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Sociedad|Sábado, 5 de septiembre de 2009
Matan al dueño de casa y a uno de sus hijos, hieren a otro y los detienen en el hospital

Quiso ser un robo, terminó en tragedia

En Merlo, dos asaltantes se metieron en una casa y esperaron a que la familia se durmiera para robar. Cuando los descubrieron, hirieron a un hijo y mataron al padre y al otro hijo. Ambos ladrones resultaron heridos y fueron detenidos en el hospital.

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La vivienda de la familia Moretto, en Merlo, escenario de la tragedia.

La policía cree que fue un intento de robo, pero lo cierto es que los dos asaltantes –ambos resultaron heridos– se fueron de la casa en la que habían ingresado sin llevarse un peso y dejando un tendal de víctimas: mataron al jefe de la familia y a uno de sus hijos, mientras que otro hijo salió herido de bala. El caso ocurrió en la madrugada de ayer en la casa del comerciante José Domingo Moretto, de 43 años, en el cruce de la avenida Ricardo Balbín y la calle Mozart, partido de Merlo. Uno de los hijos de Moretto, de 16 años, fue herido en el cuello, mientras que el hijo mayor murió luego de forcejear con uno de los delincuentes. Los delincuentes fueron detenidos cuando se hacían atender en un hospital de la zona.

Uno de los aspectos poco claros es la forma en que ingresaron los agresores. Al parecer, entraron por la puerta principal de la casa, que estaba abierta, a las 17 del jueves y permanecieron ocultos en un altillo, mientras los moradores estaban en otros lugares de la vivienda. La balacera se produjo a las 3 de la madrugada de ayer, cuando el mayor de los hijos de Moretto descubrió a los intrusos al subir al lugar donde estaban escondidos.

Según la policía, la esposa del comerciante asesinado reconoció a los dos detenidos por el hecho cuando ellos ingresaron al hospital Héroes de Malvinas, de Merlo, para ser asistidos por las heridas de bala que tenían. La policía estima que los asaltantes entraron a las 17 del jueves y se escondieron hasta la madrugada, para cometer el robo cuando toda la familia estuviera durmiendo.

En la casa estaban Moretto, su esposa Analía, sus dos hijos varones de 17 y 16 años y una hija de 14. La casa familiar está en la planta alta, mientras que en la baja funciona un comercio dedicado a la fabricación y venta de aberturas.

Se cree que el ingreso de los ladrones fue por una puerta, aledaña al comercio, que lleva directamente a la casa y que estaba sin llave, por razones que no fueron determinadas. Luego del hecho, un miembro de la familia comentó que en la casa, el jueves por la tarde, estuvo “uno de los hijos, tomando mate, cuando descubrió que la puerta de calle estaba abierta, pero no le dio importancia porque creyó que su madre no la había cerrado porque ya estaba por entrar”. Al parecer, la circunstancia fue aprovechada por los ladrones para ingresar en la vivienda.

En la madrugada de ayer, el hijo mayor de Moretto, de nombre Carlos, oyó ruidos y salió de su habitación para ver qué estaba pasando. Fue sorprendido por uno de los ladrones, que le apuntó con su arma. Hubo un forcejeo y el joven logró aferrar la mano del delincuente, que comenzó a disparar. El muchacho recibió un balazo en el cuello, mientras que el asaltante resultó herido en una pierna. El otro ladrón, que se acercó al lugar donde se producía la lucha, sufrió una herida en un glúteo, al parecer por el rebote de una de las balas disparadas durante el forcejeo.

Los ruidos despertaron al otro hijo del comerciante, José Alberto, de 16 años, que fue asesinado de cuatro balazos cuando estaba en la puerta de su dormitorio. Antes de salir de la casa, los dos ladrones entraron en la habitación donde dormía José Domingo Moretto y lo mataron de tres tiros sin que pudiera reaccionar. Luego de ello, le exigieron a la esposa del comerciante que les abriera la puerta de la terraza para poder escapar.

“En ningún momento les llegaron a exigir dinero. Igual creemos que se trataba de un robo, pero que se desencadenaron los tiros y escaparon sin robar nada”, dijo una fuente policial. Al principio se pensó que se había producido un enfrentamiento a tiros, pero luego se confirmó que ninguna de las víctimas empuñó un arma. “En la casa se secuestró un revólver calibre 22, propiedad del comerciante, que estaba guardado en un armario y que, en principio, creemos que no fue disparado”, dijo la misma fuente.

El hijo de 17 años, con una herida en el cuello, está internado –fuera de peligro– en el hospital Héroes de Malvinas. Cuando la esposa y la hija del comerciante estaban en la sala de espera, vieron con sorpresa que al hospital ingresaban dos jóvenes heridos. La mujer los reconoció como las dos personas que habían entrado en su casa.

Los dos fueron detenidos e identificados como Jonathan Alberto González y Amílcar Sánchez, ambos de 18 años. Los dos quedaron a disposición del fiscal Horacio Vázquez, de la Unidad Funcional de Instrucción 3 de Morón. La causa fue caratulada “doble homicidio, tentativa de homicidio y tentativa de robo”.

Cuando llegaban al hospital y fueron identificados por la esposa de Moretto –que sufrió un ataque de nervios–, uno de los ladrones estuvo a punto de ser linchado por los amigos del chico que sigue internado en el hospital.

Víctor, un médico y comerciante de Merlo que fue consultado por Página/12, dijo que hace poco sufrió un robo similar. “Tres hombres, uno de ellos encapuchado, entraron a los fondos de mi casa, luego de saltar una pared medianera bastante alta, pasando por el medio de una santarrita que ocupa buena parte del muro y que pincha mucho. Entraron por la noche y se quedaron hasta el otro día, a las 11 de la mañana, en un galpón sin puerta que tengo en el fondo.” A las 11, Víctor salió al patio trasero y antes de abrir la puerta desconectó el sistema de alarma. En ese momento “aparecieron tres hombres de entre 20 y 30 años, que me tiraron al piso y que también redujeron a mi hijo. Les dije que se llevaran todo lo que quisieran, lo hicieron y después se fueron sin usar sus armas. Uno de los ladrones, por el porte y la forma de mirar, tenía todo el estilo de una persona que pertenece a alguna fuerza de seguridad. En Merlo, estas cosas son frecuentes y me parece que la policía, y los jueces, hacen muy poco para evitarlo”.

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