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Sociedad|Domingo, 18 de enero de 2009
INFORME DE MEDICOS SIN FRONTERAS SOBRE LO QUE NO MIRAN LOS MEDIOS

Las catástrofes invisibles

La representante argentina de MSF señala que “en 2008 se agravaron los ataques deliberados contra las organizaciones humanitarias, obligando a suspender operaciones”.

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Las catástrofes humanitarias en Africa y Asia prácticamente no tuvieron repercusión en los medios.

El 15 de enero último, la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) presentó en España un informe en el que se exponen las catástrofes humanitarias de 2008 que menos repercusión tuvieron en la comunidad internacional. Los desplazamientos masivos de población civil por la violencia y necesidades médicas sin atender en la República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Irak, Sudán, Etiopía y Pakistán, junto a problemas sanitarios y médicos en Myanmar y Zimbabwe y la constante crisis de desnutrición en Haití, Bangladesh o Costa de Marfil, son las emergencias más graves registradas el año pasado en el mundo según el documento Las diez crisis humanitarias más desatendidas de 2008. Asimismo, la investigación denuncia los serios inconvenientes que, tanto médicos como personal de la organización, sufren a la hora de atender los conflictos. En tal sentido, según Laura Calogne –representante argentina de MSF–, durante el último año “se agravaron los ataques deliberados contra las organizaciones humanitarias, obligando a suspender las operaciones en distintos rincones del mundo”.

Como explica el informe de MSF, el objetivo fundamental al mostrar y denunciar públicamente ciertos conflictos humanitarios que poseen poca o nula visibilidad mundial, “es una forma de ejercer presión sobre los políticos y otros actores con capacidad de acción”. De hecho, para Calogne, “estas poblaciones necesitan no sólo asistencia médica, sino que su situación se conozca y a menudo nos piden que les ayudemos a contar su historia al mundo exterior”. Básicamente, la lista de emergencias (médicas, alimentarias o de violencia) presentadas en el informe derivó de la experiencia operacional de MSF y de las crisis en las cuales los equipos en el terreno fueron testigos directos.

Según el documento, en el mundo cerca de 20 millones de niños padecen desnutrición aguda severa. Sin embargo, sólo un 3 por ciento de ellos reciben el tratamiento que les puede salvar la vida: Alimentos Terapéuticos Listos para Usar (RUTF). Una de las conclusiones a las que arribó el informe, es que “aunque para combatir el hambre es necesario tener acceso a alimentos en cantidades suficientes, para frenar la desnutrición también hay que garantizar alimentos de calidad nutricional”. No obstante, en Haití, Bangladesh o Costa de Marfil las cifras son impactantes: en el último año cerca de 300 mil niños fueron atendidos por MSF por desnutrición. A veces, sin embargo, son los propios estados nacionales quienes obstaculizan la lucha: “en Níger, en 2008, el gobierno obligó a MSF a poner fin a su programa nutricional infantil en la región de Maradi”.

Asimismo, en lugares como Myanmar y Zimbabwe –donde los gobiernos no priorizan la atención sanitaria o ven como una amenaza la presencia de ONG–, las organizaciones humanitarias se encuentran obligadas a limitar el tipo de asistencia prestada o deben hacer frente a serias crisis sanitarias. Según el informe, por ejemplo, “en Myanmar, cientos de miles de personas mueren innecesariamente debido a la falta de tratamiento –de enfermedades como tuberculosis, sida o malaria–, mientras que el gobierno apenas hace nada para ayudar a su propia población y los donantes internacionales miran para otro lado”. De hecho, en 2007, el gasto gubernamental del país asiático en el sistema de salud fue de 50 centavos de euro por persona y la ayuda humanitaria internacional apenas superó los 2 dólares.

Por otro lado, los conflictos de violencia en Somalia y la RDC son de larga duración: durante más de 15 años se registraron enfrentamientos armados. Sin embargo, según el documento de MSF, en 2008 ambos países experimentaron graves recrudecimientos de violencia, que obligaron a miles de personas a huir de sus casas: “Sin acceso a atención sanitaria, comida, agua o refugio”. Al igual que Sudán, los territorios africanos siguen siendo escenario de dos emergencias: “La desnutrición y las enfermedades prevenibles y tratables como la malaria, el sarampión o la meningitis”.

Según el documento, el apoyo humanitario también es urgente para las poblaciones “atrapadas por los enfrentamientos entre ejército y grupos rebeldes en Etiopía, donde la falta de asistencia es flagrante y se han registrado preocupantes tasas de desnutrición”. Asimismo, en Irak, por ejemplo, “la debilidad del sistema sanitario impide que los heridos por los bombardeos y la violencia sectaria reciban una atención rápida y eficaz”.

No obstante, para Calonge, contextos como el iraquí, el paquistaní o el somalí “ilustran además que el espacio para una ayuda humanitaria independiente, imparcial y neutral es cada vez más reducido”.

Informe: Mariana Seghezzo.

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