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Espectáculos|Miércoles, 13 de octubre de 2004
ENTREVISTA A VIVIAN IMAR Y MARCELO TROTTA

“Hoy estamos como cuando ellos vinieron a este país”

Los directores explican el sentido del documental Legado, que relata los inicios de la inmigración judía en Argentina.

Por Mariano Blejman
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Legado, de Imar y Trotta, se estrena mañana en Hoyts Abasto.
Aunque suele decirse que la historia es cíclica, cada vez que vuelve el ciclo tiene diferentes matices. Porque en el mismo pueblo que hoy se conoce como Palacios en Santa Fe, donde arribó el primer grupo grande de inmigrantes polacos judíos y quedó “depositado” en 1889 a la buena de Dios, allí mismo, vive ahora un grupo de refugiados de la inundación que sufrió la provincia de Santa Fe, a más de un siglo de la llegada de aquellos colonos iniciáticos. De vuelta, sin nada. De eso se dieron cuenta los realizadores Vivián Imar y Marcelo Trotta cuando fueron a presentar la película Legado, que se estrena mañana en el Hoyts del Abasto, única sala comercial. “Estamos como cuando ellos vinieron a este país”, reflexiona Trotta en entrevista con Página/12.
La historia que cuenta Legado –con el aporte de la Fundación Raoul Wallemberg– es la de los albores de la inmigración judía en Argentina, a través de los hijos o nietos de sus protagonistas. Porque aunque algunos habían llegado de forma esporádica, se tiene a la llegada del barco de vapor de pasajeros y carga alemán “Wesser” (que arribó al puerto de Buenos Aires el 14 de agosto de 1889) como el inicio de la colonización agrícola judía en Argentina. Eran unas 820 personas preparadas para tamaño desafío, que escapaban del régimen zarista y los pogroms. Venían de Kamenetz Podolsk, capital de Podolia, al oeste de Ucrania. Llegaron a unas tierras que no existían, aunque les habían dicho que eran reales. Pero no había más que un puñado de pasto sin trabajar.
Hubo momentos de tensión: las más de cien familias vieron sus sueños tirados por la borda. Pero mediante gestión del presidente y el rabino de la Congregación Israelita de Buenos Aires consiguieron que el terrateniente Pedro Palacios ofreciera parte de sus tierras para resolver la complicada situación. Trotta e Imar pudieron reconstruir buena parte de los nombres reales de los viajeros que llegaron en 1889. “Fue una gran epopeya. Hicieron un aporte muy valioso al país. Ellos trajeron los primeros conceptos de cooperativas, crearon centros culturales, bibliotecas, teatros. Es una lectura de la Argentina actual también: de cómo armar un país donde no había nada”, dice Imar.
Pero el terreno ofrecido, nuevamente, no tenía nada de lo que Palacios había acordado. Ese mismo terreno donde hoy vive un grupo de ex inundados de Santa Fe fue de algún modo el nacimiento de los “gauchos judíos”, una rareza en el mundo de ese entonces, la del pueblo judío trabajando la tierra. Pero para eso faltaría bastante: un poco después el médico higienista Wilhem Loewenthal le dijo al barón Mauricio de Hirsch que se podía ofrecer hogar seguro a los suyos.
Hirsch fundó la Jewish Colonization Association (JCA), organización filantrópica que patrocinó asentamientos en lugares como Basavilbaso, Domínguez, Villa Clara, de Entre Ríos; Moises Ville, Las Palmeras y Palacios, en Santa Fe; y Carlos Casares y Médanos, en la provincia de Buenos Aires. Trotta cuenta cómo fue la investigación: “Nos reunimos con una historiadora, Ana Weinstein, con la cual empezamos a unificar el relato. Después viajamos a buscar a gente que podía contar esta historia de los pueblos de Santa Fe, Entre Ríos, provincia de Buenos Aires. La mayoría hablaba el idish todavía. En casi todos los pueblos se conserva una sinagoga, los cementerios, las bibliotecas, los teatros”. Se reacondicionaron salas en Moises Ville, y se rescataron muebles y objetos.
Hay otro testimonio más en Legado, que es el de un lenguaje que hoy está en extinción. La voz es de Shifra Lerer, nacida en una de las colonias, cuya abuela llegó en el famoso “Wesser”, radicada en Nueva York desde hace años, además participante de films de Woody Allen como Los secretos de Harry, entre otros. “El idish era hablado por 12 millones de personas”, cuenta el director Trotta, que comenzó a registrar los testimonios en 1992, con la idea de Baruch Tenembaum. Viejos colonos que rondaban los 80 años como Vera Zajaroff, Olga Kiper, Fanny Trumper, Palmira Stein recuerdan así la hazaña de sus abuelos.
El preestreno de Legado en algunos de los pueblos que fueron partícipes de esta historia provocó, por un lado, que aquellos recuperaran el protagonismo al preservar visualmente su memoria. Además, los nietos de los nietos agradecieron lo extraordinario de ver a sus propios abuelos hablándoles de algo que todavía no aprendieron. “La idea era conservar la memoria de la gente”, cuenta Trotta. Muchos pensaban que nunca les iban a hacer devolución de lo que el pueblo dio durante el rodaje. Por eso el preestreno se hizo en Moises Ville, “donde nos agradecieron por contar su historia”, mientras que en Villa Domínguez fueron declarados “visitantes ilustres”.

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