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Espectáculos|Sábado, 18 de diciembre de 2004
MAÑANA CON EL DIARIO, UN CD CON
GRANDES ARTISTAS A BENEFICIO DE LA CASA DEL TEATRO

Un corazón de León para unir las voces

León Gieco tuvo la idea. Esteban Morgado puso la guitarra. Y actores y actrices, algunos cantantes profesionales y otros no, grabaron un disco para ayudar a la Casa del Teatro.

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León Gieco, autor de la idea, se reconoce con “las antenas paradas para lo solidario”.
Por Moira Soto

Más, mucho más que un disco, Las estrellas no sólo brillan en el cielo es un gran gesto altruista de parte de sus hacedores y un documento único que reúne a una gran diversidad de actrices y de actores que cantan, algunos/as profesionalmente, otros/as por pura afición. Maestros/as de la escena con una importante historia detrás y jóvenes que hacen rendir sus talentos; edades, estilos y registros muy diferentes realzan esta edición que –por las circunstancias en que fue realizada– tiene toda la frescura, la respiración emocionada de una grabación en vivo. Aunque no haya sido hecha frente al público sino en una cocina, con intérpretes trémulos como en la noche del debut, productores con alas de ángeles guardianes, un técnico de campanillas y un guitarrista prodigioso.
La buenísima idea iluminó, cuándo no, a León Gieco cuando Pablo Trapero le propuso que actuara en Familia rodante: “No quise, sentí como una especie de culpa, pensé que no era lo mío, que no podía sacarle el trabajo a los actores profesionales. Pero en ese momento supe lo que tenía que hacer: ya está, me dije, el disco que quiero producirle a Esteban Morgado va a ser con actores cantando, a beneficio de la Casa del Teatro. Sucede así cuando tenés las antenas paradas para hacer trabajos solidarios”. Miren quién habla: el tipo que dona sus shows a comunidades indígenas, a comedores populares, a fábricas recuperadas, que acompaña a las Meretrices Argentinas cuando marchan pidiendo justicia.
Naturalmente, Morgado se prendió en seguida: “Cuando León me cuenta su idea, le digo: ‘Loco, eso es maravilloso, genial, cierra por todos lados. Dale, vamos a convocar gente’. Y lo empezamos a armar. Como yo hago el programa Letra y música con Silvina Chediek, a los actores que venían les contaba el proyecto y se enganchaban todos... Conmovedora la solidaridad y la buena onda. Ahora que ya está hecho, este disco me llena de orgullo. Algunos temas van a quedar como incunables, me parece, versiones únicas de figuras tan queridas. Y en el medio está Página/12, que pone todo su apoyo, que no gana un mango, es alucinante, y León con esa coherencia que lo distingue, inclaudicable: me saco el sombrero”. El disco saldrá a la venta mañana, precisamente con la edición de este diario.
León Gieco sabe bien de las necesidades permanentes de la Casa del Teatro y alguna vez hizo un recital en su beneficio. Confiesa que “personalmente me siento muy agradecido a los actores: me gusta ir al teatro, verlos por televisión, no me pierdo una película argentina. A lo mejor en algún lugar escondido yo soy actor. Y cuando me los encuentro en alguna entrega de premios, por ejemplo, mirá lo que me pasa: me aparece la cholulez. Creo que a los actores les pasa algo parecido con los cantantes: nos envidiamos mutuamente”. Y cuenta: “La primera experiencia con Gogó Andreu fue maravillosa. Pude valorar lo genial que es este tipo, el dominio increíble que tiene de sus recursos. Al tenerlo a él como primera figura participante, con esa calidad, no nos quedó otra que seguir adelante. Toda la etapa de grabación fue tremendamente emocionante”.
“Hay dos tipos que no quiero dejar de nombrar, por favor”, pide Morgado. “Osqui Amante, el técnico que además de grabar, masterizó y mezcló, socio de León, que puso toda la energía. Y por supuesto Luis Gosetti, amigo del alma, mentor de la idea junto con Gieco. En cuanto al proceso de grabaciones, bueno, nos juntábamos en la cocina mientras Osqui hacía un café o un mate, íbamos viendo qué tema hacer. Y en general, quedaba la toma uno, dos, tres, no mucho más. Algo mágico. Siempre se trató de que aparecieran el actor o la actriz más que los cantantes. Mucha adrenalina, una entrega incondicional. Yo terminaba a veces llorando, con una emoción que me explotaba en el pecho.”
