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Sociedad|Miércoles, 3 de junio de 2009
El Arzobispado riojano deberá indemnizar a una familia

Discriminación en el claustro

La Justicia de La Rioja condenó al Arzobispado local y al colegio Pío XII al pago de más de 30 mil pesos a una familia por negar la matriculación a sus hijos. El cura demandado es el mismo que ordenó un mural con la imagen de Menem en la catedral.

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El mural que Montiel contrató para ser pintado en la Catedral riojana, con el rostro de Menem.

La Cámara Civil riojana condenó al Arzobispado de esa provincia a indemnizar a una familia por discriminar a sus hijos en el Colegio Pío XII, dependiente del Arzobispado local. El caso se desató en 2001, cuando uno de los hijos de la familia Ocaño, que cursaba en el instituto educativo religioso, fue amonestado por supuesta indisciplina. Los padres consideraron que sufría persecución y lo retiraron del colegio, pese a lo cual mantuvieron a sus cuatro hijas. Pero, al finalizar el año, el Pío XII no renovó la matrícula a las hijas. Los Ocaño iniciaron una demanda por discriminación, mientras que desde el colegio devolvieron el guante iniciando un juicio por injurias (los padres habían dado publicidad de su denuncia en los medios locales) que resultó favorable a la Iglesia en primera instancia pero que está en trámite de apelación. En la causa, el representante del Pío XII es el sacerdote Héctor Montiel, que saltó al estrellato público al contratar a un artista para que pintara un mural en la catedral con la imagen de Carlos Menem, el entonces obispo riojano Fabriciano Sigampa, el ex gobernador Angel Maza, y otros políticos.

El conflicto entre la familia y la institución educativa data de mayo de 2001, cuando el obispo de La Rioja era el actual arzobispo de Reconquista, Fabriciano Sigampa. El 17 de ese mes, según Montiel, se produjo “un hecho de indisciplina durante la exhibición de una película”. Aunque la acusación nunca se pudo comprobar, el hijo del matrimonio Ocaño fue castigado con diez amonestaciones. La familia reaccionó y jamás se llegó a un acuerdo. Finalmente, José Ocaño y Nélida Guerrero, padres del chico, decidieron retirar del Pío XII a su hijo. Pero mantuvieron en la institución a sus cuatro hijas.

De todos modos, a fin de ese año, Montiel dispuso que no se renovara la matrícula a ninguna de las hermanas del joven sancionado. Los Ocaño decidieron entonces presentar una demanda contra el colegio y el Arzobispado por discriminación. Se realizaron varias audiencias de conciliación pero no hubo posibilidad de acercamiento ya que Montiel, en representación del Pío XII, no aceptó en ningún momento reincorporar a los hijos del matrimonio Ocaño, alegando burdamente que la “naturaleza jurídica de la escuela católica marca una diferencia con las escuelas estatales, ya que por su naturaleza se le reconoce el derecho constitucional de admisión”, aseguró la representación católica en uno de los intercambios judiciales con los Ocaño.

Lo cierto es que las diferencias se ampliaron notoriamente y los Ocaño decidieron salir públicamente a cuestionar a las autoridades eclesiásticas. En la causa iniciada por los Ocaño, luego tomaron intervención la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Inadi, el ombudsman Eduardo Mondino, y se publicaron denuncias en los medios. El caso tuvo inmediata repercusión en los diarios locales, y luego las denuncias se extendieron a la televisión.

La familia Ocaño reclamó una indemnización de 90 mil pesos por discriminación. Para ellos, la decisión de Montiel contra las hermanas del menor de sus hijos fue un “castigo inmerecido”, porque las jóvenes tenían buen rendimiento, al punto de que una de ellas era abanderada de la institución en el nivel primario.

La Justicia hizo lugar al reclamo de los Ocaño, y apelado, el caso derivó a la Cámara Civil, que ahora resolvió mantener la razón del lado de los denunciantes, aunque modificaron el monto reclamado reduciéndolo a poco más de un tercio de los 90 mil pesos.

A la demanda de los Ocaño, Montiel respondió con una querella por injurias y difamación, tomando como base las notas periodísticas que levantaron las denuncias contra la institución. La causa por injurias contra los Ocaño comenzó a desarrollarse en 2004, cuando ya la Justicia riojana había adoptado posición respecto de los reclamos indemnizatorios de los Ocaño. Algunos de los reclamos de Montiel resultaron como mínimo llamativos luego de que describiera ante la justicia civil como ejemplo de manifiesto encono de los Ocaño el hecho de que hubiera participado de su lado un representante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre de apellido judío, lo que representaba una clara demostración de que “la Liga es discriminatoria ideológicamente”.

La Justicia condenó a los Ocaño a pagar 10 mil pesos por difamación a Montiel, pero la causa fue apelada. Entretanto, la Cámara dispuso que el Pío XII y el Arzobispado riojano pagaran a los Ocaño algo más de 30 mil pesos. Pero Montiel no necesitaba de los Ocaño para alcanzar la fama a nivel nacional. Su nombre circuló alrededor de las agencias noticiosas luego de contratar a un artista para que pintara en la propia catedral riojana un fresco con la imagen del santísimo Carlos Menem acompañado del actual arzobispo de Reconquista, Fabriciano Sigampa, y políticos.

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