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Sociedad|Martes, 1 de octubre de 2002
DURISIMAS CONDENAS PARA LOS CUATRO ACUSADOS POR EL CASO MELMANN

Un día de justicia para Natalia

Los tres policías fueron condenados a reclusión perpetua por violar y matar a la chica. “El Gallo” Fernández recibió 25 años. Tras el fallo, familiares de los bonaerenses amenazaron a Melmann con gritos antisemitas incluidos.

Por Horacio Cecchi
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La familia Melmann a la espera de una sentencia que demoró varias horas, exasperando los ánimos.
Después de la lectura, los amigos de los policías insultaron a los gritos hasta a los jueces.
Después de tres semanas de audiencias, y un año y ocho meses de sortear obstáculos, el horroroso crimen de Natalia Melmann quedó resuelto. Ayer, el Tribunal Oral 2 marplatense condenó a Gustavo “el Gallo” Fernández a la pena de 25 años de prisión, aunque lo eximió de la carga del homicidio. La conexión policial, que Página/12 reveló en el inicio del caso, fue confirmada por los jueces Enrique Ferraris, Rodolfo Guimarey y Reinaldo Fortunato: condenaron a los sargentos primero de la Bonaerense Oscar Echenique y Ricardo “Rambo” Anselmini, y al cabo primero Ricardo “el Mono” Suárez, a prisión perpetua por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, violación agravada y homicidio triplemente agravado. Tras la lectura del veredicto, se desató el bochorno: los familiares de los policías, entre cánticos antisemitas e insultos a los jueces, amenazaron de muerte a Gustavo Melmann: “¡Cuando lleguemos a Miramar te matamos!”. También hubo cánticos contra el periodismo. Falta aún determinar la suerte que correrá Gerardo Panadero, otro policía cuyo ADN saltó en las pericias, y resolver la acusación por encubrimiento contra el comisario Carlos Grillo y por asociación ilícita entre el poder político y la policía (ver aparte).
El dispositivo de seguridad fue espectacular. Fuerzas de Gendarmería y de la Federal mantuvieron control alrededor y dentro de la sala del primer piso de los Tribunales marplatenses, colmada de periodistas, familiares y un clima de tensión inédito. Los temores del tribunal no eran infundados: en un par de marchas de escasa asistencia pero cargadas de contenidos, familiares de los tres policías imputados y amigos sin uniforme pero uniformados por su característico corte de cabello consideraron al juicio como “una fantochada”. Y durante las tres semanas de juicio quedó en evidencia la escasa distancia que en algunos separa las ideas de los hechos.
Durante la mañana se realizó una brevísima primera parte del final, cuando los cuatro acusados tuvieron la oportunidad de hablar. Lo hicieron en forma sucinta (no más de 25 minutos entre los cuatro) y muy peculiar: “el Gallo” se mostró agradecido al tribunal por la “distinción en el trato”. Lo distintivo venía a cuento por sus desesperados intentos por despegarse de los tres policías, señalados por mayor cantidad de pruebas en su contra. Echenique se internó por el costado religioso: se definió como adventista, no católico, y dijo tener fe en que “el Señor” lo tiene como absolutamente inocente. “Rambo” Anselmini se mostró idealista: “Espero volver a mi casa y al trabajo”. “El Mono” Suárez sostuvo que era un juicio contra la institución policial. Como Angel Luque en Catamarca, mostró la hilacha cuando dijo: “Soy inocente. Si fuera culpable me hubiera escapado”.
Diez días después de desaparecida Natalia, y cuando según el ex gobernador Carlos Ruckauf el “Gallo” Fernández era el único partícipe en el crimen, Página/12 fue el único medio que sostuvo la conexión policial, a tal punto que anticipó los nombres de cinco policías. Tres de ellos ayer fueron condenados:
- El sargento primero del destacamento Las Flores, Oscar Echenique, fue visto a la misma hora en que Natalia salía de los boliches, conduciendo su auto, aunque él aseguraba que estaba durmiendo en su casa. También fue visto dando vueltas al día siguiente por la zona en que luego fue hallado el cuerpo de Natalia. El 5 de febrero de 2001, Echenique llegó tres horas tarde a su guardia. En esas horas, Natalia era violada y asesinada. Su ADN quedó como marca registrada en las muestras de semen extraídas a la víctima.
- El cabo primero Ricardo “el Mono” Suárez, de Miramar, fue visto conversando con Natalia, y en el patrullero que poco después la secuestró. Tenía las llaves de la casona del barrio Copacabana, donde fue violada yasesinada la joven. En el baúl de su auto se hallaron cabellos de la víctima. En su historial, existen persecuciones a otras menores.
- El sargento primero Ricardo “Rambo” Anselmini, de Miramar, también fue visto en Amadeus, junto a Suárez. También fue quien metió a los golpes a la chica dentro del patrullero. Su ADN también lo vendió. Imprevistamente, con las mismas pruebas en su contra, fue el único de los acusados que deambuló libremente hasta promediar el juicio.
- El ex y actual convicto Gustavo “el Gallo” Fernández fue quien concentró las primeras acusaciones: fue visto caminando con Natalia, después de varias escenas públicas en las que pretendía seducirla. También lo vieron conversando amigablemente con el patrullero que luego transportaría a la joven hasta su muerte. En su campera aparecieron marcas que se corresponden con la sangre de Natalia. Jamás pudo explicar con certeza el rasguño que apareció en su rostro después de la desaparición de la joven. Pero zafó de la figura del homicidio. Recibió 25 años de condena.
- De los otros dos policías señalados por este diario, uno de ellos ya tiene una causa aparte: Ricardo Panadero. Su ADN apareció mezclado con el de Anselmini y Echenique en las muestras de semen extraídas a la víctima. La querella pidió su detención. Se aguarda una respuesta.
- El otro fue largamente señalado durante el juicio, por cantidad de testimonios, como parte de la “camarilla policial dedicada a la noche y a las fiestas”, según acusó el fiscal Marcos Pagella y reconoció el juez que intervino en el inicio de la causa, Marcelo Riquert. Este diario se reserva su nombre, por no acusar a un inocente hasta que se demuestre lo contrario, y para que cuando se demuestre lo contrario no se haya fugado, como hubiera hecho el condenado Suárez.

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