arte. Apunta, también, que la forma misma de la letra se adapta a su estilo. “Me pareció que en esa curvatura iba a poder desarrollar la idea de paisaje sin horizonte ni punto de vista estructural”, considera, “y que eso me permitiría un tipo de disolución espacial”. Encaró el trabajo del mismo modo que aborda cada una de sus obras, cuenta. “Llené la superficie con un ritmo lineal intenso, buscaba que tuviera espacios, salidas y entradas, pero al nivel del centímetro, no al de una expansión más grande.” Un trabajo minucioso sobre la superficie. Lo que distingue la primera “a” de la palabra es su tilde, en el que Stupía eligió hacer un punto negro que, advierte, “puede ser una luna o un sol, porque me parecía que dado que el acento concluye el sentido de una palabra o una letra, también tenía que tener un símbolo concluyente”.

g Rogelio Polesello

El pintor y escultor Rogelio Polesello está considerado uno de los principales exponentes del arte óptico en América latina y a lo largo de su carrera transitó por distintos lugares del “abstraccionismo geométrico”. En noviembre del año pasado se inauguró una escultura suya en homenaje a los héroes de la Batalla de la Vuelta de Obligado, emplazada en el mismo lugar de la contienda. En esta ocasión, al intervenir la g para él fue fundamental lo que sugería la silueta de la letra. “La elegí porque me gusta por los arabescos que tiene y sugiere, que tienen que ver con mi obra”, explica y agrega la obvia relación con su propio nombre. “La intervine entonces como hago con mis cuadros, en base a arabescos”, cuenta y apunta a la elección cromática: “lo hice en blanco y negro porque mi obra es en blanco y negro, y me pareció que quedaba perfecto de esa manera”. Durante el trabajo, dice, se dejó “llevar por los ornamentos”. Un elemento que le parecía “interesante”, destaca, era aprovechar la ocasión “para reflexionar sobre lo que es la letra y su forma”.

i Roberto Broullon

“Elegí la i porque me gustaba, pero sin una idea inicial”, explica Roberto Broullon, artista integrante del movimiento renovador en la plástica argentina durante la década del ’60. “En la plástica uno trabaja y van surgiendo las ideas, pero sin una idea perfectamente clara, uno la va desarrollando y descubriendo a medida que avanza”, comenta el cofundador del Grupo Baires. Broullon ilustró numerosos libros de distintos temas. Quizás por ello finalmente se acercó a esta intervención con una mirada editorial. “La idea sobre la que trabajé era hacer una suerte de logotipo sobre el crecimiento del diario, como medio de comunicación y en relación con la recepción que tiene entre su público”, reflexiona y describe: “el cuerpo de la i forma un camino que desemboca en el punto, y el punto es una multitud que espera el periódico”. En el cuerpo de la letra trabajó con acrílicos, y en la parte superior, con un collage y “un comentario como dibujante, a partir de las noticias que abarcan toda la realidad y la sintetizan, que es el propósito de un diario”.

n Luis Felipe Noé

“Elegí la n por razones obvias, pues coincide con la inicial de mi apellido”, señala Luis Felipe Noé, un artista plástico particularmente acostumbrado a trabajar con obras de gran formato, como esta intervención al logo de Página/12 que pudo verse en arteBA. “Yuyo”, como se lo conoce en el medio, cumple hoy 78 años y es una figura destacada de la plástica argentina. Exploró durante buena parte de su carrera las posibilidades para expandir el lienzo y la superficie a trabajar. Noé da cuenta del aspecto lúdico que supuso su tarea. “No la trabajé de ningún modo especial, sino que la abordé jugando como lo hago siempre: trabajando con pinceles y sobe todo dibujando más allá de todo tipo de representación”. Noé se concentró en la cadencia que podía ofrecerle la letra. “Busqué trabajar los ritmos y utilicé pinceles en negro”, relata, y explica que, como usaba pinceles amplios y abiertos, quedaban “grietas” en el interior de sus trazos. “Ahí fui metiendo algún tipo de color”, apunta.

