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Espectáculos|Miércoles, 10 de julio de 2002

“No tenemos solidaridad, y es por eso que nos está yendo tan mal”

A los 83 años, Gogó Andreu, una gloria del espectáculo argentino, volvió a la escena al frente del musical “Historia de varieté”.

Por Hilda Cabrera
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En la foto, el actor junto a la coprotagonista Marcela Paoli.
Figura del viejo varieté y actor de amplia trayectoria en cine, radio y televisión, Gogó Andreu ha vuelto al escenario con un espectáculo que lleva textos de Roberto Cossa y otros propios, aquellos de sus rutinas y composiciones sobre temas populares. Andreu, que concreta el espectáculo junto a la actriz, cantante y bailarina Marcela Paoli, dice que ha viajado lo suficiente por América y Europa como para dar ahora, a sus 83 años, una opinión respecto de por qué los argentinos y el país están pasando nuevamente por un mal momento. Cree que “no tenemos sentido de pueblo ni sabemos amar al vecino. No tenemos solidaridad, y por eso nos va mal”. Paoli en cambio no lo ve tan claro: “Son miradas diferentes: Goguito habla por su historia. Ponernos de acuerdo es mucho más complejo”. Sin embargo, el actor insiste en que sería conveniente revertir aquello de “yo me salvo, mi vecino no sé”, y que estaría bien lo otro: “Si mi vecino no se salva, yo tampoco”. La actriz reconoce que la realidad le pega fuerte a todo el elenco, y que en algún momento pensaron en que Historia de varieté, producido en cooperativa y ya presentado en funciones de preestreno en el Teatro del Pueblo, era cosa de locos.
El tercero en escena es Eduardo Cutuli, iniciado en el circuito denominado underground y con importantes trabajos en teatro, cine y televisión (entre los últimos Finlandia, Herencia y Tiempo final). El director de Historia... es Salvador Amore, y la obra puede verse en el teatro de Diagonal Norte 943, los sábados a las 21 y los domingos a las 20. Andreu destaca la apuesta de Cossa de elaborar una pieza que hace estallar la dicotomía teatro de arte y varieté. Se ufana además de ser el autor de las letras y la música que se escuchan en la obra (aquí con arreglos de Juan Alberto Pugliano). “Nuestra gente ignora que muchos de los temas que se cantan por ahí son míos, como ‘Aquel caramelo santo’, que se me ocurrió estando en Cuba. No habla de la droga, que no es santa sino diabólica. Nunca puede ser santo lo que daña al bocho. Es un tema, nada más. Tuve la suerte de trabajar durante un año en La Habana (en 1955), y muy bien. El cubano es alegre y le gusta comunicarse; es gente que en la calle dialoga de vereda a vereda.”
Cuando habla del papel de la mujer en el varieté, hace la salvedad de que no se está refiriendo al sexo al decir que “en la revista porteña hemos tenido mujeres maravillosas” y que él ha pasado “momentos deliciosos”. No quiere nombrarlas, porque teme olvidarse de alguna. En Historia... es justamente una mujer quien lo convierte en inmortal. A su personaje Pepino le resbalan los años, porque pasa el tiempo y no abandona el escenario. Lo mantiene vivo una mujer de nombre simbólico: Nélida. Probablemente un tributo a dos Nélidas famosas: Lobato y Roca. Según señala Paoli, intérprete de la vedette, “la mujer es una presencia y una ausencia para el comediante Pepino”. Nombre que también puede leerse como un homenaje. En este caso a Pepino 88, creado por José Podestá para su circo criollo. El mismo Gogó (nacido en el barrio de Flores en 1919 e inscripto como Ricardo César Andreu) proviene de una familia de actores (lo fueron sus padres y su hermano Tono), y compartió el escenario con monologuistas y cómicos famosos, entre otros Pepe Arias, Mario Fortuna, Adolfo Stray, Pedro Quartucci y Dringue Farías.
“Nélida vuelve siempre que él la recuerda. Y no importa si ella flirtea con otros, porque tiene libertad para enamorarse en esos viajes que hacen juntos. Ella es de alguna manera fiel: su partenaire de toda la vida”, apunta Paoli, actriz que comenzó su carrera en el teatro musical. “Nélida lo alienta, aunque a veces, durante las giras, se le escape, yéndose en la ciudad de México con Pancho Villa y en Moscú con Lenin. Lo importante es que regresa, porque es una apasionada del teatro y ama a su capocómico. Eso la convierte en alguien misterioso”, opina la actriz, autora e intérprete de un varieté anterior: Arriba la izquierda, estrenado en elTeatro del Nudo. Su participación en la exitosa Chicago la apuntaló en el género, y acaba de finalizar otro varieté del cual es autora. Espera además lanzar próximamente un CD para chicos y probar suerte en la televisión con un programa ya preparado. Actualmente, integra el elenco de Mundus Trucus, en el Teatro del Abasto. “Una obra sencilla, con marionetas. De modo que en un mismo día soy por la tarde una nena y durante la noche una vedette”, sintetiza. Esas transformaciones le exigen cierta picardía y, sobre todo, “aprender a crear rápidamente una atmósfera de complicidad con el público y saber, como en el ajedrez, cuándo hay que dar un pasito más adelante”, confía.
Andreu dice tener a su lado dos personajes hermosos, Nélida y Artagnan, su empresario, el único que en esta historia carece de larga vida. Su permanencia pasa por otro lado: Artagnan representa a una generación de managers. De ahí que en esta obra Cutuli componga a cuatro empresarios con ese mismo nombre: es abuelo, padre, nieto y bisnieto, adecuándose siempre a cada época. “Mi personaje es eterno”, sostiene Gogó. “Tito Cossa encontró la vuelta para que sea así, y Salvador Amore nos ha dirigido con la sapiencia de quien entiende profundamente cómo eran aquellos tiempos. Esta cosa linda del varieté se les ocurrió a los dos cuando empezaron a acercar al Teatro del Pueblo a actrices y actores que tenían muchos años de escenario y de teatro popular, como Guillermo Rico, Osvaldo Miranda, Jorge Luz, Lydia Lamaison y María Rosa Fugazot, que es hija de María Esther Gamas, cuñada mía, porque mi esposa es Rosita Gamas.”
El actor vivió conectado a la música desde chico y hoy le gusta recordar que muchos artistas de éxito grabaron sus temas, entre otros Horacio Fontova (Cuando las barbas) y Roberto Goyeneche (Cuando la noche se termina), y que no pocas personalidades hicieron arreglos sobre sus composiciones, como Horacio Malvicino y Juan Carlos Cuacci. “Músicos muy respetados –dice– que alguna gente nuestra desconoce, porque en general no sabemos querer a artistas, por los que deliran en otros países, y que cuando están en Europa, la gente viaja kilómetros para verlos.”

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