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Espectáculos|Lunes, 2 de septiembre de 2002
LA PERIODISTA SILVIA MARTINEZ COMPARA LOS MODOS DE HACER PERIODISMO

“EE.UU. sólo ve lo peor de Argentina”

Desde hoy conducirá los noticieros de la noche en TN. Viene de Miami, donde trabajó en una señal dirigida a la comunidad hispana y como productora independiente. Dice que allá los informativos son “más formales y estructurados” y que acá “el pueblo te arma la agenda”.

Por Emanuel Respighi
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Martínez conducirá en TN los segmentos de las 19, 21 y 23 horas.
En Miami ganó dos premios Emmy por un documental sobre Malvinas.
Caso atípico el de Silvia Martínez. En una época en la que miles de argentinos intentan construir en el extranjero un futuro que la Argentina de hoy les niega, la periodista decidió desechar varias propuestas laborales en Estados Unidos y regresar al país para sumarse al staff de profesionales de Todo Noticias (TN). “Todos me dicen que voy a trasmano de lo que quieren los argentinos”, explica Martínez en la entrevista con Página/12. “Pareciera que mi determinación causa bastante sorpresa. Pero yo sé, positivamente, que no soy la única persona que retorna al país. Hay muchas otras personas que también están volviendo, con ganas de sacarlo adelante. Lo que ocurre es que causa un profundo dolor y desgarro ver las personas que se van del país. Sobre todo por los motivos que llevan a esos argentinos a buscar un horizonte afuera, ya que en su gran mayoría se van porque no encuentran otra alternativa”, señala, sin ocultar el sentimiento que el fenómeno le produce.
Pese a que estaba establecida en TN, Martínez partió en 1995 a Miami para desempeñarse en CBS Telenoticias, la cadena de noticias en español para la comunidad hispana de Estados Unidos. Allí trabajó como conductora durante cinco años, tiempo en el que realizó el documental Malvinas, la guerra nunca más, por el que obtuvo dos premios Emmy (mejor guión y mejor programa especial). Pero en 1999 la empresa quebró y Martínez quedó desocupada. Fue entonces cuando la periodista decidió montar su propia productora para establecerse definitivamente en EE.UU. Sin embargo, aun cuando el negocio marchaba bien y se había convertido en corresponsal de TV Azteca y Artear, Martínez prefirió retornar a su lugar de origen. “Volví en diciembre de 2001, en medio de la explosión de situaciones totalmente inéditas, con cinco presidentes en sólo diez días y una sociedad convulsionada. Peor imposible”, recuerda la periodista que desde hoy conducirá los noticieros de las 19, 21 y 23 de la señal de noticias.
–¿Se encontró con una sociedad argentina diferente de la que había dejado?
–Claro, en los diez años menemistas, la participación del pueblo era mucho menor. Y creo que los cacerolazos, las asambleas populares y las manifestaciones populares han revivido la participación ciudadana con mucha efervescencia. Los argentinos nos dimos cuenta de que no hay que dejar en manos de un político iluminado la resolución de todos los problemas. En ese sentido me encontré con un país activo y movilizado.
–Si en EE.UU. se hubiese vivido una situación de atropello a los derechos como se vivió acá, ¿la sociedad estadounidense hubiese reaccionado de distinta manera?
–Probablemente, pero hay una diferencia sustancial entre un país y el otro: el funcionamiento de la Justicia. Probablemente también se hubieran hecho multitudinarias manifestaciones de manera pacífica. Pero como la Justicia funciona, todas las personas a las que les incautaron los ahorros hubieran corrido a las cortes a presentar un recurso de amparo. Y además, hubieran obtenido justicia. En la Argentina eso no pasa, por eso no todo el mundo recurrió a la Justicia para hacer prevalecer la propiedad privada.
–Luego de siete años trabajando en EE.UU., ¿cómo evalúa al periodismo argentino?
–Este es un momento en el que hay una especie de boom de lo periodístico. Aun cuando la gente quiera un poco de ficción para entretenerse y sacarse los problemas de la cabeza, también le interesa saber qué pasa. No es casualidad que años atrás había una TV de entretenimientos y los espacios periodísticos eran mínimos. El periodismo argentino está ocupando otros lugares, como la denuncia y la investigación, algo que no pasa en EE.UU. Más allá de que seguramente este aspecto se dio por la falta de mecanismos de Justicia, también demuestraque el periodismo argentino se ha desarrollado con credibilidad. Porque aunque no sustituye al Poder Judicial ni resuelve los problemas, al menos los está descubriendo y los pone sobre el tapete para que la gente sepa lo que pasa.
–¿Cuál es la diferencia más importante en el tratamiento de las noticias entre el periodismo estadounidense y el argentino?
–En cuanto al formato, los noticieros estadounidenses son más formales y estructurados. Pero creo que la diferencia sustancial es que en EE.UU. la mesa de redacción periodística decide qué tema se investiga y qué tema no. En cambio, en la Argentina el periodismo y la gente tienen una comunión muy fuerte. Es el pueblo el que arma la agenda periodística. Eso es bueno en un sentido, porque está más cerca de los problemas de la gente. Pero en otro, el periodismo corre el riesgo de tomar un lugar que no le corresponde, y que de hecho le pertenece al Estado.
–¿Cuál es la percepción que se tiene de la Argentina en Estados Unidos?
–Hubo un antes y un después de los últimos acontecimientos. Antes, sobre todo para los latinos de EE.UU., la Argentina era la Nueva York de América latina. Era un país que todo el mundo quería conocer, que tenía la expectativa de constituirse como el país emergente más fuerte de la región detrás de Brasil. Ahora, en cambio, están impresionados por lo que pasó y lo que pasa. No entienden. Porque allá están acostumbrados a que haya violencia en Colombia y hambre en Nicaragua o El Salvador, pero no que estos problemas los tenga la Argentina. Y para los norteamericanos, la Argentina pasó a tener la categoría de inhabitable. Muchos no se atreven a viajar porque piensan que se van a meter en una jungla sin leyes y en la que todos intentan sobrevivir a costa de lo que sea. El impacto de lo que sucede en la Argentina en el exterior es muy fuerte. Porque sólo se reciben noticias malas. No se está mirando toda la foto, sino un pedacito. Al emitir sólo las informaciones negativas, eso te saca el contexto global y sólo te muestra la parte gris del país. Una parte cada vez más oscura.

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