Imprimir|Regresar a la nota
Espectáculos|Miércoles, 23 de octubre de 2002

“Le buscamos la ironía a los temas más densos”

La agrupación tanguera Los Esquiafos está presentando su primer CD, “Tangos de la Cripta”, en el que propone una mirada purista y al mismo tiempo sarcástica. Coinciden en el fanatismo por Edmundo Rivero.

Por Cristian Vitale
/fotos/20021023/notas/Na24fo01.jpg
Los Esquiafos escriben canciones con la estética y la atmósfera de la década del 20.
“Nos dejaron sin un sope, sin un poroto pa’l truco/ te lo canto y no es de grupo/ de pedo alcanza pa’l morfi/ pa’mí que son importados, los gusanos del Congreso/ le afanan hasta a los pibes y es un pichi el que va preso/ pa’mí hay que cortar cabeza, recurrir a la violencia/ y, aunque parezca imprudencia, yo voy a estrenar la escopeta.” La canción dura 1 minuto 33 segundos, se llama “Importados” y opera como la llave exacta para entrar al mundo de Los Esquiafos, un grupo de tango “purísimo” que fue hasta la década del 20 para abrevar en un sonido magaldiano, para muchos demodé: tres guitarristas/cantantes –Martín Aloé, Rodrigo Bonadeo y Lucas Kohan– acompañan a Florencia Bonadeo (una especie de Nelly Omar del 2000) para configurar un sarcástico grupo de tango pre orquestal, que parte de lo lúdico para contar historias tristes. “¿Por qué hacemos tango? Ni idea... en mi puta vida mi viejo me puso un disco de tango. Será porque lo respiramos en la calle”, introduce Aloé, también guitarrista de Cienfuegos y Mimi Maura.
La historia comenzó hace dos años. Rodrigo y Florencia -.hijos de Diego Bonadeo– tenían una banda de jazz rock llamada Pupé y los Esquiafos, con la que se habían animado a un par de tangos y chacareras, aunque sin una identidad definida. “Era una banda de entrecasa, una postura que mantuvimos en el origen, con el que arrancamos tocando en milongas y sin muchas perspectivas de futuro. Así fue hasta que un viejo productor me invitó a bailar en una milonguería y se enteró de lo que estábamos haciendo”, dice Florencia. El productor les proporcionó la posibilidad de grabar un primer demo con seis canciones, que luego fueron arregladas por Lucas –un guitarrista admirable– para definir el primer disco, Tangos de la Cripta. “Lucas fue el responsable de transformar temas parrilleros, de payada, en canciones mucho mejor arregladas, aptas para grabar”, admite Aloé en la entrevista con Página/12.
Tangos de la Cripta contiene doce canciones cortas y contundentes que beben de la lírica del tango inmigrante de principios de siglo. Pese a que son composiciones propias, no faltan en ellas tópicos clave del viejo malevaje como la violencia callejera, el escolaso, la misoginia, la muerte, los celos, el engaño, la cárcel o el guapo de Mataderos. “No es premeditado. Me cuelgo con la guitarra y salen los temas; no hay una instancia previa de reflexión para componer las letras. Me siento a ver qué onda y sale así: contundente”, sostiene Rodrigo, el menor de los Bonadeo. El nombre del grupo también huele a arrabal: esquiafo es la traducción lunfarda de schiaffo (cahetazo en italiano): “El típico schiaffo que la madre amaga darle al nene si no se porta bien. Queríamos tomar una figura relacionada con el conventillo”, comenta Florencia. Presentan el disco en Carnal (Niceto Vega 5511), esta noche y el próximo miércoles. “Creo que uno de los rasgos originales que tenemos –añade Kohan– es el hecho de cantar a coro en octavas, el hombre y la mujer cantando lo mismo no es muy usual en el género.”
–¿Por qué le dan un toque festivo a letras que hablan de la muerte?
Florencia Bonadeo: –Porque nos sale y nos gusta. Somos así en la vida, cuando ensayamos nos cagamos de risa de todo.
–¿El objetivo es desacralizar ese halo dramático que tienen algunos tangos de los años 20?
Martín Aloé: –Sí y no. Discépolo componía cosas hiperdensas, pero les daba un toque de humor. Más que desacralización buscamos un equilibrio.
F.B.: –Le pusimos Tangos de la Cripta porque la mayoría de los tangos hablan de la muerte. El tema es que encontramos una vuelta irónica para tratar un tema tan denso. “Importados”, por ejemplo, es un tema re en serio que te hace reír por las palabras que utilizamos. M.A.: –Además, muchos ven al tango como llorón y no es tan así. Hay tangos llorones, pero también hay tangos que se cagan en todo. Es raro, por ejemplo, encontrar una milonga llorona.
–¿Les resulta complicado llegar a un público más amplio con esa propuesta?
M.A.: –Todo era más complicado al principio cuando queríamos encajar en los viejos a través de la milonga. Hay mucha gente que está en la nuestra, pero no la conocemos. Somos pocos, pero igual hay una movida.
F.B.: –Movida en la que estamos insertos. El tema es que muchos hacen temas viejos, clásicos y no propios. Lo nuestro es más jodido para la milonga, porque es para escuchar, no para bailar. A veces vienen pibes a vernos que nos dicen: “yo pensé que hacían tango...”. Como no hay bandoneón, piensan que no es tango.
–¿Hay algún vínculo entre lo que hacen y el espíritu rocker que traen de experiencias anteriores?
M.A.: –Tocar con mínima estructura tiene mucho olor a punk. Es estar cerca de la gente y no alejados como las grandes orquestas o las bandas de rock famosas.
–¿Qué influencias tienen?
(Todos): –Edmundo Rivero.
–¿Hay un espíritu machista en ustedes? Rivero cantaba “34 puñaladas” y lo tienen como ídolo.....
F.B.: –Yo no soy machista pero escribo letras machistas. De algún lado salen. El tango es tan machista que hasta se bailaba entre hombres. Igual, “Fulbo” y “Dos Milongas” son dos canciones más bien feministas.
M.A.: –El argento es machista siempre, es un rasgo de nuestra sociedad. R.B.: –Para mí la música de Rivero no es machista “ni a palos”.
–¿Y las 34 puñaladas?
R.B.: –Loco, la mina te cagó. Yo le pego una patada en el culo, pero viene un quemado y la mata; lo mismo que le haría la mina a él...
–¿Qué visión tienen acerca del tango más elaborado tipo Piazzolla, Mederos, Marconi?
M.A.: –A Los Esquiafos, como tales, no nos cabe ninguna fusión.
R.B.: –A mí, salvo Piazzolla, no me gusta ninguna fusión.
–¿Cómo reaccionó Bonadeo padre ante el proyecto?
R.B.: –Nos apoya porque le gusta lo que hacemos. Antes, cuando no le gustaba, nos tiraba abajo. Significa un buen signo.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.