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Sociedad|Martes, 4 de marzo de 2008
Dos policías de San Nicolás denunciados por sumergir a dos chicos en un arroyo

Con bendición de la Bonaerense

Dos policías de la primera de San Nicolás detuvieron a dos chicos y los torturaron. Los molieron a palos, hundieron sus cabezas en un arroyo y los acusaron de atentado, resistencia a la autoridad y el robo de dos tarjetas telefónicas y 12 pesos.

Por Horacio Cecchi
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Los dos policías recorrieron media ciudad para llevar a los dos chicos hasta el Arroyo del Medio.

Nadie debe haber escuchado nada en los descampados que rodean al antiguo Molino Santa Clara, en los suburbios de San Nicolás, porque en la zona no hay nadie. Durante la medianoche del último domingo de febrero, dos chicos hundieron sus cabezas en el agua del Arroyo del Medio, el mismo que dibuja los bordes fronterizos al norte la ciudad. No se trató de un rito iniciático, sino de un clásico de las torturas: el submarino. Durante un buen rato, dos uniformados de la comisaría primera local, una mujer y un hombre, les hundían las cabezas hasta que sus pulmones parecían a punto de estallar y entonces les sacaban las cabezas a la superficie para que respiraran; hundían, esperaban el pataleo y sacaban; hundían y sacaban; hundían y sacaban. Los dos chicos habían sido detenidos cuando andaban en moto en el otro extremo nicoleño. Los dos bonaerenses se tomaron el trabajo de recorrer con su patrullero el mapa hasta llegar a las barrancas del Arroyo del Medio con la idea de una bendición a los detenidos en las aguas de la ciudad de la Virgen. Previendo la osadía de una denuncia (que finalmente se realizó), los dos ya suficientemente pateados y bendecidos fueron denunciados por robos reiterados, atentado y resistencia a la autoridad.

Los dos amigos, menores de 18 años, habían salido en la moto del tío de uno de ellos el domingo 24 por la noche. La versión policial asegura que los detuvieron en una casa de la calle Las Heras al 500, casi esquina de la calle San José, en el barrio Las Flores, hacia el sudoeste de la ciudad. Los policías aseguraron que en su poder habían secuestrado el jugoso botín: dos tarjetas telefónicas, valor 10 pesos cada una; y un monedero marrón con 29,55 de la misma moneda en su interior. Lo de la bendición no salió de boca de los uniformados.

Los dos chicos, en cambio, declararon que habían sido detenidos cuando andaban con la moto del tío. Uno de ellos, cuando vio al patrullero, dijo que corrió porque estaba prófugo de un instituto, se metió en un pasillo y se escondió, pero dos policías, un hombre y una mujer, lo encontraron. Los dos rubios. Ella medio rellenita, ojos celestes, pelo largo y 25 años. El, ojos claros, flaquito, alto y más de 30.

El alto y flaquito “le pega una patada en la cabeza y tres en las costillas”. Cuando lo subieron al patrullero (junto con su amigo), la medio rellenita también le da “golpes de puño y codazos en la cara y el cuerpo. También golpeaban al amigo”. Desde el lugar hay unas 20 cuadras hasta la comisaría primera, ubicada en Rivadavia 71, pleno centro.

Pero la parejita de rubios decidió que los dos chicos pasaran por la experiencia del agua bendita de la San Nicolás de los Arroyos. Cruzaron media ciudad y más de 40 cuadras, se internaron en los descampados del barrio Las Mellizas, donde se encuentra el viejo Molino Santa Clara. Allí corre uno de los arroyos, el del Medio, que separa del territorio santafesino. Y allí, los rubios, flaquito y rellenita, hundieron las cabezas de los dos morochitos en el agua. Un buen rato. Después, los metieron en el patrullero. La medio rellenita les puso “una bolsa negra en la cabeza” mientras el flaquito “les pegaba golpes de puño en el estómago”, “cachetadas” y les preguntaban dónde estaba el resto. También los amenazaban con matarlos si hacían una denuncia. Los dos pibes dijeron no saber de qué los acusaban.

Uno de ellos, además, declaró que los policías les sacaron 12 pesos en billetes de dos pesos, que les había dado la madre de uno de ellos para comer algo. Y que las tarjetas telefónicas no les pertenecían y se las había puesto la policía. Los chicos también dijeron que los testigos aportados por la policía mentían.

Al frente de la comisaría primera de San Nicolás se encuentra Jorge Ayala, que luce blasones locales en su historia de uniforme: fue segundo jefe del Comando Patrullas de San Nicolás, cuando el asalto al Banco Nación de Ramallo, y que tuvo como subordinados al entonces cabo Aldo Cabral, ahora ex cabo y condenado por el asalto y su conocido resultado.

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