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Espectáculos|Lunes, 27 de diciembre de 2004
UN BALANCE PARA EL 2004, LA TEMPORADA EN QUE EL DVD EXPLOTO, BAJO LOS PRECIOS Y COMENZO A REINAR A SUS ANCHAS

El año en que la cinefilia se pudo almacenar en un disquito

El irrefrenable ascenso del Digital Video Disc produjo un cambio de costumbres: mientras el VHS se benefició con las películas que nunca llegaron a las salas de cine, los discos se convirtieron en una pieza ideal para los coleccionistas.

Por Horacio Bernades
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Tentaciones múltiples, una joya del cine independiente estadounidense que fue directo a video.
Estable, pero creciendo. Esa podría ser la síntesis de la temporada que termina para el rubro del video en la Argentina. Pero si fue estable, ¿cómo se entiende que al mismo tiempo crezca? Es que hay una trampita porque, desde el surgimiento del DVD, se abrió una brecha de formatos que terminó generando dos mercados distintos. Para que se entienda mejor: a esta altura, hablar del negocio del video en la Argentina (y en el mundo) es hablar de dos negocios paralelos, el del VHS y el del DVD. A lo largo de 2004, el primero se mantuvo estable, mientras que el segundo creció. Y va a seguir haciéndolo.
Sucede que lo que los especialistas denominan el mercado del rental (el alquiler de videos) ya alcanzó un techo, y es bastante difícil que lo perfore. Todo los que podían comprarse una videocasetera ya la compraron, y nadie va a alquilar por semana más videos de los que suele alquilar. Pero a ese mercado hay que sumarle uno nuevo: el rental de DVD, que dinamizó a los videoclubes que lo incorporaron. A ese movimiento hay que sumarle, a su vez, el nuevo auge de lo que se conoce como sell-through o venta directa, que hasta ahora no había terminado de arrancar en la Argentina y este año empezó a hacerlo, motorizado por el hábito del DVD.
Como el formato digital es ideal para coleccionar (tiene imagen y sonido inmejorables, no sufre desgaste, trae montones de adicionales y encima los precios de los disquitos se fueron poniendo a tiro), el usuario empezó a hacerse a la idea de que un video no necesariamente es algo que se retira de un videoclub, se mira y se devuelve a las 48 horas. También cabe la posibilidad de tenerlo para siempre, en formato de disco digital. ¿Y a quién no le gusta tener en casa una copia de Casablanca, otra de El Padrino y también una de Buscando a Nemo? Este rubro, que en otros países es de proporciones, promete seguir creciendo y diversificándose. De hecho, en el 2005 los DVD empezarán a conseguirse en quioscos de diarios a precios de oferta, lo cual disparará aún más el hábito de comprarlos.
Sería bueno que el negocio del DVD creciera no sólo numéricamente, sino también en términos de calidad. Y de servicio. Si bien algunas editoras empezaron a lanzar clásicos con mayor regularidad, todavía sigue saliendo en este formato mucha morralla indigna, material que parece más de descarte o de relleno que clase A. Otra mala costumbre que tiende a pulirse es la de subtitular sólo las películas, no así los adicionales. Si hace un par de años la edición especial de Casi famosos, rebosante de bonus, resultaba accesible sólo para quienes hablaran inglés con la mayor fluidez (a los editores locales les habrá parecido innecesario tomarse el trabajo de subtitular también los extras), hoy cualquier título de colección incluye los debidos subtítulos al castellano.
Lo que todavía parece lejos de corregirse es la escasa confiabilidad de los anuncios, que dejan pagando al coleccionista crédulo. Una editora puede anticipar que un determinado título va a salir mañana y lanzarlo finalmente dos meses más tarde, como sucedió con la primera temporada de Twin Peaks. O peor aún: puede anunciarse una edición sumamente esperada (la segunda temporada de Los Soprano, por ejemplo) y dejarla stand by para siempre. En el caso citado, la cosa es peor todavía porque lo que se está haciendo es discontinuar una colección, dejando al usuario colgado de una rama. En estos precisos momentos, los fans de la serie Seinfeld –que no son pocos– le están rogando al dios de las sitcoms que a la editora local, que acaba de lanzar las tres primeras temporadas, no le agarre fiaca y decida no llegar nunca hasta la novena.
Más allá de cifras y tendencias de producción, en términos de calidad el balance es más modesto que el del año anterior. Sobre todo en lo que hace a las ediciones regulares en VHS. No sobró margen para entusiasmos, a pesar de que el video se sigue beneficiando de las películas que las distribuidoras de cine deciden no estrenar. El conglomerado editorTranseuropa/SBP dio una de las buenas sorpresas del año, al lanzar un pack de títulos franceses inéditos de producción reciente, a los que sumó las más que interesantes Demonlover y Besa a quien quieras. Hubo buenas muestras de cine independiente estadounidense, de esas que las majors cinematográficas dejan pasar de largo, como Tentaciones múltiples, Chicos de vidas peligrosas, El detective cantante, Músicos grandiosos, Northfork, En carne viva. Se conoció también una buena cantidad de títulos asiáticos. Especialmente en el rubro acción (las estimulantes Arma virtual y El metro) y el animé de alta calidad (War-trix, Recuerdos peligrosos, Héroes al rescate).
Junto con las ediciones de clásicos, solos o en pack, otra posibilidad que brinda el formato DVD es la de recuperar series televisivas selectas, recientes o en curso. A lo largo de la temporada empezaron a editarse tiras tan buenas como 24, Six Feet Under, E.R. o la mencionada Seinfeld, mientras que otras como Friends, Sex and the City o Expedientes X ya están a punto de completarse. A eso hay que sumar miniseries, de ésas que arrasan con todos los premios. Los casos de Taken (producida por Steven Spielberg) o Angels in America, que algunos consideran como todo un hito del rubro. En síntesis, también en términos de calidad el rubro se mantuvo estable. ¿Y creciendo? Eso está por verse.

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