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En marzo pasado, la DAIA intervino en un escándalo que se creó a partir de conocerse el apellido del empleado de un supermercado. El hombre se llamaba “Matajudíos”, un apellido que proviene de un pequeño pueblito español de Burgos: Castrillo Matajudíos. El nombre se originó también en un malentendido, porque originalmente se llamaba Motajudíos, por el monte donde vivían los judíos. El próximo 25 de mayo, los 60 vecinos votarán en un referéndum para volver al nombre original. “Por esa equivocación de un escriba del siglo XVII, muchos piensan que hemos matado judíos y no es así”, afirma el alcalde Lorenzo Rodríguez.
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