a Daniel Santoro

“Cuando uno está ante un trabajo con una superficie tan significante como una letra, se encuentra con la disyuntiva: acompañarla o romperla”, analiza Daniel Santoro, reconocido artista plástico por su larga experiencia en torno de la iconografía peronista, en la que confluyen elementos de la estética oriental. “Elegí romper el espacio plano que necesita una letra para expresarse y propuse algo que al mismo tiempo ignora la morfología de la letra”, resalta. Es decir que “la letra recorta en cierto modo el motivo de la ilustración, pero la ilustración no fue motivada por ella”. Su trabajo aquí, explica, radica “en la tridimensión” y busca proponer al espectador de la obra “un espacio ambiguo”. Se trata de “un paisaje, que en verdad es un descamisado gigante dentro de un paisaje”. Con esto, señala, buscó lograr una tensión en la letra. “Hay un espacio en falso que es tridimensional, en tensión con la letra, que no lo es y que no debemos perder la idea de que es, simplemente, una letra.” Sobre el laminado de madera inicial, Santoro trabajó con acrílicos.

/ León Ferrari

León Ferrari, ganador del León de Oro de la 52º Bienal de Arte de Venecia en 2007, es una de las figuras más importantes de la plástica argentina contemporánea. Su trabajo se caracteriza por una fuerte impronta militante contra “las torturas humanas y divinas”. Sus esculturas e instalaciones en repudio al poder represivo y religioso le han valido el encendido repudio de grupos católicos. Aquí, sin embargo, desarrolló otra de las vertientes de su extensa obra, la de la “escritura ilegible”, que comenzó a mediados de la década del ’60. A su turno, trabajó sobre la “raya colorada”, esa barra tan característica que separa la palabra del número en el logotipo del diario. “La trabajé con garabatos sin ningún significado particular”, comenta sobre el resultado de aplicar sus acrílicos de origen brasileño directamente del pomo. “Me puso muy feliz que me invitaran a participar”, cuenta sobre el placer de compartir espacio con sus colegas.

1 Renata Schussheim

“Me dijeron te toca el 1”, cuenta Renata Schussheim encantada por su suerte. “Me encantó porque es el número 1”, ríe y explica que desde el comienzo pensó en trabajar en blanco y negro, también con acrílicos. Con ese punto de partida distribuyó en toda la superficie del número rostros que miran al espectador. “Quería algo que tuviese que ver con la información y con la devolución de miradas, quería caras, ¡pero no como la revista!”, vuelve a reír. Schussheim tiene una intensa trayectoria como escenógrafa y vestuarista de teatro (en obras como Tangox2, Bestiario, Bocca Rock, Pepino el 88 o Atendiendo al Sr. Sloane), y reconoce en su obra la aparición recurrente de las caras. “Siempre que dibujo, eso que creo le devuelve alguna mirada al espectador, es característico de mi trabajo el cruce de miradas, un ida y vuelta.” Comenzó su formación a temprana edad, a los 10 años, y expuso por primera vez durante su temprana adolescencia. Desde entonces sus trabajos se expusieron en Argentina, Francia, Italia, México, Venezuela y Uruguay, e ilustra revistas de Argentina, México y Estados Unidos.

2 Adolfo Nigro

“Cuando empecé a dibujar el 2, de alguna manera mi cuerpo se recostó sobre la curva y seguí sus ritmos, buscando de los bordes hacia el centro”, cuenta Adolfo Nigro, responsable del último carácter del nombre del diario. “No acostumbro trabajar superficies tan grandes sobre el plano, sino sobre un caballete, pero en este caso sí lo hice.” La forma del número, agrega, se adapta naturalmente a sus recursos estilísticos. “En todas las variables de mi obra domina la curva y mi atracción mayor en los sistemas lineales es justamente ella, lo que gira, lo que es redondo”, ahonda. “El 2 es como un caracol abierto que me permitió armar ritmos ondulantes, que es lo que son mis cuadros”, describe mientras reflexiona sobre la oportunidad de intervenir el logo. “Luego planteé los colores primarios, que son los que originan todo, y que constituyen mi paleta preferida en cuanto al arte”, comenta el plástico que también se dedicó en extensos períodos de su carrera a la cerámica, el tapiz, explorando distintos órdenes simbólicos vinculados con la tierra y los elementos naturales.

Producción: Andrés Valenzuela.

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