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Sociedad|Viernes, 16 de enero de 2009
UN AIRBUS CAYO AL RIO HUDSON EN NY, PERO SE SALVARON LAS 151 PERSONAS QUE TRANSPORTABA

Acuatizaje de emergencia

Una bandada de aves fue aspirada por una turbina, que se plantó cuando el avión llegaba a los mil metros de altura. El piloto logró descender sobre el río Hudson. Inmediatamente, barcos y ferries acudieron en su rescate. El piloto fue tratado como un héroe.

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Las aguas del Hudson estaban a 0 grado. Todos fueron rescatados. Hubo fracturas e hipotermia. De fondo, la Estatua de la Libertad.

Un Airbus A320, con 151 personas a bordo que había despegado del aeropuerto de Nueva York apenas si tuvo tiempo a levantar vuelo y cayó sobre las heladas aguas del río Hudson. El motivo: una de sus turbinas se plantó cuando aspiró una bandada de aves que se cruzó en su camino. Todos los pasajeros y tripulantes pudieron ser rescatados antes de que sufrieran signos de congelamiento. El piloto, poco después de conocerse la noticia de que habían sido rescatadas las 151 personas, fue tratado como un héroe.

El avión, de la empresa US Airways con 146 pasajeros y cinco tripulantes, había partido a las 18.11 –hora argentina– del aeropuerto neoyorquino de La Guardia y se dirigía hacia Carolina del Norte, pero a poco de despegar una de sus turbinas se plantó.

Los primeros informes señalaban que una bandada de aves, muy común sobre el río Hudson, ingresó en las turbinas y habría causado que una dejara de funcionar no bien la máquina despegó. El Airbus había alcanzado los mil metros cuando una turbina se plantó. El piloto logró alinear la máquina sobre el río Hudson y anunció que realizarían un acuatizaje de emergencia. La nave se posó en el agua a pocos metros de la orilla, a la altura de la calle 57. Habían pasado tres minutos desde el despegue.

La máquina cumplía el vuelo 1549. Los pasajeros salieron rápidamente y aguardaron sobre las alas del avión el rescate, que se concretó a bordo de ferries y otras embarcaciones que navegan en torno a la isla de Manhattan.

El operativo se concretó en pocos minutos e impidió que los pasajeros sufrieran síntomas de congelamiento, y culminó mucho antes de que el avión se hundiera definitivamente en el río. Al momento del accidente el agua tenía una temperatura cercana a los 0 grados.

De todos modos, unas 40 personas fueron atendidas con síntomas de hipotermia, fracturas y golpes. En el hospital Roosevelt, una azafata fue operada por una fractura y un matrimonio atendido por hipotermia, mientras que en el hospital de Jersey habían sido internadas unas 25 personas con cuadros de hipotermia y diversas heridas, según informó la cadena CNN en español.

“El comandante avisó que íbamos a caer, pero que iba a ser sobre el río y nos dijo ‘listos para el impacto, va ser fuerte’ y allí nos miramos todos y nos pusimos a rezar, entonces se escuchó una explosión y el avión cayó de golpe”, relató uno de los pasajeros. “La prioridad era que los niños y las mujeres salieran primero, la situación al principio era de mucho miedo, había mujeres que pasaban por encima de las butacas y había olor a gasolina por todas partes”, agregó.

Alberto Panero, otro de los pasajeros, dijo que al abrirse la compuerta del avión “ya había una embarcación, la gente salió y aguardó sobre las alas, pero algunos, con chalecos salvavidas estaban sobre el agua”.

Otros testimonios aseguran que cuando el avión impactó sobre el agua se hundió y luego comenzó a flotar, y que “fue una suerte que el fuselaje no se haya quebrado”. El presidente de Us Airways, Doug Parker, aseguró que todos los ocupantes de la aeronave fueron salvados y pidió “no especular sobre las causas del accidente hasta que finalicen las investigaciones”.

El cónsul argentino en Nueva York, Alejandro Bertolo, dijo a la prensa argentina que el rescate “se realizó en mucho orden en medio de bajas temperaturas, por lo que había peligro de que los pasajeros sufrieran hipotermia. Los ferries que hacen el recorrido en torno a la isla de Manhattan rodearon completamente la máquina y también acudieron al lugar helicópteros del servicio de guardacosta y remolcadores”, precisó el cónsul.

Más tarde, cuando el espanto se había calmado, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, saludó enfáticamente el heroísmo y profesionalismo del piloto –cuyo nombre aún se desconoce–, quien se quedó hasta el final preocupado por que cada persona abandonara el avión a salvo.

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