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Sociedad|Sábado, 13 de junio de 2009
Los primeros análisis de los cuerpos refuerzan la teoría de que no hubo explosión

El Airbus desintegrado en el aire

El peritaje preliminar sobre los primeros dieciséis cuerpos revelan que no había rastros de quemaduras, que estaban sin ropas por acción violenta del viento y que no murieron ahogados. Hay pocas esperanzas de hallar más cadáveres.

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Los cuerpos analizados presentaban fracturas por el choque contra el agua a altas velocidades.

Resultados de los primeros peritajes realizados sobre los cuerpos de dieciséis víctimas del accidente del Airbus de Air France, que ya llegaron a la isla brasileña de Fernando de Noronha, parecen reforzar la hipótesis de que al menos parte de la aeronave se desintegró antes de caer al mar con sus 228 ocupantes. Los datos surgen porque la mayoría de los cadáveres (que luego siguieron hacia Recife, donde les realizarán análisis más profundos) estaban desvestidos o apenas cubiertos por ropa, lo que sugiere que las prendas fueron arrancadas por la violenta acción del viento.

El peritaje preliminar permite descartar, por el momento, la posibilidad de que hubiera habido fuego o explosión en la aeronave, ya que ninguno de los cuerpos presentó rastros de quemaduras. Uno de los primeros argumentos puestos en duda fue el del atentado explosivo, ya que los cuatro minutos desde que el sistema automático del Airbus comenzó a enviar mensajes de alerta hasta que fue recibido el último mensaje parecen demasiado tiempo para una explosión, cuyos efectos son casi instantáneos. Uno de los pasos que están dando los investigadores es realizar un mapeo de los asientos y ubicar a los pasajeros según los cuerpos que hayan sido identificados, para intentar encontrar vestigios que permitan saber de qué forma se partió la estructura del avión.

El resultado de las necropsias ayudará a la Oficina de Investigaciones y Análisis para la Aviación Civil francesa (BEA) a determinar una posible dinámica del accidente, y serán de vital importancia en caso de que las cajas negras del avión no sean halladas, cuestión que por el momento parece altamente probable.

Es más, el ex director de Air Canada y de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), y uno de los creadores del sistema de las cajas negras, Pierre Jeanniot, aseguró ayer que esos dispositivos “ya son obsoletos porque la tecnología ha evolucionado. La transmisión por satélite desde los aviones es mucho más económica que lo que era hace diez años. Actualmente es posible transmitir todo directamente desde el vuelo, en caso de problema”. Según Jeanniot, el sistema satelital automático permitiría recuperar todo instantáneamente “en lugar de ir a buscar en la selva o en el fondo del mar las cajas negras dañadas. El avión comenzaría a emitir en cuanto se produce una falla. Y se puede programar el sistema para que, en caso de anomalía grave, transmita sin parar todos los datos y todas las grabaciones con las voces de los pilotos. Es bastante simple y no saturaría las comunicaciones, porque sólo transmitiría en caso de emergencia”.

Cuarenta y cuatro cuerpos ya fueron rescatados del mar por los equipos de rescate franco-brasileños. De ellos, dieciséis llegaron a Noronha y ya fueron enviados a Recife, en la costa brasileña, donde serán analizados por el Instituto Médico Legal. Fueron rescatados prácticamente íntegros, y casi todos presentaban múltiples fracturas en los miembros superiores e inferiores y en la región de la cadera. Los datos que surgieron de esos dieciséis cuerpos, además de reforzar la idea de que el avión estalló en el aire (sin que se produjera un atentado explosivo), parecen indicar que las fracturas fueron provocadas en el choque contra el agua a alta velocidad.

Al mismo tiempo, no pudo comprobarse en los cadáveres analizados hasta ayer que la causa de muerte fuera el ahogo, lo que supondría un fallecimiento ocurrido después de la caída del avión.

La hipótesis de la desintegración parcial de la aeronave también está reforzada por otros datos del accidente, como algunos mapas producidos por la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) que indican que los equipos de rescate encontraron dos líneas de cuerpos, distantes entre sí 85 kilómetros. Los investigadores afirman que si el avión hubiera caído entero al mar, los cuerpos deberían estar más próximos unos de otros, aun después de permanecer varios días a la deriva.

Sobre los restos de la aeronave, hasta el momento sólo se puede confirmar el hallazgo de una pieza grande, el estabilizador vertical, que se localiza en la cola del avión y donde se ubica el timón de dirección; se trata de una pieza aerodinámica que evita grandes sacudidas en caso de registrarse turbulencias. El resto del material rescatado estaba disperso “en un mar de destrozos”, según informó la Marina brasileña.

El total de cuerpos rescatados hasta el momento suman 50 con los seis cadáveres hallados ayer. Las esperanzas de hallar más cuerpos se desvanecen a medida que pasa el tiempo. Ya se anunció que a partir del 17 de junio, cada dos días se realizará una evaluación para determinar si se continúa con la búsqueda de cuerpos.

La Fuerza Aérea y la Marina brasileña delimitaron una zona de 70 kilómetros de radio a partir de un punto a 1350 km al noreste de las costas brasileñas de Recife, para concentrar las búsquedas de las cajas negras del avión. La clave se concentra en el submarino nuclear francés Emeraude, cuyo sonar podría detectar el sonido que emiten las cajas negras en un área donde las profundidades del mar superan los 3500 metros.

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