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Espectáculos|Miércoles, 4 de diciembre de 2002

Silverton, una sucursal desértica de Hollywood

El páramo donde hace poco más de veinte años se filmó “Mad Max II” se ha convertido en un escenario alternativo de rodajes de todo tipo. Los hoteles y negocios locales sueñan con un desarrollo meteórico.

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Mel Gibson filmó en Silverstone la exitosa "Mad Max II", en 1981.
Por Frank Brandmaier *
Desde Silverton, Australia

No hay salas de estudio gigantes ni “paseo de la fama”. Y en vez de brillo y glamour, lo único fascinante es un interminable paisaje lunar en colores rojos bajo el cielo azul. En realidad, la antigua ciudad minera de Silverton, ubicada en el oeste del estado australiano de Nueva Gales del Sur, sólo consiste en un par de casas y un bar. Pero, para directores de cine y publicidad, allí se hacen realidad sus sueños. Hace tiempo que el polvoriento pueblo fantasma en el fin del mundo se ganó la fama de ser el “Hollywood del desierto” del quinto continente. Hasta ahora fueron rodadas allí alrededor de 50 películas, entre ellas Mad Max II, con Mel Gibson, así como cien videos de música y publicidad.
“Es la luz por lo que los equipos de cine vienen aquí”, dice Chris Fraser, propietario del Hotel Silverton, el único que ofrece alojamiento en el lugar. “Los directores de fotografía echan un vistazo y quedan encantados. Aquí no necesitan filtros ni nada.” Mick Jagger, INXS, empresas de jeans y diferentes gaseosas utilizaron este año el gran páramo como decorado, viajando 1100 kilómetros desde Sydney. Con Dirty Deeds, un drama del submundo australiano con el comediante estadounidense John Goodman y Sam Neill en los papeles principales, hace poco llegó a los cines la última producción rodada en el desierto.
La estrella indiscutible del lugar es el Hotel Silverton, que ofrece media docena de habitaciones y se sitúa en solitario en medio de la nada. La casa llevó 17 nombres distintos a lo largo de los años, dependiendo del papel que jugaba. Los carteles están guardados en el patio como souvenirs. Dingo Hotel se llamó alguna vez; Hotel Australia en la película Dirty Deeds. “Para el rodaje, el equipo de filmación quitó toda la instalación interna”, recuerda el propietario Chris Fraser. “Eso fue muy interesante.” Si no se está rodando nada, corre la cerveza australiana fría mientras los turistas admiran las paredes cubiertas de fotos de famosos.
Ya hace 30 años comenzó la carrera cinematográfica de la población fantasma. El éxito definitivo le llegó en 1981 con Mad Max II, la cinta de acción sobre el fin del mundo, que además le valió a Mel Gibson el reconocimiento internacional. Luego se rodaron allí hasta cinco películas por año. El éxito mundial aún perdura: hace pocos meses, cientos de fans de Mad Max se reunieron para celebrar allí el vigésimo aniversario de la cinta de culto. Y Chris Fraser –él mismo un fan– reformó su Ford Sedan de manera que se asemeja notablemente a un vehículo negro del infierno de aquella producción. En la matrícula dice: “MAX 079”.
Pero, a pesar de que el desierto sigue atrayendo a curiosos y a realizadores, Silverton pasó por mejores épocas, cuando se presumía que su suelo ocultaba cantidades infinitas de plata, zinc y plomo. Entonces, en torno a 1885, había diez hoteles y tres fábricas de cerveza. “Silverton se convirtió pronto en un asentamiento de chozas de chapa y lona, con hombres barbudos paseándose por ahí, atrapados por la fiebre de la plata”, comenta un cronista. “Hoteles y tiendas se levantaron en tiempo record.”
En su mejor momento habitaban el lugar más de 3 mil personas. Pero pronto nuevos hallazgos de plata en otras zonas de Australia se llevaron a los buscadores lejos de Silverton, que perdió en 1907 el status de comunidad. Sólo 60 años después llegó hasta allí el suministro eléctrico. Pero es justamente la fama de pueblo fantasma perdido en medio de la nada lo que aportó a Silverton una nueva vida como decorado cinematográfico. “Y una y otra vez se impone a lugares similares en Estados Unidos”, comenta Chris Fraser. “Aquel al que no le gusta Hollywood, se viene para aquí.”

* De la agencia DPA.

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