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Espectáculos|Miércoles, 12 de febrero de 2003
“CHICAGO”, “PANDILLAS DE NUEVA YORK” Y “LAS HORAS”, A LA CABEZA

El Oscar como un negocio de productores

Es un dato ineludible: las películas que arrasan en las nominaciones fueron producidas por los hermanos Weinstein para Miramax. Jack Nicholson y Meryl Streep alcanzaron un record, mientras que “Kamchatka” se quedó con las ganas y Almodóvar compite en dos rubros.

Por Horacio Bernades
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El musical de Rob Marshall alcanzó las trece nominaciones, apenas una menos que “Titanic”.
“And the Oscar goes to... Bob and Harvey Weinstein.” La frase no va a escucharse en la tarde-noche del 23 de marzo en el Kodak Theatre de Los Angeles, cuando tenga lugar la 75ª ceremonia de entrega del Oscar de la Academia. Sin embargo, no va a haber este año mayor ganador que los hermanos Weinstein, dueños y señores del estudio Miramax. Una cosecha espectacular de nominaciones, pocas veces igualada por cualquier otra compañía en toda la historia de los premios. Una cosecha que consagra el momento más dorado para el estudio que, desde fines de los años ‘80 y gracias a una agresiva política de marketing y producción, logró abrirse paso y llegar finalmente al lugar que ocupa hoy: el de un estudio que empezó siendo “chico” y ya está definitivamente instalado en las ligas mayores de Hollywood.
Máximos estrategas del lobbismo pro-Oscar, los Weinstein logran remontar así un par de años de estatuillas flacas, y lo hacen con cifras asombrosas: 38 nominaciones en total, incluyendo tres de las películas dominantes (Chicago, Pandillas de Nueva York y Las horas, esta última producida a medias junto con la Paramount). Teniendo en cuenta que los dueños de Miramax son además los productores ejecutivos de El señor de los anillos, sólo una de las cinco nominadas a mejor película (El pianista, que en la Argentina se estrenará en marzo) no les pertenece en absoluto, lo cual constituye una marca muy difícil de igualar. A las trece nominaciones logradas por Chicago, las diez de Pandillas..., las nueve de Las horas y las seis de Las dos torres (estas últimas compartidas con los estudios Paramount y New Line, respectivamente), los inspirados lobbistas lograron sumar otras mucho menos esperadas, sobre todo las seis que totaliza Frida, que no figuraba en los cálculos previos de casi nadie.
Es tal el poder de lobby de los hermanos que a la vista de las nominaciones resulta imposible determinar si se impuso la lógica o si en realidad fueron los Weinstein quienes se ocuparon –con sus intensivas campañas de marketing y promoción– de imponer esa “lógica” con antelación. En cualquier caso, los hechos mandan, y tanto Chicago (que con sus trece rubros alcanza el reducido lote de las históricamente más nominadas, apenas un voto por debajo de Titanic) como Pandillas..., Las dos torres, El pianista y Las horas (que se estrena la semana próxima en la Argentina) estaban en boca de todo el mundo en las evaluaciones previas. Respecto de las posibilidades que Chicago tiene de ganar (en la Argentina se estrenará el 6 de marzo), la historia del Oscar canta que casi nunca una película con semejante cantidad de nominaciones no resultó elegida la mejor. Una de las escasas excepciones la constituyó, el año pasado, La comunidad del anillo, primera parte de la saga de Peter Jackson. Seguramente este año Las dos torres correrá la misma suerte, ya que es un secreto a voces que Hollywood esperará a que la trilogía se complete, en el 2004, para recompensar a sus responsables.
Un posible “premio consuelo” podría tener lugar este año, si la Academia vota como mejor director a Martin Scorsese por Pandillas de Nueva York. Es que, créase o no, el director de Taxi Driver y El toro salvaje no tiene ni una estatuilla en su vitrina, y los académicos de Hollywood suelen no desperdiciar esta clase de oportunidades para reparar errores, bloopers y metidas de pata. Otro de los hechos salientes de este año es el record alcanzado por Meryl Streep, al conseguir su decimotercera nominación (a “Actriz secundaria”, por El ladrón de orquídeas, que se estrena mañana en la Argentina), superando nada menos que a la mítica Katharine Hepburn, que había totalizado “apenas” una docena. Doce nominaciones reúne también Jack Nicholson, con su cantadísima nominación por el protagónico de Las confesiones del señor Schmidt. Si se lleva el Oscar (cosa de la que nadie duda), Nicholson sumará cuatro estatuillas y alcanzará su propio record. Si el año pasado la Academia tuvo su año afroamericano –con Denzel Washington, Halle Berry y Will Smith subiendo al podio–, este año aparece dominado por las mujeres y el cine latino. Las tres protagonistas de Chicago (Renée Zellweger, Ca-
therine Zeta Jones y Queen Latifah) y dos de las tres de Las horas (Nicole Kidman y Julianne Moore) resultaron nominadas en bloque. A diferencia de Meryl Streep, que debió conformarse con el rubro de “Actriz secundaria”, Julianne Moore recibió el raro honor de una doble nominación: “Actriz secundaria” por Las horas y “Actriz protagónica” por Far from heaven (elegida película del año por todas las asociaciones de críticos estadounidenses, pero bastante relegada por la Academia).
Por el lado latino, al lado de las seis nominaciones para Frida (que aunque es producción angloparlante tiene fuerte raigambre mexicana) aparecen un par de sorpresas. Y tu mamá también y Hable con ella se enfrentan en la categoría “Guión original”, y Almodóvar competirá también en el rubro “Director”. Suena a sendas formas de compensación, en tanto las comunidades cinematográficas española y mexicana ignoraron a ambas, postulando para “Film extranjero” a Los lunes al sol y la finalmente nominada El crimen del padre Amaro. Sin embargo, hacerle un lugarcito en la cabaña del Tío Oscar a films hispanohablantes puede obedecer a razones bastante menos altruistas, sirviendo como estímulo para que la cada vez más numerosa comunidad latina en Estados Unidos consuma más cine.
Este año, el cine argentino deberá limitarse a mirar por televisión la ceremonia del 23 de marzo, ya que Kamchatka no le pudo seguir los pasos a El hijo de la novia y se quedó en el camino. La del 23 de marzo es en realidad una fecha tentativa para la ceremonia en el Kodak Theatre, ya que si George W. Bush decide descargar ese día una lluvia de bombas sobre Irak, podría aguarle la fiesta a Hollywood. Es por eso que ayer, a las 11 menos diez de la mañana, Frank Pearson, presidente de la Academia, cerró el anuncio de las nominaciones con una broma entre atrevida y de mal gusto, asegurando que “la Casa Blanca promete que el evento podrá celebrarse ese día... siempre y cuando la transmisión termine antes de la medianoche”. La pregunta del millón es, en tal caso, cuál de los dos shows anunciados para esa fecha tendrá más rating: el de Hollywood o el de Bush.

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