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Espectáculos|Viernes, 17 de mayo de 2002
LAS PELOTAS RESISTEN A PESAR DE LA CRISIS

“Los malos están ganando”

Los guitarristas Germán Daffunchio y Tomás Sussmann adelantan el contenido del próximo disco de su grupo, con canciones que serán anticipadas mañana en su presentación en El Teatro.

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El núcleo central de Las Pelotas vive en la localidad serrana de Nono, provincia de Córdoba.
Por Javier Aguirre

Cada presentación de Las Pelotas en Buenos Aires (varios de sus integrantes viven en Nono, Córdoba, donde ensayan y graban sus discos) tiene entre sus seguidores un sentido de visita y de símbolo. Este sábado, la banda liderada por los ex Sumo Germán Daffunchio y Alejandro Sokol –a quienes acompañan el guitarrista Tomás Sussmann, la bajista Gabriela Martínez, el baterista Gustavo Jove y el tecladista Sebastián Schachtel– tocará en El Teatro, donde además de interpretar sus clásicos, estrenará canciones nunca editadas, correspondientes al que será su nuevo disco, que se llamará Esperando el milagro, con fecha de aparición prevista para el mes de agosto. Antes, el grupo contempla la chance de producir un simple que contendrá tres canciones, de edición limitada y que sería comercializado a través de su sitio en Internet (www.laspelotaspage.com), o en negocios que no sean disquerías. “Lo que estamos decidiendo –bromea Daffunchio en diálogo con Página/12– es grabarlo en inglés con letras optimistas, y en castellano con letras pesimistas.”
–¿Es especial hacer música en un momento como el que vive el país?
G. D.: –Es especial, inspirador y liberador. Evita que se te reviente algún caño del cerebro.
T. S.: –Te abre una vía de escape que para quien no hace arte, no tiene. Y si te guardás toda la bronca y el dolor, por algún lado sale.
G. D.: –Yo tengo un sentimiento tremendo de venganza, me quiero vengar. Quiero ver sufrir a ellos, los culpables de los últimos treinta años de política argentina. Los mandaría a laburar de acomodadores de supermercado, dieciséis horas por doscientos pesos, y que con eso estén obligados a morfar. Me encantaría que desapareciera la raza de los políticos, seudopatriotas de mierda, que cantan el Himno y van a la Iglesia. Son unos caraduras e hipócritas sin nombre.
–Entonces ¿queda algún lugar para el optimismo?
G. D.: –Sólo el Mundial (risas). Nosotros, por vivir en las sierras, tenemos una noción mayor de la Argentina que la que puede tener un porteño. Después de recorrer kilómetros y kilómetros de belleza, se entiende por qué los de afuera quieren quedarse con la Argentina. En Córdoba está lleno de europeos que se fueron a vivir allá, simplemente porque no pueden creer que en el mundo existan todavía lugares así. No sentimos que haber nacido en la Argentina sea una desgracia. Sí nos parece una locura sorprendente Buenos Aires, es una ola de poesía ridícula.
–¿La crítica al imperialismo de, por ejemplo, “Capitán América”, es representativa del pensamiento del grupo?
T. S.: –Siempre reflejamos en la música lo que pensamos.
G. D.: –Nosotros nunca fuimos complacientes con lo que estaba pasando, de hecho hasta hicimos algunos vaticinios espantosos que después, por desgracia, se fueron cumpliendo. Deberíamos sacar un librito de profecías antes que un disco (simula una profecía con su voz): “Veo en el horizonte muchas cabezas en picas en el aeropuerto de Ezeiza, veo guillotinas en la Plaza de Mayo...”. En realidad, en “Capitán América” nos estábamos riendo más que nada del tiempo menemista, de aquella ilusión boluda del famoso Primer Mundo, cuando la gente cambió su país a cambio de tener teléfono celular.
T. S.: –Y cuando copiaron el logotipo de la Casa Blanca en la Casa Rosada.
G. D.: –O sea, es más amplio que antiimperialismo; es asco hacia todo un sistema de mierda. La mecha ya está encendida, y lo que se viene, va a ser inevitable.
–¿Apareció esta crisis en la composición de canciones nuevas?
G. D.: –Tenemos un grave problema. En octubre del año pasado hicimos un tema que se llamaba “Se vienen los americanos”, que hablaba de los marines viniendo a “poner orden”. Pero ya no lo podemos hacer, porque para cuandosalga el disco va a estar desactualizado; son profecías que se cumplen demasiado rápido. Creo que estamos perdiendo, están ganando los malos. Sí tenemos definido el título del nuevo disco, y tiene que ver con el momento; va a ser Esperando el milagro.
T. S.: –En realidad, es un nombre que tenemos pensado desde la época del disco Amor seco (1995).
G. D.: –Es que estamos esperando el milagro desde hace rato...

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