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Sociedad|Jueves, 26 de marzo de 2009
Inédita intervención cardíaca en la Argentina para pacientes de edad avanzada

Una válvula de reemplazo sin cirugía

La técnica permite cambiar la válvula aórtica con invasión mínima: un catéter que se introduce en una arteria, a la altura de la ingle, conduce la válvula artificial y la implanta entre el corazón y la aorta. La operación fue efectuada en el Hospital Fernández.

Por Pedro Lipcovich
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Ya se realiza en la Argentina una intervención que permite reemplazar la válvula aórtica sin necesidad de cirugía: un catéter que se introduce en una arteria, a la altura de la ingle, conduce la válvula artificial y la implanta entre el corazón y la aorta. La intervención empezó a efectuarse en el Hospital Fernández y en instituciones privadas, bajo la supervisión del especialista alemán que desarrolló el método en el mundo. La técnica es aplicable a pacientes, generalmente de edad avanzada, para quienes la cirugía convencional implicaría un riesgo excesivo.

La válvula aórtica –situada entre el corazón y la arteria aorta– eventualmente se calcifica, se endurece, dificultando así el pasaje de la sangre. El tratamiento convencional es quirúrgico: requiere abrir el tórax y utilizar un dispositivo de circulación extracorpórea para reemplazar la función del corazón mientras se efectúa la intervención. Desde hace cuatro años, como alternativa, se utiliza en varios países el “reemplazo percutáneo de la válvula aórtica”, efectuado por primera vez en 2002.

“Percutáneo”: a través de la piel, pero no en el tórax sino en la ingle, donde se efectúa una punción hasta la arteria femoral. Allí se introducirá un catéter, un largo tubo flexible que, por la femoral, llegará a la aorta, y por la aorta alcanzará la válvula enferma. “El catéter lleva en su punta, como si fuese un paragüitas cerrado, la válvula de reemplazo”, graficó Néstor Pérez Baliño, jefe de gabinete del Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires y ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Llegado a la válvula, el cardiólogo que manipula el catéter efectúa dos acciones: “Primero, rompe la válvula calcificada y dilata la arteria; después, abre aquel paragüitas: así instala la nueva válvula, que queda adherida a la pared de la aorta”, precisó Pérez Baliño. La válvula está construida con tejido porcino –de uso habitual en este tipo de dispositivos– y metal.

El paciente intervenido en el Hospital Fernández tiene 81 años de edad. “Veinte minutos después de la intervención ya había despertado, porque se utiliza una anestesia suave. Prevemos que estará internado sólo un par de días más”, anticipó Pérez Baliño. La intervención fue efectuada por el equipo de cardiología intervencionista del Hospital Fernández, dirigido por Miguel Payasian, con participación del equipo de cardiología clínica dirigido por Simón Salzberg. Página/12 procuró hablar con estos profesionales, pero, explicó Pérez Baliño, “resolvimos que yo me encargara de dar la información, para que hubiera un solo discurso”.

Jorge Belardi, jefe de cardiología intervencionista del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, donde hoy se efectuará una intervención similar, señaló que esta acción “se efectúa sobre pacientes cuya condición física haría muy riesgosa la cirugía convencional; frecuentemente tienen más de 80 años”. Ayer se efectuó otra intervención de este tipo en el Hospital Italiano. Todas son supervisadas por Eberhard Grube, jefe del Departamento de Cardiología y Angiología del Centro del Corazón de Siegburg, Alemania; es uno de los pioneros de esta técnica, que se aplica desde hace cuatro años en varios países, y viajó especialmente a la Argentina.

El costo total de esta intervención es mayor que el de la operación convencional, ya que, si bien la cirugía a cielo abierto tiene mayores costos, la válvula que se coloca mediante catéter es mucho más cara. Según Pérez Baliño, “en la ciudad de Buenos Aires se verificó ya la denominada ‘transición epidemiológica’, por lo cual tendremos cada vez más patologías propias de pacientes añosos: aumenta entonces la cantidad de pacientes que requieren reemplazo de válvula aórtica”. El funcionario subrayó que “el hospital público, al ser pionero en estas intervenciones, da un marco normativo a las instituciones privadas, para prevenir que, por razones de costos, no hagan la intervención cuando es necesaria, o, al contrario, para facturar, la efectúen cuando no es necesaria”.

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