Espectáculos|Viernes, 2 de abril de 2004

Por Cristian Vitale

Dado el éxito del festival en 2003 –25 mil personas en tres días–, San Pedro encaró con otras perspectivas la nunca fácil tarea de convertirse en meca rockera. Durante tres días (hoy, mañana y pasado) y con la presencia de 24 bandas, entre consagradas y under, más el plus extra-rocker de la Mona Jiménez, la bella ciudad nexo entre Buenos Aires y Rosario –la separan unos 200 kilómetros de cada una– prevé un fin de semana a pleno, potenciado por su carácter de largo y víspera de Semana Santa. “Estamos contando los días para estar. El año pasado no pudimos tocar, por lo que las ganas son dobles. Seguramente nos vamos a encontrar por primera vez con un público que nunca nos vio y esto hace que la expectativa se duplique: dar una buena impresión y ser parte de este festival, muy cualificado por las bandas que lo integran”, resume Gustavo Rowek, actual baterista de Nativo y ex de V8 y Rata Blanca, seguramente reflejando lo que implica el festival para la mayoría de las bandas en cartel, que no son las mismas que en 2003.
En efecto, el San Pedro Rock versión 2004 no contará con figuras clave como Attaque 77, Bersuit y León Gieco, que cerraron la edición pasada ante 15 mil personas; tampoco estarán Los Pericos (entrenando nuevo cantante) ni Divididos, que el año pasado demolió el escenario del estadio municipal José de San Martín, como broche de la segunda jornada. Los reemplazantes, sin embargo, no quitan brillo: además de Nativo, debutan Súper Ratones, Carajo, Almafuerte, Arbol, El Otro Yo, Fito Páez, Rata Blanca y Las Pelotas. “Es la primera vez que vamos a tocar en San Pedro y es una excusa bárbara para presentar nuestro primer disco y adelantar los temas del próximo. Presentar temas nuevos frente a un público también nuevo antes de grabar es una forma de testear si gusta o no. Nos cabe tocar en este tipo de festivales, sobre todo por la variedad de público y músicos que concentran”, reconoce Marcelo Corvalán, de Carajo, en sintonía con la tolerancia que deviene de la grilla.
El resto de las bandas “consagradas” ya estuvo antes: al igual que el año pasado, Babasónicos cerrará la primera jornada y están confirmados Vicentico, Pappo, Catupecu Machu, Infierno 18, los rosarinos de Cielo Razzo y La Mississippi. “El año pasado fuimos muy bien recibidos por el público... espero que se repita. Pensamos mostrar parte de nuestro nuevo material y repasar algunos clásicos, para mechar canciones de Siete vidas”, adelanta Juan Carlos Tordo, baterista de Mississippi. En el mismo sentido se manifestó la gente de Las Pelotas. “El set incluirá temas clásicos de batalla y quizás alguna sorpresita sumesca”, adelantaron los hombres de Nono.
La pluralidad del evento se manifiesta también en el lugar otorgado a bandas under –regionales y nacionales–, que accedieron al cartel tras ser elegidos en un prefestival realizado hace 15 días. Actuarán El Abuelo (Lomas) y Riddim (Capital), ganadores de la preselección nacional, y Buffer (San Pedro) con Hermanos de la Calle (Escobar), elegidos entre unos diez grupos de la región. “Tenemos una responsabilidad enorme por abrir el festival, y la idea es empezar bien al palo para que no se olviden de nosotros. Será una buena oportunidad para una banda que la viene remando sola desde hace años”, resume Martín Melidore, guitarrista de Hermanos de la Calle.
En términos económicos, el “paquete” está listo: el abono para los tres días cuesta 39 pesos, mientras que la entrada individual vale 15 pesos –anticipada– y 20 en la puerta. Para los que vayan desde Capital, el pasaje en micro cuesta 12 pesos promedio, y en tren, desde Retiro, entre 8 y 10 pesos. Alojarse, como siempre, es más económico en carpa: el camping de San Pedro que costea la laguna cuesta 4 pesos de estadía por día, mientras que las habitaciones de hotel y los bungalows no bajan de los 35 pesos.

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