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Sociedad|Viernes, 16 de mayo de 2008
DESPUES DEL ROBO EN EL AUTO DE FERNANDEZ, LE TOCO A STORNELLI

Dos ministros en apuros

Tras el intento de robo cerca de la casa del ministro de Economía, hubo otro episodio con un custodio del ministro de Seguridad provincial. El ladrón muerto en el primer caso tenía 16 años.

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El ministro Carlos Fernández, en su casa de Quilmes.

Por una misteriosa coincidencia, pocas horas después de que Carlos Stornelli fuera a la casa del nuevo ministro de Economía para interiorizarse sobre el tiroteo entre sus custodios y tres ladrones, uno de los custodios del ministro de Seguridad bonaerense fue abordado por dos delincuentes. El móvil de ambos asaltos fue el mismo: quedarse con el auto (un Peugeot 407 y un Renault Clío 2, respectivamente). “Fue un hecho fortuito, triste y desgraciado”, comentó ayer el ministro Carlos Fernández luego del tiroteo ocurrido la noche del miércoles pasado. Recién había entrado en su casa en Bernal, partido de Quilmes, cuando el auto oficial en el que iban su secretario privado Gonzalo Echeverría y el sargento Miguel Angel Sisván fue interceptado por un Chevrolet Corsa gris. Se bajaron tres personas armadas y dejaron a una cuarta al volante. Uno de los asaltantes entró en el auto oficial por una puerta trasera y fue abatido por el conductor. Se llamaba Javier Ezequiel Brite, tenía 16 años y había sido detenido dos veces el año pasado por robo a mano armada. Murió de un balazo en la espalda y quedó recostado sobre el asiento en el que había viajado el ministro.

El auto oficial iba escoltado por dos camionetas Ford Ranger en las cuales viajaban cuatro policías. Una estacionó unos 30 metros por detrás y la otra a la misma distancia por delante del auto oficial. Estos custodios se sumaron al tiroteo. Después de 15 minutos y de cruzar al menos 30 disparos, los dos asaltantes que estaban en la calle (uno de ellos estaba herido) volvieron al Corsa y se fugaron junto con el conductor. La policía montó una operación de búsqueda y mantuvo un dispositivo de protección de la familia del ministro, quien decidió no pasar la noche en su casa.

El suboficial escribiente Héctor Rodolfo Castillo sufrió una herida de bala en su rodilla derecha con fractura del tercio superior de la tibia y fue derivado al hospital policial Churruca, en la Capital Federal. El secretario privado de Fernández, según comentó un vecina, “se salvó de que lo mataran porque se protegió detrás de un arbusto”.

Nueve horas después, también en Quilmes, dos delincuentes intentaron robar el auto de un custodio del ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli. El oficial de la policía bonaerense, cuyo nombre no trascendió, salía de un garaje en Presidente Perón, entre Urquiza y Vélez Sarsfield, y se dirigía a su trabajo. Según fuentes policiales, el custodio estaba vestido de civil, se identificó como policía y extrajo su arma reglamentaria.

Luego de un intenso tiroteo, uno de los ladrones resultó herido y huyó junto a su cómplice. No se sabe si luego fueron auxiliados por algún otro asaltante. “Hay un reguero de sangre de más de 300 metros, pero en cierto momento se pierde. No sabemos si fue porque se subieron a algún auto o si fueron auxiliados”, dijo un jefe policial que participa de la pesquisa. Un vecino que escuchó los disparos llamó de inmediato al 911 y alertó sobre lo que ocurría, por lo que varios móviles de la comisaría 3 de Quilmes se dirigieron al lugar y se encontraron con el custodio.

El fiscal de Quilmes Leonardo Sarra ordenó el secuestro del arma del policía bonaerense y ordenó que se alertara a todos los centros asistenciales y hospitales del conurbano ante la posibilidad de que ingrese un hombre con una herida de bala que tenga las características del delincuente que pretendió asaltar al custodio de Stornelli. Desde un primer momento los investigadores aseguraron que no había relación entre ambos sucesos, ocurridos en la misma zona y con pocas horas de diferencia.

Por las dudas, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, negó ayer que los episodios tuvieran vinculación política. “Todos los elementos que tenemos a la mano indican que se trató de un robo al voleo (elegido de forma arbitraria). Los delincuentes no sabían que en el lugar había policías”, dijo Aníbal Fernández.

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