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Sociedad|Lunes, 24 de noviembre de 2008
Un Bonaerense detenido por balear a un joven

En defensa propia por la espalda

El oficial de la Bonaerense Marcos Agüero fue detenido en el partido de Esteban Echeverría acusado de matar de un balazo a un joven que, junto a unos amigos, había amenazado con un arma y atacado a golpes a su hermano, todo según la versión provista por la misma Bonaerense a la que pertenece el detenido. A raíz del episodio, que se originó en medio de una reyerta callejera, el uniformado pasó a ser uniformado en stand by o a la espera de más definiciones judiciales, o sea, uniformado sin uniforme ni funciones. Pero Bonaerense, al fin.

El sábado, Marcos Agüero se encontraba junto a su hermano Gonzalo en su casa de la localidad de Monte Grande cuando cuatro o cinco jóvenes cayeron por el lugar en dos Renault 12 (uno rojo y el otro gris) y en una moto. El grupo secundaba al motociclista, que venía a buscar a Gonzalo por alguna cuestión en disputa, al parecer una mujer, cosa que se desprende porque supuestamente lo amenazó con un arma.

El oficial Marcos, al ver a su hermano en peligro, salió en su defensa y comenzó a forcejear con el joven y amenazante motociclista, con la intención más preventiva y disuasiva que represiva de quitarle el arma y evitar sanamente que la discusión pasara a mayores.

Pero, claro, resulta difícil que el grupo de visitantes, según los hechos relatados, nada amigable, fuera a mirar controlado por lo que se desató una feroz batahola en la que, obvio, Gonzalo y su hermano pasaran la peor parte por la simple desventaja numérica.

El representante de la ley recibió varios culatazos en la cabeza y su hermano una serie de golpes de puño y patadas, contaron azoradas las fuentes de la Bonaerense.

Fue entonces que, en un descuido, porque estas cosas ocurren sólo en las películas o en los descuidos, el hermano del policía logró zafar de sus agresores y comenzó a correr por la calle para escapar, mientras que los atacantes salieron a perseguirlo. Todos a él, a quien buscaban, y no al policía con quien no tenían afrenta de por medio. El oficial aprovechó y corrió tras el grupo. En una esquina, divisó a los del auto gris y la moto. Lo quisieron atropellar y le habrían disparado. El oficial, recién entonces, atinó a defenderse con su arma. Tres de sus balas dieron en el auto y uno en uno de los salvajes agresores. Cuando alertados por un vecino llegó la policía encontraron al joven, curiosamente baleado por la espalda y muerto. El oficial no se entregó sino que lo fueron a buscar a la casa.

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