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Espectáculos|Lunes, 16 de febrero de 2004

Los Auténticos Decadentes llevan su propio carnaval a todas partes

Unas 15 mil personas participaron de la fiesta musical propuesta por la banda, en la plaza de Figueroa Alcorta y La Pampa.

Por Roque Casciero
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Los Deca en el ciclo de recitales solidarios organizado por el GCBA.
Se juntaron nueve mil libros que serán donados a bibliotecas.
Mientras los Auténticos Decadentes subían por primera vez al escenario del ciclo de Recitales Solidarios que organiza el gobierno porteño, el sol daba a pleno sobre la plaza de Figueroa Alcorta y La Pampa. Claro, eran las tres de la tarde del sábado y el combo polirrítmico había llegado hasta allí para probar sonido. A esa hora, el público sólo podía estar constituido por curiosos que habían ido a tomar sol. Sin embargo, ahí estaba Andrea Fabiana, 32 años, fan acérrima de los Deca capaz de hacer cientos de kilómetros con tal de ver a su banda favorita. Esta vez, el trayecto desde Coghlan le había resultado más corto que cuando se montó en un tren hacia Arequito. “¿Qué hacés, Oaky?”, la saludo el percusionista Animal Trípodi, y, al pie del escenario, ella sonrió con gusto. El seudónimo, contará más tarde, se lo puso el cantante Cucho Parisi una noche en la que se volvió de una bailanta de Monte Grande en el micro de la banda. A las 20.30, el panorama en la plaza es bien diferente: hay 15 mil personas esperando por los Deca, por una de esas noches de fiesta como sólo ellos pueden proponer. Andrea/Oaky se cuelga como puede de una valla medio metro más alta que ella, justo frente al centro del escenario, para no perderse un detalle de la celebración popular pese a los empujones. Casi en éxtasis, canta cada sílaba de hits como La guitarra y El murguero, pero también de temas menos famosos como Yo puedo o La chica del sur. Y es entonces cuando piensa que sí, que la espera desde las 3 pm valió la pena.
Los chicos y chicas como Andrea, que pelean por un lugar cerca del escenario, son un porcentaje pequeño en la multitud. Lo que abunda en la plaza son las familias: el papá con algún crío en los hombros, la mamá comprando un globo para el niño o acercando libros para las Bibliotecas Comunitarias (se juntaron nueve mil). También hay damiselas a las que pibes más chicos se devoran con la vista y, por supuesto, varios piratas de cacería. Todos saltan y bailan cuando los Decadentes abren la puerta de la fiesta con Sigue tu camino, la canción que da nombre a su último (y muy recomendable) trabajo. El espíritu de celebración colectiva es la clave de la noche, aunque no haya más motivos para el festejo que un puñado de canciones populares y las ganas de todos de pasar un buen rato.
Los Auténticos Decadentes han recorrido un largo camino desde aquellos tiempos en que ninguna compañía quería publicar su álbum debut (vaya visión comercial: el disco traía hits como Vení Raquel y Entregá el marrón). A esta altura, el nombre de la banda es sinónimo de entretenimiento. Está bien que así sea, por supuesto, pero hay más por descubrir. Hace rato que Jorge Serrano (autor de La guitarra y Loco tu forma de ser) es una de las mejores plumas del rock argentino, hecho certificado por canciones recientes como Un osito de peluche de Taiwán y Perro celestial. Y no es el único Decadente con joyas del repertorio popular en su haber, porque el bajista Pablo Armesto, Cucho Parisi, DiegoDemarco y el invitado permanente Fabián Sayans firmaron varios, desde Los piratas hasta Una prima lejana. La madurez del grupo también es evidente en sus últimos trabajos, más ricos aunque con menos impacto inmediato.
En vivo, si bien la banda suena más compacta que antes, no es raro escuchar alguna desafinación, desconcentraciones o un tema que se pierde en el bardo. Es parte del espíritu del grupo, como que El Francés Bernardou salga en La guitarra a mojar al público con un aparato de fumigación, que suban al escenario los hijos de los músicos, que éstos cambien de instrumentos o que celebren la vuelta del Carnaval vestidos con máscaras de luchadores mexicanos. Tal vez la mejor imagen para explicarlo sea la del final del show del sábado, en el que cada miembro de la banda se puso una remera con una letra para formar el título de su nuevo disco, sin que nadie reparara en que a Cucho le habían estampado una n en lugar de una u (decía “Signe tu camino”). “Si no nos pasaran cosas así, no seríamos los Decadentes”, se reiría más tarde Serrano. Qué bueno que les pasan, entonces: es una fortuna que para el ánimo de todos estos doce tipos que andan por los 40 todavía quieran tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de su voz.

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