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Espectáculos|Sábado, 15 de mayo de 2004

Profesional, profesional

Aun cuando se le reconoce a Campanella la realización de un cine “personal”, el guionista y director reconoce que tiene un mecanismo de supervisación “externa” del guión que sigue al pie de la letra antes de darles el corte final a sus películas. En primer lugar, Campanella le acerca el guión a una serie de conocidos para que le hagan los aportes que consideran necesarios. Luego de analizar las señalizaciones, Campanella realiza exhibiciones previas al corte final de sus películas ante una platea de unas cien personas “vírgenes”; es decir, “gente que no conozca ni el tema que aborda el film ni hayan trabajado en ninguna de las etapas de producción”. Luego de la proyección, Campanella y equipo le hacen preguntas al público sobre algunos puntos del film con los que tienen dudas. “Es un método que acá en la Argentina no es muy normal”, cuenta el director. “En Estados Unidos, en cambio, no existe película que no siga este camino de prueba. Que no se hagan pasadas previas acá creo que forma parte de una filosofía de un culto a la inspiración que tenemos como país. Si un director te hace un story board, se lo juzga como poco inspirado; las reescrituras de guión son muy pocas... Creo que el razonamiento detrás de esto es pensar que uno transa si hace cambios en la película que no eran los que originalmente pensaba. Pero eso es una cuestión de grado: uno no cambia el final de una película, la estructura, sino que suprime o acorta escenas a favor de la frescura del film. Es un método que sirve, más que nada, para pulir la película”, detalla, consciente de la necesidad del sistema.

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