Página/12 :: Sociedad :: Una mujer enterrada

La policía encontró el cadáver de una mujer bajo el piso de un pequeño galpón, en una casa de San Miguel Oeste, luego de que el hijo de los propietarios hallara, guiado por un olor poco habitual, unas falanges. Por el caso fue detenido Diego Armando Herrera, el hombre de 27 años que cuidó esa casa durante las vacaciones de su propietario y cuya pareja permanece desaparecida desde principios de febrero. Las características de la víctima descubierta bajo el piso coinciden con las de Susana Romero, de 26 años, por quien había sido radicado un pedido de averiguación de paradero el 5 de febrero. Al cierre de esta edición, el fiscal de Malvinas Argentinas, Pablo Rolón, aguardaba el resultado de la autopsia y otros informes forenses, para luego indagar al detenido. Fuentes policiales afirmaron que, a simple vista, el cadáver no presentaba signos de haber recibido disparos o apuñalamiento, por lo que se presume que la mujer pudo haber sido muerta a golpes. Lo seguro es que su muerte fue violenta; aun cuando –según trascendió– Herrera haya dicho que ella cayó al suelo, se golpeó y murió, razón por la cual había decidido enterrarla en el patio de la casa sin decir nada a nadie.

Las sospechas comenzaron a cerrar el círculo sobre Herrera a fines de la semana pasada, cuando los propietarios de la casa regresaron de vacaciones. “Lo vi arañado, le pregunté qué le había pasado y me dijo que había tenido una pelea, después por unos días desapareció”, comentó el dueño de la casa en cuyo fondo funciona un pequeño taller textil. Herrera también le había comentado que “su mujer había de-saparecido y ahí empezamos a tener dudas, nos preguntamos por qué había unas bolsas de tierra, empezamos a ver unas montañitas, me parecía raro”. Poco después, informó el secretario de la Fiscalía General Agustín Mosso, “el hijo del propietario de la finca hizo un agujero en el piso, que estaba cubierto con material, y vio que asoman unos dedos”, tras lo cual avisaron a la seccional 3ª de San Miguel.

Con ayuda de bomberos y peritos, los efectivos policiales de-senterraron el cuerpo de la mujer. Apresar al sospechoso resultó sencillo: al momento de iniciar su búsqueda, se encontraba en la comisaría local, supuestamente buscando a su pareja.

Herrera cuidaba la propiedad durante las vacaciones de sus propietarios, lo que –además– había llevado a suspender temporariamente el trabajo en el pequeño taller textil que operaba en el galpón. De allí que nadie sospechara nada en los días anteriores.

Susana Romero estaba desaparecida desde el 5 de febrero, y lo último que su familia había sabido de ella era que había ido a visitar a Herrera, con quien mantenía una relación de pareja –al parecer, en crisis—, a la casa que, temporalmente, lo tenía por cuidador. Tras esa visita nadie volvió a verla. Interrogado por familiares de la mujer, Herrera insinuó la posibilidad de que hubiera huido con algún hombre, habida cuenta de que venían teniendo problemas de pareja porque ella le era infiel. Pero esa explicación había resultado insuficiente para la tía de la mujer, quien el 7 de febrero había radicado un pedido de averiguación de paradero en la seccional de Cuartel V, en Moreno.

De acuerdo con una versión no oficial, Herrera habría contado que el 5 de febrero citó a su pareja en el lugar que cuidaba y que allí, de noche, habrían mantenido una discusión. San Miguel Oeste es un barrio de clase media, de casas modestas y distanciadas unas de otras por jardines, lo que explicaría que los vecinos no hayan escuchado ruidos poco habituales.

El fiscal Pablo Rolón indagará a Herrera hoy, tras recibir los informes forenses. “En principio –informaron en la fiscalía–, se trataría de homicidio simple porque no está acreditado ningún vínculo parental con la fallecida, de manera que no podemos indagarlo por homicidio calificado por el vínculo.” Una versión no confirmada aún por la Justicia afirma que Herrera es padre de un hijo, pequeño, de Romero.

Detuvieron a su pareja

Una mujer enterrada