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Espectáculos|Viernes, 13 de mayo de 2005
“BUSCANDO A REYNOLS”, DE NESTOR FRENKEL

El increíble happening de una banda inclasificable

El documental se propone indagar qué hay realmente detrás de un grupo musical integrado por tres pelilargos profesores de conservatorio, pero liderado por Tomasín, un fascinante baterista con síndrome de Down.

Por Martín Pérez
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Buscando a Reynols, muy entretenido y sin pretensiones.
Unas manos buscan un disco en las bateas de una disquería. Llegan a la sección de artistas locales, se detienen en la letra indicada y escogen lo que vinieron a buscar. Esas manos pasan por caja, pagan por su álbum y, una vez en la calle, sacan el disco de la bolsa del negocio en el que lo compraron, rompen el envoltorio plástico que lo recubre y descubren que, dentro de la cajita que supuestamente preserva el disco, no hay nada. Allí donde debería haber un compact sólo hay una leyenda que dice: “Este disco se desmaterializó en diez segundos”. La única escena de –digamos– “ficción” del muy entretenido documental de Néstor Frenkel reconstruye el único posible encuentro del público local con la obra editada del grupo Reynols, ya que semejante no-disco existe y lleva por nombre Gordura vegetal hidrogenada (1995). “Un disco verdaderamente sin disco, en una década de tantos discos vacíos”, como escribió recientemente el crítico Marcelo Panozzo en la revista La Mano.
Ante el happening terminal de Reynols sólo parece ser posible la aceptación cómplice o la defenestración inmediata. En la amplia tierra de nadie que queda entre ambos extremos se ubica cómodamente Buscando a Reynols, un documental que se dedica de manera literal a lo que promete su título: a buscar con auténtica curiosidad qué hay realmente detrás de una banda integrada por tres pelilargos profesores de conservatorio pero liderada por Tomasín, un fascinante baterista con Síndrome de Down. La sola existencia del grupo es en sí misma un happening, y apenas si es reconocida aquí por medios como Crónica TV o un personaje como el doctor Socolinsky, pero es reverenciada por cierta escena avant-garde extranjera, al punto de tener una amplia discografía fronteras afuera (con discos grabados en un criadero de pollos o simplemente con el silbido de casetes vírgenes de mala calidad).
Autor de dos extraños proyectos freaks de animación con muñecos, como Marcelo G. y Plata segura, Néstor Frenkel eligió (o simplemente se topó con) un tema no menos freak para su primer documental. Pero lejos de esconderse en una celebración acrítica, su elección es la mejor de las posibles. Dividiendo el objeto de su documental en todos los capítulos necesarios, Buscando... recorre a la banda tanto musical como históricamente, los filma tocando frente a un público entusiasta y ruidoso en un ámbito popular así como ante otro sorprendido y silencioso en un ámbito más culto. Y se preocupa por incluir opiniones críticas (como la de quienes acusan a los demás integrantes de aprovecharse de la enfermedad de Tomasín), profesionales (como la del médico que explica que Tomasín parece ser el tipo más feliz del mundo) e incluso reverenciales (como la de Jazzy Mel, cuya sorpresiva aparición es el aporte realmente freak del documental de Frenkel).
Tal vez los mejores momentos de este documental sencillo y sin pretensiones, registrado en video y más televisivo que cinematográfico, sean los aportados justamente por las apariciones televisivas del grupo, que supo ser “nota de color” en noticieros tanto de los canales de cable como de aire, haciendo bailar a Lía Salgado y al doctor Socolinsky (¡a quien se llega a ver tocando con el grupo en su sala de ensayo!). Pero cuando Tomasín emerge en la intimidad es que el trabajo de Frenkel encuentra su razón de ser, dejando además generosamente sin responder todas las preguntas posibles, luego de haberlas agotado todas.

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