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Sociedad|Lunes, 9 de febrero de 2009
Más de cien muertos, 700 casas quemadas y tres estados en llamas

El infierno está en Australia

Al menos 108 muertos y 100 desaparecidos. Las llamas bordean Melbourne y tres estados. Miles de bomberos luchan contra el fuego. Ya es el peor incendio en la historia de Australia. Las autoridades aseguran que el origen del desastre es obra de pirómanos.

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Las llamas ya devoraron 700 viviendas y quitaron la vida a 108 personas. Los bomberos no dan abasto.

Al menos 108 personas murieron y cerca de 100 continúan desaparecidas en los incendios forestales que arrasan desde el sábado el sureste de Australia. “Es un infierno en todo su furor. Muchos han muerto, muchos han resultado heridos”, calificó ayer el primer ministro australiano, Kevin Rudd, al incendio más mortífero de la historia de su país. Con tres mil kilómetros cuadrados devastados, más de 31 focos de fuego sin controlar y cerca de 46 grados de temperatura, el estado de Victoria está en ruinas y sus calles desiertas. Las autoridades australianas temen que en los próximos días se descubran nuevas víctimas. Los expertos aseguran que el incendio fue originado por pirómanos.

El fuego se inició en el estado de Victoria –sureste de Australia– y, favorecido por la peor ola de calor desde hace un siglo (con temperaturas de más de 46 grados) se expandió a las ciudades vecinas. Algunos supervivientes describieron cómo una espesa nube negra de cenizas se extendió por el cielo y sólo dejaba filtrar un “horrible resplandor naranja”, mientras que las llamas invadían sus viviendas.

Los fuertes vientos posibilitaron el avance de 50 incendios en los estados de Victoria, Nueva Gales del Sur y los territorios de la capital, Canberra. “Estos fuegos han sido muy rápidos, muy violentos y muy feroces”, subrayó el jefe adjunto de la policía de Victoria, Kieren Wal-she. “Lo peor que le puede ocurrir a la gente es que tome una decisión precipitada para huir y que acaben atrapados en sus coches”, declaró la portavoz de la sección rural de los bomberos de Nueva Gales del Sur, Rebel Talbot.

Ayer, el vocero del Departamento de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de Victoria, Geoff Ru-ssell, informó que las víctimas fatales llegan a 108 personas, aunque reconoció que las autoridades temen que el número siga creciendo a medida que los servicios de rescate retiren escombros y restos de las viviendas destrozadas por el fuego. De hecho, casi 700 casas quedaron completamente destruidas desde el inicio del desastre. Además, Russell explicó que los servicios de emergencia están luchando contra 31 focos a lo largo del estado, alguno de los cuales, han arrasado ciudades enteras. Por ejemplo, un pueblo situado al noroeste de Melbourne –la segunda ciudad en importancia de Australia– fue totalmente borrado por el fuego: “Marysville, que era una de las aldeas más bonitas de Victoria, incluso de Australia, acaba de desaparecer del mapa”, aseguró Ivor Jones, un sacerdote que vivía en el lugar. También, en la ruta de acceso a la ciudad se hallan numerosos coches calcinados, reducidos a esqueletos metálicos, que fueron abandonados por sus ocupantes para escapar de las llamas.

Según la policía local, muchas de las víctimas murieron en el interior de sus autos cuando trataban de huir del avance de las lenguas de fuego y otros perecieron al tratar de salvar sus viviendas. En realidad, la mayor parte de los muertos se registraron en la región de Melbourne. Por esa razón, el gobierno del estado de Victoria ordenó el despliegue de unidades del ejército para ayudar a los tres mil bomberos ya movilizados en la ciudad. Además, miles de supervivientes se encuentran refugiados en edificios públicos y escuelas, mientras bomberos, soldados y servicios de emergencia luchan contra los incendios.

Por el momento, las llamas devastaron tres mil kilómetros cuadrados, una superficie similar a la de Luxemburgo. De hecho, son los peores incendios y los más mortíferos de la historia del país superando, incluso, los registrados en 1983, que provocaron la muerte de 73 personas. “El infierno en todo su furor se ha abatido sobre la población del estado de Victoria desde hace 24 horas”, señaló el primer ministro. Según Marie Jones, habitante de la localidad de Kinglake (cerca de Melbourne) “a un hombre le colgaban trozos de piel y su hija pequeña también estaba quemada. Llegó diciendo: ‘He perdido a mi mujer y a mi otro hijo, lo único que quiero es que salven a mi hija’”, declaró la mujer.

Con total seguridad, el jefe adjunto de la policía de Victoria, Kieren Walshe, sostuvo que “no hay duda de que el fuego es obra de pirómanos”. Las autoridades australianas prometieron castigar con severidad a los pirómanos, a quienes –en caso de que realmente existan– perseguirán como responsables de 108 homicidios.

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