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Sociedad|Sábado, 20 de septiembre de 2008
El presunto testaferro de los narcos se presentó a la Justicia, declaró y quedó libre

Preventiva para un ex funcionario

Manuel Poggi, ex secretario de la Municipalidad de General Rodríguez, quedó procesado por facilitar el almacenamiento de efedrina. Fernando Ventura García, acusado de ser testaferro de los mexicanos, fue detenido en Ezeiza, dijo que fue engañado y quedó libre.

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El dueño de la farmacia céntrica allanada el jueves declaró ayer ante el juez y quedó detenido.

El sommelier mexicano acusado de ser testaferro del presunto jefe narco Jesús Martínez Espinoza fue detenido ayer en el aeropuerto de Ezeiza, cuando regresaba al país para presentarse ante la Justicia. El hombre, Fernando Ventura García, admitió que tuvo contactos con los mexicanos para una supuesta exportación de vinos, pero desistió de esa relación al enterarse de que la intención era traficar droga. Declaró ayer mismo ante el juez Federico Faggionatto Márquez, quien le concedió el beneficio de la excarcelación, aunque lo mantiene vinculado con la investigación. El magistrado, además, procesó al ex funcionario del municipio de General Rodríguez Manuel Poggi, a quien acusó de ser integrante de una organización dedicada a la fabricación, comercialización y tráfico de estupefacientes, en el rol de facilitador en el almacenamiento de drogas. El ex funcionario comunal había alquilado un galpón en General Rodríguez donde parte de la banda de narcos almacenaba efedrina en tanques de aceite para cueros, para luego emplear ese precursor en la elaboración de drogas sintéticas.

Ventura García fue apresado cerca de las 11 de esta mañana cuando pisó suelo argentino procedente de Canadá, donde trabajaba como sommelier en un crucero. En su declaración, Ventura García dijo haber sido engañado por Martínez Espinoza, quien en enero pasado le ofreció realizar un negocio de exportación de vinos, pero cuando se dio cuenta de que pretendían traficar drogas se abrió del negocio y por eso fue amenazado.

“Cuando se dio cuenta de que para la presunta exportación se trataba de montar una empresa fantasma, decidió abrirse del tema y se desvinculó de esta gente”, dijo el abogado de Ventura García, Aníbal Mathis. El abogado explicó que su cliente se puso a disposición de la Justicia y decidió regresar al país para aclarar su situación, ya que desde enero no tiene contacto con los mexicanos. “El lo conoció a Martínez Espinoza en Puerto Madero, donde trabajaba. Le propuso hacer una exportación de vinos, ya que Argentina es una plaza bárbara para eso, y mi cliente accedió. Pero cuando supo que la exportación no era de vino, empezó a sospechar y se abrió. Recibió algunas amenazas, pero pudo desligarse”, amplió Mathis.

Ventura García era buscado por efectivos de la Dirección de Investigaciones de Tráfico Ilícito de Drogas de la Bonaerense desde principios de esta semana, cuando allanaron su casa de la calle Rawson 2282, de Olivos, y sólo encontraron a su esposa. El nombre de este ciudadano mexicano, nacionalizado argentino, figuraba en un boleto de seña para la compra de una de las quintas allanadas el martes pasado en Parque Irízar, de Pilar, en la cual los investigadores determinaron que la banda de mexicanos había montado una “cocina” para fabricar metaanfetaminas. En esa quinta, los pesquisas encontraron casi 300 cajas de un medicamento de venta libre del cual los mexicanos destilaban pseudoefedrina para elaborar drogas sintéticas. Hasta ese momento, el locador de la vivienda era Martínez Espinoza, quien decidió adquirirla pero a nombre de un testaferro.

Ventura García, mediante su abogado Mathis, se contactó en las últimas horas con la Justicia argentina y dijo que quería entregarse para aclarar su situación. Esta mañana llegó al aeropuerto de Ezeiza, donde lo aguardaba una comisión policial. El abogado dijo que el ahora detenido se dio cuenta de que las cosas no eran como se las habían propuesto al realizar un viaje a Guanajuato, estado mexicano de León. Su esposa, según contó el letrado, dijo que presenció algunas amenazas telefónicas que recibió su marido en esa época y aseguró que lo veía “temblar” cuando atendía el teléfono.

Faggionatto Márquez volvió a indagar ayer a tres de los nueve mexicanos detenidos en el marco de la causa, como así también al farmacéutico Marcos Frydman y a su ex esposa, María Nahmod, quienes fueron detenidos el jueves. Frydman era el dueño de la farmacia Lancestremere, ubicada en Sarmiento y Talcahuano, en pleno microcentro porteño, donde los pesquisas creen que funcionaba como una “oficina encubierta” de Martínez Espinoza. Allí, sospechan, los mexicanos adquirían el medicamento Loratadina Plus Northia mediante el cual se extraía la pseudoefedrina para elaborar la metaanfetamina en las quintas de Parque Irízar.

El juez, además, le dictó la preventiva a Manuel Poggi, el ex director de Desarrollo Industrial de la Municipalidad de General Rodríguez involucrado en el escándalo de la efedrina. Poggi, detenido el 3 de septiembre pasado tras estar varios días prófugo, está acusado de haber alquilado un depósito en esa ciudad, donde se habrían almacenado tambores con esa sustancia. Según los investigadores, el ex funcionario municipal sería uno de los eslabones de la denominada “ruta de la efedrina”. El abogado de Poggi, Ariel Fusco, adelantó que apelará la medida ante la Cámara Federal de San Martín.

El caso se inició el 18 de julio pasado, cuando la Policía Bonaerense desmanteló un laboratorio de drogas sintéticas que funcionaba en forma clandestina en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz. Allí detuvieron a nueve ciudadanos mexicanos y al argentino Luis Marcelo Tarzia, a quien se vinculó comercialmente con Sebastián Forza, uno de los empresarios víctimas del triple crimen.

Poggi fue vinculado con la causa luego de que personal de la Bonaerense allanó el galpón en General Rodríguez. Las pericias determinaron que uno de los tambores hallados en ese lugar contenía efedrina de suma pureza. El dueño del galpón dijo que se lo alquiló en marzo por 10 mil pesos mensuales y contó que pudo ver medio centenar de tambores, aunque creyó que se trataba de aceite de oliva. Poggi renunció a su cargo municipal el mismo día del allanamiento al galpón.

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