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Sociedad|Miércoles, 23 de abril de 2008
La ciudad convoca a ONG para gestionar espacios para chicos de la calle

Refugios públicos tercerizados

El Ministerio de Desarrollo Social convocó a ONG para gestionar dos paradores para niños en la calle. La oposición acusa al macrismo de “privatizar la asistencia a la niñez” y cuestiona la designación en esa área de una funcionaria que fue titular de una ONG.

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Los chicos utilizaban las instalaciones de Ciberencuentro hasta que cerró.

Dos refugios para chicos en situación de calle, que pertenecen al Estado porteño y que se encuentran cerrados, serán gestionados por ONG a partir de mayo, según dispone una resolución reciente del Ministerio de Desarrollo Social porteño. Se trata del Centro Carlos Cajade y de Ciberencuentro, que cuentan con camas para que los chicos pasen la noche, salas de juegos y computadoras. “Convócase a las organizaciones de la sociedad para la presentación de proyectos, con el fin de establecer un parador o casa abierta las 24 horas para chicos de y en la calle”, señalan las resoluciones 505 y 506. Desde la oposición advirtieron que la iniciativa está en sintonía con el objetivo del macrismo de achicamiento del Estado, en beneficio del sector privado. En el Ministerio de Desarrollo Social prefirieron no opinar sobre el tema.

Según el portal del gobierno porteño, en la Dirección General de Niñez y Adolescencia (DGNyA) ambos centros están en funcionamiento. Pero se encuentran cerrados y las resoluciones, con fecha 27 de marzo, convocan a presentar proyectos para crear paradores en los mismos centros. Las resoluciones establecen que las ONG seleccionadas podrán gestionar a partir del 1º de mayo hasta el 2011 los centros. La DGNyA le brindará un subsidio a las organizaciones de la sociedad civil para que los gestionen.

“Están privatizando el sistema de protección de atención a la niñez y tampoco están cumpliendo con las leyes de protección integral de la niñez de la ciudad. Se están sacando de encima a los chicos de la calle”, denunció ante Página/12 Gabriela Cerruti, legisladora porteña del Frente para la Victoria y ex ministra de Derechos Humanos durante la gestión de Jorge Telerman.

Los cuestionamientos de la oposición, que se plasmaron durante el informe que hace una semana dio en la Legislatura la subsecretaria de Promoción Social, Soledad Acuña, también apuntaron contra Andrea Bruzos, coordinadora del Programa Chicos en Situación de Calle, que depende de la DGNyA. Hasta diciembre de 2007, cuando asumió como funcionaria, Bruzos era titular de la Asociación Civil Pronat’s, una ONG que asiste a chicos pobres. Desde entonces, dejó el cargo en manos de su marido, Nicolás Fariña. La institución tiene un convenio con la DGNyA por los tres hogares de tránsito que posee en la Capital Federal.

Desde la oposición se cuestionó que la funcionaria ocupe un cargo desde el cual debería controlar y supervisar a las ONG que trabajan con la ciudad, entre ellas la que dirige su esposo. “La ciudad no cuenta con una ley de ética pública, pero por una cuestión de sentido común, Bruzos tendría que renunciar”, sostuvo Cerruti.

Consultados por este diario, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social y de la Subsecretaría de Promoción Social prefirieron no hacer declaraciones sobre el tema.

El Centro Carlos Cajade, ubicado en Avelino Díaz 1925, en Parque Chacabuco, lleva el nombre del sacerdote que dedicó su vida a los chicos en situación de calle y era el primero en su tipo para chicos en situación de calle. A ese establecimiento asistían chicos de hasta 12 años. Contaba con habitaciones para que los pibes pasen la noche, una sala de juegos y un patio. Podía alojar hasta veinte chicos y se creó con la idea de que sea un centro de tránsito en el que puedan reconstruir el vínculo con sus familias o sean derivados a otras instituciones, según sus problemas.

Ciberencuentro, ubicado en Cochabamba 3565, Boedo, es un cíber gratuito para pibes de la calle. Contaba con 15 computadores, una sala de lectura con juegos de mesa, una cocina y habitaciones para chicos y para chicas. Allí, los pibes, además de contar con acceso gratuito a Internet, podían chatear o jugar en red, merendar, tomar un baño y dormir.

Informe: Esteban Vera.

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