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Espectáculos|Miércoles, 2 de abril de 2003
EL MUSICO LUIS EDUARDO AUTE Y LA GUERRA CONTRA IRAK

“El Imperio saldrá perdiendo”

A punto de presentar en la Argentina su nuevo disco, el autor de “La belleza” cuenta que en España la postura de Aznar “es inconcebible”.

Por Karina Micheletto
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Luis Eduardo Aute es músico, poeta, artista plástico y cineasta.
Luis Eduardo Aute es español, pero nació en Filipinas. Sus canciones comenzaron a sonar de este lado del Atlántico casi clandestinamente, en cassettes que pasaban de mano en mano, hasta que sus discos se editaron localmente. Con el tiempo, temas como “Los días del alba”, “La belleza”, “Las cuatro y diez” y “Dentro” lo elevaron a la categoría de músico de culto. Aute es músico y poeta, pero también cineasta y artista plástico. Su film Un perro llamado deseo, que le llevó cinco años de obsesivo trabajo (ver recuadro), acaba de presentarse en el Festival de Cine de Mar del Plata, y en poco tiempo se exhibirá en Buenos Aires. Si se le pregunta a Aute con cuál de estas actividades artísticas se quedaría, si lo obligaran, no lo duda: elige el cine. “Es el arte que sintetiza a todas las demás, y a su vez es creadora de otro lenguaje”, asegura. Y en segundo lugar, se queda con la plástica. De hecho, en su casa no tiene un estudio de grabación sino uno de pintura.
Al momento de esta entrevista telefónica, Aute está en Quito. Acaba de llegar de México, donde estuvo dando conciertos durante un mes, y se prepara para partir a El Salvador. De allí llegó ayer finalmente a la Argentina, donde el próximo viernes y sábado estará presentando en el Gran Rex su disco Alas y balas, después de tres años de no actuar aquí. Aute dice que tiene una relación especial con los argentinos. “Los paisajes y los decorados no me importan demasiado. Lo que le da vida a una ciudad son las personas, y yo me siento muy cómodo entre los argentinos. Es que ando con muchos laberintos en el coco, y ustedes son especialistas en el asunto. Encuentro que tenemos algo en común: estamos todos más pa’ allá que pa’ acá”, explica. Esa hermandad a primera vista fue la que lo llevó a recomendarle a Joaquín Sabina que trajera sus canciones a la Argentina, después de su primer viaje a Buenos Aires, a fines de los ‘80. “Me lo encontré en un bar y le dije: ‘Si tú dibujas tu lugar ideal, te sale Buenos Aires, ese sitio está hecho para ti’.”
–Usted nació en Manila y vivió allí hasta los 11 años. ¿Qué quedó en su herencia de Filipinas, además del idioma inglés?
–No lo sé, pero me dicen que en mis canciones hay una sensualidad distinta. Supongo que esa dosis de sensualidad, en el caso de que exista, es algo que me viene del trópico, y no de Europa. Será que me quedaron los colores, los olores y los sabores de aquel lugar.
–¿Será que de allí viene también la conexión especial que mantiene con el público femenino?
–Pues no sé si existe tal conexión, pero si es así me halaga. Siempre es mejor tener mujeres que hombres escuchándote.
–¿Cómo se ve la invasión estadounidense a Irak desde España?
–Supongo que con mucha rabia e impotencia. Digo “supongo” porque hace más de un mes que estoy de gira. Estuve en la primera gran manifestación de protesta en Madrid, el 15 de febrero, y a partir de entonces fui siguiendo las movilizaciones por la televisión. Lo que veo es que son cada vez más feroces. Nadie entiende la postura pro Estados Unidos de Aznar, ni siquiera algunas cuantas gentes de su partido están de acuerdo. Para todo el mundo es inconcebible. No es miedo lo que hay en las calles de España, es rabia, impotencia, y también desconcierto. Es tanto el divorcio entre la postura oficial del gobierno y lo que en realidad ocurre en España, que nadie logra entender del todo cómo Aznar terminó codo con codo con el imperio.
–¿Qué rol les cabe a los artistas en situaciones límites cómo esta?
–Lo que están haciendo todos, salvo raras excepciones: denunciar la situación dentro de sus capacidades, manifestar el repudio como se pueda. Estar activos, ya que no se pudo evitar la invasión, intentar detenerla. Esto va a ser más largo de lo que se piensa. No va a ser tan fácil democratizar un país a punta de cañón, y el rechazo en forma de guerrillasy de terrorismo auténtico será brutal. Creo que aún ganando su guerra, el imperio saldrá perdiendo de todo esto.
–¿Qué cosas se pueden lograr con una canción?
–Una canción es una búsqueda. Es una manera de intentar ser más imaginativos, más libres, más seres humanos. Ese es su objetivo último. Si con una canción o un puñado de canciones se puede lograr que alguien sea un poquito más sensible, más inteligente, si se puede lograr que haya algún tipo de reflexión sobre un tema, se habrá cumplido la misión del artista. Y eso es bastante en estos tiempos de absoluta estupidez que estamos viviendo, en una época que ya no es de pensamiento único, sino de pensamiento cero.

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