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Sociedad|Jueves, 2 de julio de 2009
Un hombre mató a su pareja de cinco balazos e hirió a la hija de ella

Víctimas de otra inseguridad

Un ingeniero de 60 años baleó a su pareja, abogada, quien murió en el acto, y a una niña de 13 años, hija de la mujer, quien está grave. El hecho, desenlace violento de un conflicto familiar, ocurrió en una casona del barrio de Flores.

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La policía retira el cadáver de la víctima, asesinada en la lujosa casona donde vivía con el homicida.

Aunque algunas incógnitas todavía rodean el caso, el ingeniero Andrés Carlos Fraser quedó detenido ayer, temprano en la mañana, en una celda de la comisaría 38ª, con todos los indicios de haber disparado, según los investigadores, cuatro o cinco veces contra su pareja, la abogada civil y comercial Silvia Viviana Lago, provocándole la muerte, tras una discusión en su señorial propiedad de la calle Bonorino 540, en el barrio de Flores. En el mismo acto, también resultó víctima la hija de Lago, de 12 o 13 años, que recibió un disparo en el tórax y otro en un brazo y fue intervenida de urgencia. Ambos casos desataron un corrillo de voces de sorpresa o intentos de explicación de los vecinos, según las circunstancias, al pie mismo de la casona de tres plantas. De seguro, ninguna de las dos víctimas, mujeres, serán levantadas como banderas contra la ola de inseguridad (de la violencia doméstica e intrafamiliar) ni serán utilizadas para reclamar leyes más duras (contra la tenencia de armas).

Silvia Viviana Lago, divorciada, vivía en pareja con el arquitecto Andrés Fraser. Ella tenía alrededor de 50 años y él, cerca de 60. Según las versiones de algunos vecinos y de la empleada doméstica, Argentina Suárez, “estaban en pareja desde hacía cuatro o cinco años y vivían juntos acá hasta que hubo un inconveniente y ella le pidió una tregua de unos meses”.

Que le hubiera pedido una tregua, de ser cierto, habla al menos de que aquella relación era una guerra. Y como en toda guerra, si hay armas, las probabilidades de que haya víctimas se multiplican. Para el caso, el ingeniero Fraser tenía en su casa una pistola calibre 38 Special cuya tenencia no fue informada por los investigadores, pero que fue hallada, según las propias fuentes policiales, apoyada sobre una mesa, en el living, y presumiblemente es el arma utilizada en el crimen.

Las discusiones entre la pareja eran recurrentes desde hacía un tiempo. La mentada tregua fue una suerte de distribución geográfica, un intento por mantener distancia o hacer mínimamente habitable la zona de conflicto, la casona de Bonorino al 500. Espacio había. Además del garaje en la planta baja, en el primer piso se desplegaba el living y la cocina, y en el segundo, los dormitorios. El predio ocupa 556,5 metros cuadrados de superficie y un frente de 10,9 metros por 51,19 de fondo. Un caserón.

La nena es alumna del primer año del colegio religioso Misericordia, ubicado frente a la plaza de la Misericordia, sobre la calle Camacuá (paralela a Esteban Bonorino) y Francisco Bilbao, a media cuadra de la casona del ingeniero Fraser. Vecinos de la pareja y amigas escolares de la nena confiaron que la tregua consistió en un acuerdo provisorio, en el que el hombre ocuparía el living para dormir y la abogada y su hija, la planta superior. Una compañera de colegio de la adolescente contó a la prensa que su amiga “no tenía una buena relación con el hombre. No lo quería. Era muy mandón”.

Ayer, alrededor de las 5.30 de la mañana y por motivos que se desconocen, la pareja se trabó en una discusión que fue subiendo de tono. En algún momento alrededor de ese horario, los vecinos escucharon varios disparos. Todo parece indicar que, en medio de la discusión, Fraser tomó la pistola y disparó contra la mujer cuatro o cinco veces, provocándole la muerte. La nena salió en defensa de su madre y recibió un disparo en el brazo y otro en el tórax, y quedó gravemente herida.

El número 911 policial recibió varios llamados alertando por las detonaciones. Cuando los policías de la 38ª llegaron a la casa de Bonorino, encontraron el cuerpo de la abogada tirado en el piso de la primera planta, entre la cocina y la sala de estar, y cerca a la hija. En una mesa en el living estaba apoyada la 38 Special, y cerca, sentado sobre el piso o en una silla, Adrián Fraser, aparentemente shockeado.

Los policías detuvieron al ingeniero, mientras que la chica fue trasladada de urgencia al Hospital Piñero, donde los médicos constataron que presentaba una herida en el tórax y otra en un brazo. La asistieron en la guardia, la estabilizaron y la derivaron de urgencia a la Clínica Suizo Argentina, donde fue intervenida quirúrgicamente. Su estado es grave, aunque está compensada.

A Fraser lo alojaron en la comisaría 38ª, acusado de “homicidio y tentativa de homicidio”, a disposición del juzgado a cargo de Jorge Gorini. Los investigadores analizan el caso bajo la lupa de un crimen tras una discusión de pareja y familiar, “que se tornó muy violenta”.

Varias versiones que circulaban ayer entre los vecinos y que llegaron a los investigadores señalaban que Fraser estaba bajo tratamiento psiquiátrico. En ese caso, la posesión del arma, el permiso (si es que lo había) de tenencia y la incógnita del tratamiento psiquiátrico pone el acento más allá de las banderas de la remanida ola de inseguridad.

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