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Espectáculos|Sábado, 21 de junio de 2003

“La televisión y yo”, un recuerdo que recupera imágenes de tiempos idos

El documental de Andrés Di Tella, que se verá hoy en el Malba, examina una era de la TV de la que ya casi no quedan rastros.

Por Mariano Blejman
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Di Tella arranca del nacimiento del medio, el 17 de octubre de 1951.
“Las primeras imágenes sólo quedan en la memoria de los televidentes.”
Hubo una época en la que la participación personal de un realizador cinematográfico en un trabajo, ya fuera documental como de ficción, no era del todo bien vista. Sin embargo, desde hace tiempo, pareciera que la nueva costumbre consiste en que los directores se incluyan a sí mismos dentro de sus trabajos audiovisuales. Este es el caso de Andrés Di Tella, quien a modo de preestreno emitirá en el Malba (hoy a las 22) su film La televisión y yo dentro del ciclo “60-90”, sobre los ejes del pasado y el presente. El documental del realizador de Montoneros, una historia y Prohibido, sobre la dictadura militar, utiliza su propia historia como excusa para hablar de los primeros pasos de la televisión argentina. Habla desde sus inicios como si se tratara de “notas en una libreta”, sobre esas imágenes que hoy están definitivamente perdidas, que ya no existen. Puede decirse que –en este caso– la licencia de la propia inclusión en el proyecto es justificada. Andrés Di Tella es hijo de Torcuato Di Tella, actual secretario de Cultura de la Nación del gobierno de Kirchner. Y el abuelo de Andrés, también Torcuato, fue aquel creador de la empresa Siam-Di Tella, una de las pioneras (y la más grande de carácter nacional) de las que hizo aparatos de TV en el país. Televisores en los que ahora Andrés mira televisión. Además, en el film Andrés se encuentra –un poco azarosamente– con Sebastián Yankelevich, una especie de “hijo bastardo de la televisión” de la familia de don Jaime Yankelevich, el mismo que trajo la televisión al país el 17 de octubre de 1951.
Cuando era chico, Andrés Di Tella tuvo que emigrar durante 7 años a Estados Unidos. “Cuando volví me di cuenta de que no tenía recuerdos de la televisión”, cuenta el realizador. “No me acuerdo de ‘La nena’, nunca vi a Biondi”, dice Di Tella, quien extrapola la licencia: sus amigos hablan de la televisión que ellos sí recuerdan. “Contar esto es medio vergonzante”, dice uno de los amigos del realizador. Mex Urtizberea (hijo de Raúl Urtizberea, “El abogado del diablo”) aparece dedicado a “Magazine For Fai”, que ¿homenajea o parodia? el formato de la primera televisión con sus increíbles niños actores. Y resulta simpático también encontrar al padre de Andrés, el funcionario Torcuato, jugando con un perrito y caminando por los pasillos de su casa para recordar al fundador de la empresa Siam-Di Tella, donde trabajaron 10.000 personas. “Mi generación nació con la tele prendida”, dice Andrés. Se pueden observar divertidas imágenes sobre la gente amontonada frente a las vidrieras del centro. “Lo que vieron los primeros televidentes sólo queda en sus memorias”, dice Di Tella. La primera década de la televisión ya no existe. Por ahora, sólo queda una cosa: un noticiero de 1955 que reporta el después de la caída de Perón.
Desde otro lado aparece hablando Sebastián, bisnieto de Jaime Yankelevich, quien habla del imperio que construyó su bisabuelo, del cual nunca pudo participar. Aunque el nacimiento de esa empresa de Yankelevich parece esconder un secreto. ¿Tal vez un asesinato? Es como si toda la familia guardara esa información y no estuviera dispuesta a revelarlo. La tele no habla de la tele. “Yankelevich y Di Tella fueron la vanguardia de un proyecto de país que se perdió. Y sus aparatos son como sus ruinas”, opina Di Tella. Yankelevich comenzó poniendo publicidad de sus productos en la radio. Luego se endeudó “peligrosamente” para comprar una radio y, con Radio Belgrano ya en el aire, fue capaz de crear verdaderas conmociones en las provincias cuando hacía giras con las figuras más renombradas. Jaime Yankelevich se jactaba de haber sido quien presentó Eva a Perón. “Evita es un producto de Yankelevich”, dice Di Tella. Después de varias idas y vueltas, Perón le arrebató sus radios aunque él se quedó al frente. Y fue también en el gobierno peronista donde Yankelevich se apoyó para crear la TV.
La relación entre la historia de la televisión, la historia de la industria argentina, los creadores de sus imperios y los karmas de sus hijos por mantener o destruir esa herencia quedan retratados durante todo el trabajo. Torcuato Di Tella cuenta que su padre, Torcuato, amenazó con suicidarse cuando se enteró que su hijo no quería seguir trabajando en la empresa. Aunque luego se autocrítica: “Fuimos responsables, aunque sea por omisión, de no saber mantener la empresa”, confiesa Torcuato, el secretario, hermano de Guido Di Tella, ex canciller de Carlos Menem. “Vivir afuera provoca una pérdida de raíces”, dice Andrés Di Tella. Casi nada queda de la televisión de los primeros años: Andrés habla de recuerdos que no tuvo y los sucesores de aquellos pioneros –por decisión o por consecuencia de los actos de sus ancestros– quedaron excluidos de sus propias historias. O, mejor, comenzaron a construir la suya propia.

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