Las estrellas no sólo brillan en el cielo abre con Cuidado con el diluvio, de y por Gogó Andreu, cuya voz suena plena de intención, desenvoltura, horas de vuelo que se traslucen en un fraseo magistral. “Uh, mamita, ¿cómo está la grabación?”, pregunta humildemente Andreu, quien aún no oyó el disco. “Yo soy un diseur, no un cantante, ¿me entendés?” Y frente a los elogios de la cronista, agradece: “A esta altura de mi vida es muy bueno poder recoger algo de lo que se ha sembrado a lo largo de tantos años”. Y sí, Cuidado “tiene un fondo de desencanto, esa letra la escribí haciendo Sugar, en Carlos Paz. Estaba durmiendo en el departamento con Rosita, mi señora, 62 años de matrimonio. Hermoso, mi vida. Sé que soñé el tema porque me desperté con el arranque: ‘Un baúl de desengaños tengo casi ya completo’, y me gustó. En mis 85 años he viajado mucho, trabajé acá y afuera, siempre viví de mi laburo. Me causa una enorme satisfacción que León, tan exigente y que recibe cosas de todo el mundo, considere que mis temas tienen algún valor. Y me parece hermoso que sea a favor de la Casa del Teatro. Menos mal que hay un ser humano como León, con semejante corazón, que nos empuja a hacer cosas buenas”.
A continuación, en el CD, Luis Brandoni interpreta a conciencia pura, desde su porteño arquetípico que el público venera, Chorra, de Enrique Santos Discépolo, balanceando comicidad y sentimiento, la queja y el espíritu revanchista de ese tango de la picaresca nacional. Un registro que se da vuelta cuando se empiezan a escuchar los acordes valseaditos del mago Morgado para Flor de lino, de Expósito y Stamponi, que Soledad Villamil hace con dolida delicadeza, una pena que se aviva a medida que avanza la canción. “Me pone muy contenta la salida de este disco, un proyecto que se concretó a pulmón”, dice la protagonista de Locas de amor y de varios shows musicales. “Además de ayudar a nuestros compañeros, un proyecto como éste nos recuerda que en la vida de los artistas no todo es éxito ni permanencia, sino que las instancias son muchas y azarosas a lo largo de una carrera. Aunque me gusta mucho, no había hecho Flor de lino en los espectáculos porque estaba acotada a los años ’30. De modo que fue bárbaro encontrar esta buenísima excusa para hacer mi versión de este tema tan hermoso. Recuerdo con sumo placer esa tarde de grabación en el estudio de León, un lugar tan amable, con un técnico tan eficaz y encantador.”
Eladia Blázquez encuentra a una intérprete cabal de su Por qué amo Buenos Aires en Ana María Cores, que hace una gratísima recreación, límpida y que transparenta su pasión ciudadana, en la que se funden la actriz, la cantante. Fontova se manda con Atahualpa Yupanqui y brinda La añera en versión con sello propio de esa poesía de infinita melancolía. Enseguida, Patricia Sosa despliega su inconfundible personalidad y su energía arrolladora en el tema que le pertenece: Olvidarte no podrán. El actor y dramaturgo Pablo Novak, que acaba de lanzar su propio disco –Escuchame una cosa– y de ganar la final Argentina para ir a Viña del Mar, prefirió compadecerse con mucha ternura de la pobre solterona que Nunca tuvo novio: “Ese tema lo había cantado en el programa de Silvina Chediek y salió redondo, por supuesto con la guitarra de Morgado”.
Cristina Banegas cree que es un deber ayudar a sostener esa Casa, “un lugar en el que han estado, están y estarán personas que amamos y que queremos que estén lo mejor posible”. Y como los tangos reos, sobre todo si son de Celedonio Flores, la embelesan, eligió Atenti, pebeta, ese manual de consejos del machísimo que entona y actúa con fruición y un humor subterráneo: “Es fantástico, tan sentencioso. Yo, claro, lo canto como mujer que porta un discurso masculino: no seré ni la primera ni la última. Es un tango muy teatral, con una narrativa. Lo hago con mucho placer”.
