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Sociedad|Jueves, 17 de abril de 2008
CUATRO MUERTOS Y 24 HERIDOS EN UN CHOQUE EN CADENA SOBRE LA RUTA 9, POR LA QUEMA DE PASTIZALES

Fuego, humo y una nueva tragedia en la ruta

Es la segunda tragedia en una semana, en la misma ruta y por la misma causa. Durante toda la noche el tránsito circuló con un vehículo guía, de Gendarmería, pero a las 4.30 se levantaron los retenes. Los incendios se iniciaron hace once días y no pueden ser controlados.

Por Horacio Cecchi
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El ómnibus de Chevallier embistió a un Renault 18 y lo incrustó bajo el acoplado de un camión.

Según el relato de algunos, “la pared blanca se les vino encima”. Unos dijeron “de golpe”; otros no fueron tan específicos. Pero todos los testimonios coincidían en mencionar el mismo fantasma, “la pared blanca”. Ayer, a las 7.30, el humo y la niebla, como una pared blanca espoleada por la velocidad, la impericia y la negligencia, atravesaron la ruta 9 y las vidas de 28 personas, de las cuales cuatro quedaron perdidas en brumas eternas. Todo ocurrió en un tramo de 500 metros en el kilómetro 176 de la ruta 9, frente a Gobernador Castro, poco antes de llegar a San Pedro (viniendo de Rosario) y una semana después de que otras cuatro personas encontraran la muerte de la misma manera y a sólo 25 kilómetros. Ayer participaron cuatro micros, siete camiones, dos autos y una combi, que se encadenaron en un único choque que distribuyó fierros y cuerpos por 200 metros. El choque en cadena ocurrió horas después de que Gendarmería decidiera levantar los retenes porque supuestamente “se había disipado el humo”. Pero el humo volvió. A las seis de la tarde, cuando nada permitía suponer que el día siguiente sería un día diferente, el Ministerio del Interior ordenó cerrar por completo la ruta 9 en el trayecto entre Zárate (kilómetro 94) hasta Ramallo (205).

La cadena: el interno 3240 de la empresa Chevallier que se dirigía hacia Buenos Aires se topó, sin siquiera verlo, con un Renault 18 gris, que se había detenido o avanzaba muy lentamente, demasiado pegado al acoplado de un camión. Eran las 7.30. El impacto fue tan terrible que el Renault desapareció prácticamente debajo del acoplado con sus dos ocupantes, las dos primeras víctimas. Tan aplastado quedó el auto, que el micro se estrelló contra el acoplado, destrozando su frente y provocando la tercera muerte, la del chofer del micro. Quizás al costado o muy pegado al Renault, otro auto, un Fiat Palio blanco voló unos 20 metros y se estrelló contra una combi. Sus ocupantes resultaron ilesos y con muchas preguntas para hacerse de ahí en más.

Siguieron atrás engarzados como eslabones de la cadena, tres camiones más y otros tres micros de la empresa Tata, Flecha Bus y Gutiérrez.

La previa: desde que ocurrió lo que ocurrió una semana atrás, Gendarmería organiza retenes con autos guía en la zona de los incendios de campos, en los momentos en que la visibilidad se torna complicada.

“Se estaba haciendo desde las seis de la tarde (del martes) en los peajes de Zárate y de General Lagos”, aseguró a Página/12 un vocero de la concesionaria Vial 3, empresa que había quedado en el ojo de la tormenta tras el primer choque en cadena.

“Gendarmería cortaba por completo la ruta en el peaje, esperaba a que se acumule una cantidad determinada de vehículos, y después avanzaban en trencito y a baja velocidad, con un auto de la concesionaria en la cola”, agregó el vocero, quien aclaró que “nosotros no tenemos el poder de policía como para ordenar el corte y, además, genera malestar en la gente, que quiere llegar rápido a su destino” (ver aparte).

–Pero con semejante operativo, ¿cómo se produjo el choque?

–Desde las seis de la tarde funcionaba el sistema del auto guía. Había visibilidad muy baja. Pero a eso de las 4.30 de la madrugada (de ayer) las condiciones de visibilidad cambiaron. Gendarmería consideró que ya no había problemas porque el humo se había disipado, y levantó los retenes.

Tres horas después, sin aviso, de la mano del viento y del azar, el humo volvió, esta vez mezclado con niebla, con la forma imprevista y fantasmal de una pared blanca. En ese momento, el Renault 18 avanzaba hacia Capital desde Rosario. Es posible, según algunos testimonios, que el camión con acoplado haya disminuido la velocidad al entrar en la zona de visibilidad cero. Y es muy probable que el Renault haya entrado en la zona lo suficientemente cerca del camión como para verlo y aminorar también. Detrás, a suficiente distancia como para no ver a ninguno de los dos, avanzaba el 3240 de la Chevallier. A la altura de Gobernador Castro, a 82 kilómetros de Zárate, desaparecieron los bordes de la ruta 9, desapareció la línea central divisoria, desapareció la ruta 9, la vegetación y el paisaje, desapareció todo y por milésimas de segundo apareció el Renault pero mucho más visible, a pocos metros por delante, el acoplado de un camión. Después siguieron los demás. El choque, entre los vehículos involucrados y los que llegaban y lograban zafar, se extendió en una columna informe a lo largo de unos 500 metros.

La gente empezó a bajar de los vehículos, a escuchar ayes, a intentar colaborar o a recostarse en el costado de la ruta a llorar desconsoladamente. Un buen rato después, cuando los patrulleros policiales de San Pedro y Gobernador Castro, ambulancias y bomberos, ya habían llegado, la bruma seguía con su gris opaco, mientras las imágenes se recortaban sin contrastes contra el fondo.

Después del mediodía, la ruta seguía cortada por completo en la mano que va de Rosario a Capital y con el tránsito reducido en la vía contraria, mientras los peritos analizaban los detalles del caso y el fiscal de San Nicolás, Martín Mariezcurrena, intentaba poner paños fríos a las preguntas de los periodistas.

“No es momento de definir quién es culpable. Estamos reuniendo todas las pruebas posibles, pero no corresponde decir quién fue responsable todavía –indicó con lógica jurídica–. Esperamos todavía los resultados de la Policía Científica, de diferentes pericias para poder estudiar lo que pasó. Todo hace pensar que las causas son coincidentes con las que provocaron la tragedia la semana pasada.”

¿Volvía al escenario el fantasma de la pared blanca en boca judicial? El humo avanzaba (avanza) desde el 6 de abril, desde las islas Lechiguana y Talavera. Imparable. La semana pasada, con tres días de humo, se produjo el primer choque en cadena, decenas de autos, veinte camiones, varios micros, engarzados en diferentes choques, el más grave de todos en el kilómetro 150 de la ruta 9. Siete días de humo, cuatro muertes y 25 heridos después, volvió a aparecer el fantasma de la pared blanca, y envueltos por él, los responsables prácticos: la negligencia, la velocidad y la impericia.

Quizá para desterrar el regreso de los fantasmas, el ministro de Interior Florencio Randazzo ordenó cortar de raíz el problema: a las 18 de ayer quedó cortada la ruta 9 entre Zárate y Ramallo. Por completo. Con la colaboración bonaerense, cerró también los accesos y desvió el tránsito por la 51, la 8, su ruta. No hubo demasiada precisión el límite del corte. “Hasta que la visibilidad vuelva a ser buena.”

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