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Espectáculos|Viernes, 14 de marzo de 2003
EMILY WATSON HABLA DE SU ROL EN “EMBRIAGADO DE AMOR”, DE PAUL ANDERSON

“Soy como una lamparita que se enciende”

De paso por el Festival de Mar del Plata, la actriz de “Contra viento y marea” admite que es raro verla actuar junto al comediante Adam Sandler, pero que la sensación de “primera cita” le hizo bien al resultado final.

Por Martín Pérez
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Antes del éxito de “Contra viento y marea”, Watson se resignaba a cobrar el subsidio por desempleo.
“Mitad payaso, mitad santa.” Así es como Emily Watson describe hoy aquel personaje extremo con el que inició su carrera cinematográfica y que le cambió la vida, el de la esposa de un obrero lisiado en Contra viento y marea. “Tanto me cambió la vida esa película que antes de filmarla estaba llenando los formularios para el subsidio del desempleo. Y después terminé en Cannes, con todos los ojos puestos sobre mí. Fue todo muy bizarro y confuso... y también fantástico. Pero me tomó mucho tiempo acostumbrarme a ese nuevo estado de cosas”, le explica a Página/12 una Emily Watson que ya parece haberse acostumbrado muy bien a su nuevo papel en el mundo.
Prácticamente la única estrella de primer nivel del Festival de Mar del Plata, Watson fue homenajeada ayer por la noche en el Teatro Auditorium –la verdadera sede oficial del evento– con la entrega de una plaqueta de homenaje. Mientras tanto, y casi al mismo tiempo, en el cine Ambassador se estrenó Embriagado de amor, el film que sirvió como excusa para su presencia marplatense. Ultimo trabajo del director estadounidense Paul Thomas Anderson, el responsable de films como Boogie Nights y Magnolia, Embriagado... es una comedia romántica adorable y extrema, basada en un artículo que el director leyó en la revista Time, sobre un hombre que –gracias a un error en una promoción de alimentos– llegó a juntar la suficiente cantidad de millaje en una aerolínea norteamericana como para no pagar un solo pasaje de avión en el resto de su vida.
Apenas el punto de partida para su trama, la historia reúne a Emily Watson junto al humorista estadounidense Adam Sandler, y juntos forman una extraña pareja. “Es extraña porque yo supuestamente encarno a la clásica actriz europea, bien dramática, pero sin ningún sentido del humor, mientras que Adam es el clásico comediante norteamericano”, intenta sintetizar Watson, poniendo en palabras todos los prejuicios. “Pero lo cierto es que para nosotros también fue algo raro trabajar juntos”, confiesa. “Al punto que cuando nos conocimos, era como una primera cita. Los dos estábamos realmente nerviosos y torpes, volcando copas y todo eso.”
–Algo que funcionó muy bien en la película, donde aparentan estar en una permanente primera cita...
–Recuerdo que después que filmamos una de las primeras escenas, que fue la del encuentro en el bar que efectivamente es la primera cita entre nuestros dos personajes, Paul Thomas Anderson estaba increíblemente excitado con el resultado. Saltaba de aquí para allá, asegurándonos que habíamos capturado la esencia de la primera cita. Y la verdad que yo no entendía muy bien de dónde venía tanta excitación.
–¿Es verdad que cuando le ofreció este papel, usted le dijo que ya no quería llorar, gritar y morirse?
–Sí. Y él me dijo que quería hacer una película de hora y media (se ríe). En realidad lo que sucedió fue que cuando nos reunimos por primera vez, él aún no había escrito la historia. Pero venía de hacer Magnolia, así que quería lo mismo que yo.
–¿Cuál fue su primera impresión una vez que supo cuál era su papel?
–La verdad que en un principio me desconcertó. Porque casi no es un personaje, es alguien que se enciende como si fuera una lamparita. Y yo estoy acostumbrada a hacer trabajos bien naturalistas y psicológicos. Pero también fue una liberación. Paul me insistió para que no lo trabajase de ninguna manera. Debía encenderse dentro mío, y eso fue lo que hice.
Con treinta y cinco años y apenas ocho de carrera cinematográfica, Emily Watson es una actriz que logró algo que muy pocas actrices de su generación pueden vanagloriarse de haber alcanzado. “Es la calidez y la clase, pero sin ninguna pretensión”, dijo Paul Thomas Anderson de ella.Sin ser una actriz carismática ni una de esas estrellas taquilleras de Hollywood, Watson logró dos nominaciones al Oscar (una por su trabajo en Contra viento y marea, y la otra por el film Hillary & Jackie), acumulando un envidiable curriculum vitae a fuerza de interpretaciones memorables. “El único secreto de mi carrera fue que, desde el comienzo, algo dentro mío siempre me dijo ‘no hagas mierdas, no hagas basuras, sólo elegí los trabajos interesantes’. Así que lo único que hice es seguir esa voz. Y también estuve bien aconsejada. Porque me ofrecieron mucho dinero para actuar cosas como extraterrestres en el espacio. Y cuando uno viene de llenar los certificados de desempleo, todo ese dinero es difícil de rechazar. Pero incluso entonces, ante esas ofertas me sentía como tentada por el lado oscuro. Ahora no soy tan extremista, pero estoy agradecida por aquella reacción inicial, que no sé muy bien de dónde vino”, dice Emily, y se ríe.
–¿Cambió mucho desde entonces?
–Hace un par de semanas fui a una función de Contra viento y marea en Nueva York, y verla nuevamente me hizo pensar. No pude evitar pensar, por ejemplo, que ahora la haría de otra manera. Pero también noté que mi inocencia era realmente un gran valor. Una carencia de experiencia que hizo que la película fuese lo que fue. Fue todo un shock ver esa película otra vez. Lo que vi fue a alguien que realmente estaba aprendiendo mientras trabajaba.
Antes de viajar a Mar del Plata, Watson estuvo una temporada en Brooklyn, actuando nada menos que a las órdenes de Sam Mendes (Belleza Americana) en la puesta simultánea de dos obras de teatro: Tío Vanya, de Chejov, y Noche de Reyes, de Shakespeare. “Terminamos el domingo pasado, y el martes comenzamos a viajar para acá”, explica Watson, que cruzó por primera vez el Ecuador hacia el sur junto a su marido, el actor Jack Walters, a quien conoció durante su paso por la compañía de teatro Royal Shakespeare y al que se lo puede ver brevemente junto a ella en Golpe a la vida, el film en el que Watson compartió protagónico con Daniel Day Lewis. “Mendes eligió hacer juntas esas dos obras porque forman un hermoso par”, explica la actriz. “Son dos obras sobre amor no correspondido, dos exploraciones sobre el corazón humano: una muy luminosa y divertida y la otra francamente deprimente. Fue un trabajo muy duro porque mientras estrenamos una, ensayábamos la otra, así que no había lugar para nada más. Creo que por un tiempo voy a volver al cine. Quiero decir: amo el teatro, pero hay veces que saca todo el oxígeno de tu vida.”

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