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Espectáculos|Jueves, 8 de abril de 2004

Una sala dedicada al circo criollo

Es la Sala Piolita, de Chile al 1500, donde durante todo este año se presentará una nutrida agenda de espectáculos circenses.

Por Oscar Ranzani
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Los hermanos Videla comenzaron a gestar esta idea hace quince años.
Buenos Aires ofrece una variada gama de espectáculos de teatro, cine, danza y música. Sin embargo, con el tiempo, actividades representativas de la cultura popular quedaron en desventaja con respecto a otros espectáculos. El circo es una de ellas. Buscando saldar esta diferencia, los hermanos Jorge Luis y Oscar Videla, payasos de alma y estirpe, fueron por más. Como resultado, desde marzo, en la sede de Chile 1584 funciona la primera sala de circo argentina. Bautizada como Sala Piolita en homenaje al padre de los Videla –también payaso–, este espacio permitirá que todo el año se presenten números de circo en la ciudad.
El primer sueño de los hermanos Videla se concretó en 1982, cuando fundaron la Escuela de Circo Criollo, segunda experiencia en Latinoamérica de este tipo, después de la escuela cubana creada en 1976. El lugar de surgimiento, cuenta J. Videla, fue la parroquia Nuestra Señora de la Paz, en Wilde. El cura tercermundista Eliseo Morales (ya fallecido) “tenía un comedor-vivienda para niños carenciados y huérfanos adonde iban chicos de Villa Dominico, Lanús, Villa Ofelia”. Fue entonces que los Videla le propusieron al cura “hacer una escuela de circo para niños, de carácter social. Se abrieron las puertas y ahí nace”, comenta el payaso. Después la sede cambió de lugar y estuvo en Lomas de Zamora, Primera Junta, Núñez. Por sus pasillos pasaron 1500 alumnos.
“Es un sueño. Es como las escuelas que tienen un salón de actos. Bueno, esta escuela tiene una sala de circo”, comenta emocionado J. Videla. Los Videla alquilaban la parte delantera del local de Chile al 1500 y atrás había una canchita de fútbol. Un día, cuando cerró la canchita, los propietarios les ofrecieron quedarse con la parte trasera del local y como la escuela iba creciendo aceptaron y reformaron esa parte del predio. Actualmente las instalaciones tienen una capacidad para 500 espectadores y su estructura reproduce la pista de una carpa de circo tradicional, posee diez metros de altura y permite el andamiaje de trapecios, cuerdas marinas, indianas, telas y otros elementos de la práctica circense. La idea es ir rotando espectáculos. Hasta mayo se presentarán tres compañías de circo.
La compañía Circo Chico, nacida en la Escuela de Circo Criollo en 1995, presenta el espectáculo Otra vez de nuevo, otra vez II los sábados a las 21 y los domingos a las 18. Alba Richaudeaud y Gabriel Bonini combinan un espectáculo de destreza con mucho humor. Circo Chico presenta números con cuerdas indiana y marina, pirofagia (juego con fuego), equilibrio sobre rodillos y escapismo, entre otros. La etimología del nombre del grupo refiere a la multiplicidad de disciplinas que realizan dos personas.
Otra compañía, Circo Xiclo, se presentó por primera vez en una carpa de Villa Carlos Paz hace tres años. Agridulce, que actualmente están presentando en la Escuela los viernes a las 21 y los sábados a las 22.30, ya pasó por las calles de Italia, España y Alemania. Uno de sus integrantes, Fernando Santillán, describe que el espectáculo “tiene poesía. Se van fusionando la música, el humor, los números circenses pero con esta vuelta poético-teatral”. Otra característica es que “los mismos artistas van rotando con la música: el alambrista toca el bajo y el payaso toca la batería”, indica Santillán.
Circovachi fue fundada por el payaso Chacovachi hace diez años en la localidad costera de San Bernardo. Antiópera, su espectáculo que ya tiene dos temporadas, se presenta los viernes a las 22.30 y los domingos a las 20. “La estrella principal es el payaso”, dice la intérprete Maku Jarrak. “Alrededor de eso están nuestros números. Tratamos de mostrar el humor en todas las facetas que podamos. Por ejemplo: técnicas de cine mudo, gags y el humor intelectual que es lo que hace el payaso. Chacovachi baja línea todo el tiempo: cosas de política y que pasan en el mundo. Es un humor muy reverente y popular”, describe la artista.

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