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Sociedad|Martes, 11 de marzo de 2008
Seis de la Bonaerense detenidos por la muerte del joven apaleado en Ramos Mejía

El caso Duffau tiene presos

El fin de semana se presentaron los seis uniformados. El juez rechazó al hermano como particular damnificado. La familia presentará a la ex mujer. La primera autopsia es un galimatías forense. La defensa de los policías sostiene su inocencia.

Por Horacio Cecchi
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El sábado pasado, los amigos de Gastón hicieron una recreación del apaleamiento frente al McDonald’s

Después de la alharaca desa-tada tras la muerte de Gastón Duffau, revelada por Página/12 el miércoles 27 de febrero pasado, los seis policías con pedido de detención acusados por la familia terminaron detenidos. Se presentaron por motu proprio, como se dice en latín, aunque no está claro si propiamente no fueron convencidos a entregarse para evitar más alharaca en un caso que ya venía mal parido desde, según la primera autopsia, cinco días antes de la muerte del chico. Técnicamente, los seis detenidos son, para los familiares, los seis perejiles. De todos modos, están detenidos.

A todo esto, Gastón Duffau sigue sin representante de su familia. El juez de Garantías de La Matanza, Carlos Blanco, decidió rechazar a Mariano, hermano de la víctima, como particular damnificado, después de tomarse cinco días para comparar las fotos que le había entregado el solicitante. Sostuvo que existe un familiar más directo que no quiere intervenir. Es cierto: el único hijo de Gastón, que tiene menos de cinco años, berrea y rechaza, rechaza y se niega a presentarse. Con lo que Blanco consideró el casillero cerrado. De todos modos, la madre (del particular de 5 en tren de negativa) está dispuesta a presentarse. El abogado Matías Valdez Duffau asegura que cuenta con su consentimiento. Recomendación procesal: la rigurosidad del juzgado obligará a que se presente munida de DNI, partida de nacimiento, partida de matrimonio. Y foto, en lo posible de los tres juntos.

La familia directa y el hermano de Gastón, no están por el momento para continuar con zarandeos. Hoy, Valdez Duffau presentará un pedido para que se entregue el cuerpo de Gastón, para que sus familiares directos y hermano lo velen, lo lloren como puedan, y lo sepulten. Después de la entrega, la ex esposa directa de Gastón se presentará pese a los berrinches de su hijo directo de menos de 5 para solicitar ser tomada como particular damnificada. Seguramente, con los años, el niño comprenderá el acto de su madre. Lo que no va a entender es el galimatías en que se está metiendo la medicina forense policial para justificar la muerte de su padre.

La propia defensa de los policías intenta no hacer agua por allí. Los detenidos, Brandán, De Negris, David Mansilla, Luis Acuña, Mauro Ponti y Rubén Steingruber, declararon pero se desconocen los términos de su declaración. A juzgar por lo que sostiene el abogado de los cuatro últimos, Miguel Racanelli (“no puede haber recibido 200 y pico de golpes en los 31 minutos que pasaron entre que lo buscan en la puerta de McDonald’s y la entrega en el hospital, los policías no tenían bastones, ese chico estaba sacado, hay un testigo clave, un radiólogo de al lado de la comisaría que dice que no le pegaron, y lo que el motivo de la muerte está tres días antes”), los policías se declararon inocentes.

Este diario tuvo acceso al galimatías forense de la primera autopsia. Aparece firmada por el “oficial principal Falomo Sileno, Médica (sic) de la Policía Científica de La Matanza”, especialista en mamas. La firma está fechada el 19 de enero, perdón sobre tachado, el 24 de febrero de 2008. No hace al fondo de la cuestión. De todos modos, es la contundencia de las conclusiones lo que mueve a comentarios cual si fuere un Velázquez en plena Lección de Anatomía: sostiene que la causa de la muerte es una lesión cervical (las vértebras cervicales están perfectas, según la reautopsia), ocurrida cinco días antes y no le provocó la muerte porque el cuello, técnicamente, lo había puesto duro, pero cuando se relajó, ya más tranquilo, con doble juego de esposas y atado de pies, en el piso de la camioneta policial, ahí fue cuando las vértebras comprimieron, y zas.

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