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Sociedad|Lunes, 17 de agosto de 2009
Macri muda un movimiento afro a un centro cultural que ya no da abasto

Una mudanza para desentenderse

Cuatro meses después de una intimación judicial, el gobierno porteño trasladará al Movimiento Afro al Centro Cultural Plaza Defensa. Pero allí funcionan numerosas actividades que quedarían dejadas de lado. El gobierno se desentiende de los conflictos que genera.

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Todos protestan. El gobierno demoró la respuesta y ahora termina enfrentando a dos sectores necesitados.

Desde diciembre de 2008, sobre el Movimiento Afrocultural pendía la amenaza de desalojo y el riesgo cierto de quedar en la calle. Un fallo de la Justicia porteña, hace cuatro meses, dispuso una medida cautelar que ordenaba al Ministerio de Cultura de la ciudad dar un espacio al MA acorde a “la labor cultural que desarrollan”. Con demora, cuatro meses después, la cartera dirigida por Hernán Lombardi resolvió crear el Programa Afrocultural en cogestión con la asociación y ubicar al MA en el edificio Centro Cultural Plaza Defensa del barrio de San Telmo, perteneciente a la órbita del ministerio. Ante esta situación, los trabajadores, artistas y vecinos que dan vida al centro temen por la falta de espacio para sus actividades y consideran la medida “injusta e innecesaria, ya que la instalación de un programa nunca debería anular otro”.

“El proyecto con el Movimiento Afrocultural es el de hacer un gran centro sobre cultura afroamericana en el Plaza Defensa. Hay que ver cómo se van a armonizar con las actividades preexistentes, pero van a estar garantizadas. Si no hubiera lugar en Plaza Defensa se realizará en otros espacios como la Casa de la Cultura, que está a cinco cuadras”, aseguró Lombardi en diálogo con Página/12 y adelantó que “la mudanza” comenzaría esta semana.

“¿Es necesario?”, se preguntó el coordinador del centro cultural porteño, Fernando Martín, antes de argumentar que “el ministro –por Lombardi– tiene la responsabilidad de preservar los espacios culturales y lo que hace es reasignar un lugar que brinda actividades públicas y gratuitas de las que participan vecinos, artistas y trabajadores. Así, no resuelve un problema sino que genera otro”.

La necesidad de obtener un nuevo espacio donde albergar “el museo de la tortura sufrida por los negros”, la biblioteca, la juegoteca, y las actividades gratuitas de capoeira y candombe que mantienen vivo al llamado “último quilombo urbano de Buenos Aires” se hizo carne cuando en diciembre pasado una orden de desalojo obligó al Movimiento a pensar en dejar el predio ubicado en Herrera 313 que antes de 2000 ocupaba la empresa Solci S A y habían puesto en condiciones para realizar sus actividades.

Para entonces un acuerdo como el propuesto en la resolución 1803 era impensable, ya que el Gobierno porteño no respondía a los reclamos de reubicación del Afrocultural. De hecho, el bloque del PRO se opuso a un proyecto presentado por Diana Maffia en la Legislatura porteña para que se le cedan al movimiento uno de los 10 edificios en desuso que los mismos integrantes de la asociación habían relevado a pie o en bici.

En abril, el conflicto llegó al punto en el que el juez en lo Civil Juan Lima ordenó a los ministros de Desarrollo Económico y de Cultura a conseguir un inmueble “al sur de la ciudad” que “se adecue a las características de la labor cultural” para “garantizar los derechos aparentemente comprometidos”, entre los que la deuda habitacional continúa pendiente (ver aparte).

Vencido el plazo de la Justicia, la respuesta de Cultura llegó con la resolución, a la que desde el centro cultural de San Telmo consideran “un avasallamiento contra el espacio y contra las actividades que allí desarrollan”, dijo Martín. En el lugar ya se realizan muchas actividades. Cada año que se organizan espectáculos a la gorra se juntan centenares de artistas; también se reúnen multitudes de vecinos (unos 60 mil visitan anualmente jornadas de debate y muestras plásticas, fotográficas y de cine). De los doce trabajadores del centro cultural sólo uno pertenece a la planta del ministerio, lo que aseguraría en un solo caso el mantenimiento del puesto de trabajo aunque el espacio pase a ser cogestionado por la asociación. Según Lombardi, el puesto de trabajo se les mantendría a todos.

La posibilidad que maneja el ministro de “armonizar” las actividades son difíciles de llevar a cabo ya que los integrantes del Movimiento Afro aseguran que el trabajo social y cultural de integración es de 24 horas.

“El Estado nos otorga este espacio porque agotamos todas las posibilidades y llegamos a la medida cautelar. Venimos resistiendo muchos años de postergación. No tenemos intención de perjudicar a los trabajadores del Plaza Defensa, pero es el único espacio que conseguimos para preservar nuestra cultura y sería un genocidio cultural no poder continuar”, resumió Diego Bonga, representante del movimiento afro.

Informe: Nahuel Lag.

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