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Especiales|Domingo, 24 de julio de 2011

Conclusiones

Gregorio Badeni: Mi conclusión sigue siendo la que expliqué al comienzo. Para los tratados internacionales sobre los derechos humanos que en nuestro país tienen jerarquía constitucional, la vida de las personas comienza en el momento de la concepción. Si no nos gusta, cambiemos los tratados internacionales; denunciemos los tratados internacionales. Pero en un estado de derecho hay que cumplir lo que la ley dice, aunque no nos guste. En un sistema democrático lo que se aspira es a que todos los seres humanos, desde que tienen vida puedan disfrutar de la libertad, de la dignidad y del progreso. En un sistema democrático lo que se aspira es a que el niño antes de nacer, que ya es niño, tenga derechos. Si la Convención de los Derechos del Niño le reconoce el derecho a defensa yo no veo por qué no puede ejercer el niño el derecho a defensa antes de que se decida el destino de su vida. ¿Por qué va a ser la madre y un médico el que decida el destino de su vida y no pueda él a través de algún organismo defenderse? Yo le doy gracias a mi madre que no abortó. He disfrutado una vida hermosa. Pude haber sido privado de la libertad, la dignidad y del progreso, pero no fue así. Y además, y eso es lo ilustrativo de la película de Nathanson, que nosotros vemos que antes de la muerte, el niño es sometido a la crueldad, a la tortura, a las arbitrariedades más grandes con el grito en silencio, antes de que concluya su vida.

Mabel Bianco: Yo quiero recordar que hace unos días, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha urgido a la Argentina y le ha dado 180 días para que cumpla con su compromiso de proteger y disminuir la mortalidad materna. Por lo tanto, esto se basa en el seguimiento de ese tratado y de uno de estos tratados que ha sido incorporado en la Constitución. Por lo tanto está totalmente defendido y no hay ninguna oposición, y no hay necesidad de cambiarlo. Por otro lado, quiero decir también que aquí no se han mostrado lo que han sido los ocho meses de sufrimiento que tuvo Ana María Acevedo, ella en sí, su familia, sus hijos, y lo que siguen viviendo. Entonces los sufrimientos son muchos, pero es totalmente distinto el sufrimiento de esa familia, de esos tres niños, y de esa mujer que vio que al final terminó perdiendo a su hija, perdiendo a su nieto, y destruyendo a la familia. Entonces el Estado tiene la obligación de hacer esto. Su obligación no es mirar al final, es mirar todo el ciclo. Porque se empieza protegiendo a los niños con la educación sexual y se sigue con todos los otros servicios como dije antes. No es cuestión de mirar al extremo.

María O'Donnell: Celebro que este debate se dé, y que se dé en la Televisión Pública, pero lamento que no se pueda dar en el Congreso. Me parece que los años electorales son años muy malos para este tipo de debate porque por lo general hay mucha hipocresía, mucho temor de los dirigentes políticos a dar estos debates que están tan profundamente vinculados con concepciones personales en contextos electorales. Hay muchísimos proyectos que se han dado, ha habido algunos debates muy marginales en algunas comisiones, pero lamentablemente el debate no ha llegado al recinto y creo que en un país donde ya se pudo debatir y aprobar la Ley de Matrimonio Igualitario es tiempo de que esto también se pueda discutir en el recinto. Y creo que así como también pasó en el debate del matrimonio igualitario, donde más allá del impulso que tuvo por parte del Poder Ejecutivo, si uno mira las votaciones han atravesado partidariamente porque eran fundamentalmente concepciones personales las que estaban en juego. Más allá del Ejecutivo sería bueno que las fuerzas mayoritarias abran el lugar a la discusión y que cada uno después pueda, según sus convicciones, expresar y votar en consecuencia. Pero creo que lamentablemente todavía tenemos un Congreso donde esta discusión no se da y cierto margen de incertidumbre acerca de cuál es la postura del Gobierno después de tantos años acerca del aborto; de la propia Presidenta acerca de si ella es partidaria o no. Asumimos que no, porque el debate no ha llegado al Congreso, aunque podría haber llegado por iniciativa de algún legislador de cualquier partido político. Pero para llegar al recinto hace falta que haya una voluntad de dar esa discusión y creo que, insisto, más allá de las convicciones de cada uno, es tiempo de que esta discusión llegue al Congreso de la Nación también.

Alberto Kornblihtt: Estoy totalmente de acuerdo que éste es un tema que debería debatirse a nivel legislativo porque las leyes e incluso la Constitución reflejan los valores que tiene una sociedad, y esos valores van cambiando con el tiempo. Y muchas veces son tan dinámicos que a veces sorprenden a la propia sociedad. Yo creo que en el debate se vio que hay algunos argumentos y hay algunas convicciones que es que hay que respetar lo que está en la ley. Yo estoy de acuerdo en respetar lo que está en la ley, pero también creo que las leyes deben cambiarse, como dije antes, de acuerdo con los cambios de los valores.

Adrián Paenza: Nadie tiene la aspiración de que un programa de televisión, sea en la Televisión Pública o no, tomara una determinación y de acá fuera vinculante. Vamos al Congreso y a partir de mañana sigue estando penalizado o cambiamos la ley. Pero sí me parece esencial que este tipo de temas esté en la agenda de la gente. Y la Televisión Pública tiene un compromiso con eso.

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