Un irresistible tema de Domenico Modugno, L’uomo in frac, es ideal para revelarle al público que Quique Pesoa puede cantar con seducción y vuelo lírico. No menos poética, Virginia Innocenti se estremece afinadamente con Malena, de Manzi y Demare: “Me puso muy contenta poder estar en este disco, una manera de mimar, de proteger a mis compañeros que están en la Casa. Todo lo que tiene que ver con la producción y edición de este CD con gente a la que estimo y con la que comulgo en su manera de ver la vida. Canté Malena porque, aparte de que amo este tangazo, me pareció que era un tema que los actores que están en la Casa iban a escuchar con deleite, me gusta la idea de darles ese gusto. La grabación salió en una toma. Antes de mí estuvo Guillermo Rico y me resultó muy emotivo escucharlo, una verdadera delicia”.
Polentosa, con mucho empuje, Georgina Barbarossa hace Como la cigarra, ese himno de María Elena Walsh. Da la sensación de que nadie la puede parar, impulsada por esa letra y esa música tan inspiradas. Acto seguido llega la exquisita Ligia Piro en una interpretación rebosante de swing y de sentimiento de This Masquerade, de Leon Russell. Roberto Antier ingresa al clima pasional del bolero entonando Te felicito, de Chico Novarro, encubriendo con despecho contenido el dolor sin consuelo de haber sido abandonado. Marikena Monti hace confidencial e íntima, con ese medio tono que le sale tan bien, Maquillaje, de los Expósito. Susana Rinaldi llega con su Muchacha altiva, peregrina bohemia, mariposa argentina, soberana porteña. Una interpretación de depurada sencillez y gran emotividad.
Entre las revelaciones de Las estrellas... figura Patricio Contreras, que no sólo hace un tema de Agustín Lara, sino que encarna al genial poeta y compositor. Contreras canta desgarrado, erotizado, enamorado un bolero, Amor de mis amores, que conoció muy joven: “Siempre fantaseé con la idea de que de no ser actor me habría gustado ser bolerista. León sabía de estas tendencias mías, me ofreció estar en el disco y me siento muy agradecido por su nobleza. Es un gigante. Me encantó la experiencia de grabar, ensayamos apenas con Morgado, un grande, yo algo temeroso de esos micrófonos raros. Una oportunidad fantástica de hacer algo para la Casa del Teatro, entonando nada menos que este bolero”.
Héctor Platti se deja arrastrar por los recuerdos, los celos, la añoranza en Nostalgias, de Cadícamo y Cobián, en una intensa interpretación. Y Leticia Brédice hace un personaje, dice con sincera amargura y el justo matiz reo Como dos extraños, de Contursi y Jarrauz. Dulcemente, confesionalmente, Selva Alemán se muere de amor sin esperanzas en De quererte así, de Aznavour. La actriz, que ha cantado esporádicamente a lo largo de su carrera, se declara romántica empedernida: “Siempre pensé que tenía que cantar este tema alguna vez en mi vida. Lo hice en el programa de Chediek y Morgado y me encantó recuperar a Aznavour en este CD dedicado a la Casa del Teatro”.
Nelly Prince, una reina, interpreta Muchacho, de Flores y Visca, recorriendo cada frase, cada palabra, cargándolas de sentido y musicalidad: “Me interesó muchísimo estar en este disco a beneficio, me duele en el corazón la situación de gente que ha brillado, que ha dado tanto y que ha quedado desamparada. Para mí, es la culminación de un año que empezó con un gran dolor –la muerte de mi marido– pero el trabajo me levantó. Ha sido maravilloso hacer Los Roldán, hacer una película, y el proyecto de un disco con mi repertorio”.
Cierre de lujo con Guillermo Rico que, con la primera frase de Por la vuelta, de Cadícamo y Tinelli, estruja sin aviso el corazón de quien escucha, con esa voz fogueada, transida de nostalgia. “Más que aceptar, yo bendije esta propuesta”, dice Rico. “Es una satisfacción enorme, a mis 84 años, poder ofrecer esta prueba de mis condiciones vocales, que recibí como una bonificación. Aparte de su belleza, elegí este tango porque nunca lo pude grabar, ni con Canaro ni en el disco La serenata del abuelo. Es un tango romántico pero con mucha fuerza. Creo que este disco, por las condiciones en que fue hecho, brinda una especie de verdad difícil de encontrar en grabaciones técnicamente perfectas. Porque cada uno de los que canta lo está haciendo de corazón, por cariño, por puro gusto.”

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