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Espectáculos|Martes, 17 de agosto de 2004

Aquella Operación Masacre reflejada en la pantalla

En Los fusiladitos, que se estrena el jueves, la documentalista Cecilia Miljiker entrevista a Héctor Benavídez, sobreviviente de los asesinatos de José León Suárez.

Por Mariano Blejman
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El punto de partida de Miljiker fue el texto de Rodolfo Walsh.
La imagen que da el entrevistado central de Los fusiladitos es –al menos– patética: se trata de Héctor Benavídez, un testigo fundamental en la historia que el escritor Rodolfo Walsh investigaría en su libro Operación Masacre, sobre el hecho ocurrido el 9 de junio de 1956, cuando un grupo de militantes peronistas fueron fusilados, pero no todos murieron. El entrevistado Benavídez no recuerda lo que vivió, apenas asiente lo que su mujer le indica. Es un sobreviviente del fusilamiento perpetrado por la Revolución Libertadora contra un grupo de la Resistencia peronista en los basurales de José León Suárez, que también retrató en cine el director Jorge Cedrón. Pero el testigo no se acuerda nada: los libros dicen que resistió el rafagazo, pero él nada. Es una imagen simbólica para un país acostumbrado a olvidar su historia: Benavídez apenas recuerda que una vez vivió. Para colmo, falleció antes del estreno del film.
Es todo bastante triste: la cineasta Cecilia Miljiker lo entrevistó un año antes de su muerte para el documental Los fusiladitos, que se estrena este jueves, tras un interesante recorrido por festivales locales e internacionales (La Habana, Fribourg, Santiago de Cuba, Lérida, Cartagena, Nueva York y Mar del Plata). Miljiker había leído la novela de Walsh y recién en 2000 pensó que la historia podía ficcionarse. Armó el guión, convocó a un grupo de actores, hizo un casting grande, comenzó a rodar, pero se dio cuenta, dice, de que la historia daba más para un documental. Los fusiladitos es también la búsqueda de Miljiker por retratar la historia de unos muertos que no fueron, perdidos en la nebulosa de los tiempos.
“La película me sirvió de excusa para escribir el prólogo y el epílogo de esa época”, cuenta Miljiker. “La historia del país fue demasiado tremenda en los ‘70 como para recordar la época de la Resistencia peronista con detalle. Pero a mí siempre me interesaron los ‘50 como génesis del modelo de país que se discutiría después”, dice la directora. Tampoco la directora recuerda mucho la época en que filmó el trabajo. Ha transcurrido mucho tiempo hasta poder darle luz a Los fusiladitos en salas comerciales. De esta historia nadie recuerda nada, pero al fin el film llega a las salas. Apenas el trabajo es el testigo de sí mismo.
Miljiker visitó a muchos de los viejos militantes de la época (todos pasaban los 70 años), pero a Benavídez lo encontró de casualidad cuando lo daba por perdido. Según cuenta ella, el teniente coronel Desiderio Fernández Suárez le ordenó al comisario Rodríguez Moreno el fusilamiento: “Cuando empecé a hacer el documental Fernández Suárez estaba vivo. Y Juan Carlos Livraga, otro sobreviviente, se fue a vivir a EE.UU.”, cuenta la directora. Con el personaje, Miljiker estuvo al menos tres o cuatro horas, en una entrevista que parece navegar por el olvido de Benavídez. “Es una lástima, porque él era muy amigo de Julio Troxler, otro de los sobrevivientes, que llegó a ser jefe de policía de Cámpora y murió unos años después”, cuenta la directora. Después, Miljiker consiguió la colaboración de Leonardo Favio, quien le cedió derechos de sus audios de Sinfonía de un sentimiento de Eva Duarte y Juan Domingo Perón.
A Miljiker siempre le pasó eso de empezar un proyecto de ficción y terminarlo como documental. Había intentado hacer un cuento de Borges, La muerte y la brújula, y terminó haciendo uno con chicos de la calle. También hizo un corto de un minuto sobre dos chicos de la calle, el documental apócrifo Sábado a la noche, domingo a la mañana, y ahora quiere hacer una ficción que está escribiendo. “Es mi eterno karma”, cuenta. Aunque en Los fusiladitos la necesidad de la directora era enfrentarse con el pasado, buscar los personajes que habían vivido lo que ella leyó: los pocos que habían resistido un fusilamiento (y obviamente los que no), además de los testigos directos. Aunque Miljiker termina contando en Los fusiladitos la historia diminuta de personajes medio vivos, medio muertosque andan por ahí: son los fusiladitos de la Libertadora que resistieron el paso del tiempo. “Pero mi relación con la Resistencia es ambigua; por un lado veo el valor de gente que dio la vida por un ideal. El problema es que yo no daría la vida por nada. Ni por un ideal, ni por nadie.”

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