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Espectáculos|Miércoles, 4 de diciembre de 2002

Los nuevos films de los mexicanos

El polémico “El crimen del padre Amaro” es el mayor atractivo de un ciclo de preestrenos que se desarrollará, desde mañana, en el Abasto.

Por Horacio Bernades
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El astro Gael García Bernal, en “El crimen del padre Amaro”.
Tras décadas de penumbra, el cine mexicano se encuentra en pleno resurgimiento, reconquistando el mercado interno y desembarcando con poderosas flotillas en los más importantes festivales del mundo entero. Sin embargo, esa nueva fase de expansión aún no se ha visto reflejada como debería en el resto de Iberoamérica, donde el prejuicio hacia el cine propio no se desvanece del todo. Más allá del culto a la obra de Arturo Ripstein, el batacazo representado hace tres temporadas por Amores perros y la buena acogida brindada el año pasado a Y tu mamá también, el público argentino no termina de familiarizarse con el cine producido por el gigante hispanohablante, de donde en años recientes llegaron también un par de comedias (exitosísimas en su país y mucho menos aquí) como Sexo, pudor y lágrimas y Vivir mata. La Semana del Nuevo Cine Mexicano –que la distribuidora Nu Vision presentará a partir de este jueves en el complejo Hoyts Abasto– permitirá ponerse al día con la producción de nuestros vecinos del norte no-gringo, representado en esta oportunidad por una decena de películas, entre las que se destaca El crimen del padre Amaro, el nuevo “tanque” que México echó a rodar hace un par de meses por el mundo entero.
La frase que encabeza la Semana (“El cine que mira la realidad”) es cierta sólo en parte, ya que entre las películas seleccionadas no falta alguna que otra comedia de intención bien industrial. Así como aquella que, más allá de su vocación provocadora, bien podría ser encuadrada en la tradicional categoría de dramón, como ocurre con la citada El crimen del padre Amaro. Tras despertar en el ámbito interno los demonios de los ultramontanos (sectores vinculados con la Iglesia llamaron al boicot y la censura) y arrasar con la boletería (en México ya la vio más de un millón y medio de espectadores), El crimen..., dirigida por el experimentado Carlos Carrera, se estrenará en enero en la Argentina y es la nominada por su país para competir por el Oscar al Mejor Film Extranjero. Basada en una novela finisecular del portugués José María Eça de Queiroz y con el protagónico de la nueva superestrella Gael García Bernal (Amores perros, Y tu mamá también y Vidas privadas; próximamente el Che de los Diarios de motocicleta), El crimen... presenta una espesa combinación de sexo eclesial, coqueteos heréticos y eróticos y vinculaciones de altos prelados con la guerrilla y el narcotráfico. Todo lo cual le aseguró atención y escándalos allí donde pisó, prometiendo recalentar también el verano argentino.
El conservadurismo clerical tampoco sale bien parado de Ave María (E. Rossoff, 2000), donde la española Ana Torrent sufre reclusión en un monasterio católico, en pleno siglo XVII. De las restantes películas que integran la semana, otras dos lograron buena repercusión en el exterior. En el caso de La ley de Herodes (L. Estrada, 1999), esta fabulita satírica sobre corrupción pueblerina en el México de los años ‘40 fue leída en todas partes como un transparente tiro por elevación dirigido al PRI, partido de gobierno durante más de medio siglo. La ley... ganó premios en varios festivales, desde el Sundance hasta La Habana. También en el Sundance, al año siguiente, salió premiada Sin dejar huella, la película más reciente de María Novaro, directora de Danzón. No es raro, ya que todo el mundo la califica de una Thelma & Louise a la mexicana, con la española Aitana Sánchez-Gijón asumiendo uno de los roles principales. Patriarcado, odios familiares y herencias ferozmente disputadas son la flor y nata de Por la libre, ópera prima de Juan Carlos de Llaca, que obtuvo una mención en el Festival de La Habana.
Del realizador más prolífico surgido en México en los últimos años, Fernando Sariñana, podrán verse las dos películas que filmó el año pasado (este año ya presentó otras dos). El segundo aire es una comedia sobre un triángulo amoroso de lados irregulares, mientras que Todo el poder logra ser, según las referencias, una lograda comedia negra sobre la violencia cotidiana en la poluida, gigantesca y sobrepoblada Ciudad de México. Si hay una película que hace honor a la frase que preside esta Semana de Nuevo Cine Mexicano, ésa es De la calle, ópera prima de Gerardo Tort que a lo largo del 2001 arrasó con los premios Ariel (equivalente mexicano del Oscar) y resultó reconocida también en el Festival de San Sebastián. Quienes la vieron coinciden en elogiar la dureza con que retrata la vida de los chicos de la calle, ganando realismo al estar encarnada por sus verdaderos protagonistas. Todo lo cual le valió no pocas comparaciones con Los olvidados, superclásico social-buñueliano de los años ‘50. Y que permitirá reconocer paralelismos entre la Argentina y México, tal vez como ninguna otra película del ciclo.

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