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Sociedad|Jueves, 17 de septiembre de 2009
La policía detuvo a un hombre acusado de más de cincuenta violaciones y robos

El hombre araña era un violador serial

Lo detuvieron en Pilar. Uno de sus últimos ataques sería el que sufrió una turista belga. Su ADN coincide con el de un delincuente conocido como “el violador de la quinta de Olivos”. Dicen que es “uno de los mayores violadores seriales” de la historia local.

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El comisario Tomás Vigliatore y el subcomisario Miguel Di Conza informaron sobre la detención de violador.

El hombre tenía la modalidad de trepar a departamentos como un “hombre araña”, atacar a mujeres solas, cuando dormían, y robarles después de haberlas violado. Actuaba en la ciudad de Buenos Aires y la zona norte del conurbano desde 1995. Una de sus últimas víctimas fue una turista belga, atacada en su departamento de Palermo. Investigadores de la Policía Federal lo detuvieron después de determinar que su ADN era idéntico al del delincuente conocido como “el violador de la quinta de Olivos”, que atacó a mujeres en las cercanías de ese predio hasta 2001, cuando fue detenido. También coincide la señal de su celular con los lugares donde se produjeron los últimos ataques. Se cree que habría agredido a más de cincuenta mujeres, por lo que se lo considera “uno de los mayores violadores seriales de los últimos tiempos” en la historia criminal argentina.

Ya se le probaron doce hechos a través de estudios comparativos de ADN, afirmó el subcomisario Miguel Di Conza, de la División Delitos contra la Salud de la Policía Federal Argentina (PFA). Su última víctima conocida fue una turista belga de 23 años que en enero fue sometida en su casa de Palermo Hollywood, donde la violó y le robó todas sus pertenencias.

En conferencia de prensa, Di Conza explicó que el acusado, cuya identidad no se difundió, fue apresado hace 15 días en Eva Perón al 700, de Garín, cuando salía de una vivienda. La pesquisa para atraparlo comenzó en enero de 2008, cuando los detectives comenzaron a investigar violaciones ocurridas en Núñez, Belgrano, Saavedra y Coghlan, detalló el jefe de la División Medios de Difusión Institucionales, Tomás Vigliatore.

La modalidad del violador era siempre la misma: se trepaba a árboles y paredes hasta llegar a balcones o ventanales y cuando veía a una mujer sola, entraba en el departamento, la ataba, abusaba de ella y luego le robaba dinero, alhajas y otros objetos de valor. “No soy asesino ni violador, soy ladrón”, les susurraba el agresor a las víctimas, a quienes siempre violaba con preservativos, luego de colocarlas boca abajo y taparles la cara con una capucha o vendarles los ojos. Otro detalle que relataron las mujeres es que el violador, antes de someterlas, les cambiaba la bombacha que tenían puesta por otra que buscaba en el placard y cuando escapaba, se llevaba la prenda íntima.

En todos los casos, el violador ingresaba en los departamentos alrededor de las 3 y salía a las 6, luego de comer, tomar algo o fumar. Nunca dejaba huellas. “Era como buscar una sombra porque nadie lo podía ver”, dijo Di Conza. Uno de los pocos datos con los que contaban era que tenía un tatuaje.

Los investigadores establecieron que un hombre con el mismo modus operandi había atacado en esos barrios entre 1995 y mediados de 2001 y que, tras un paréntesis, volvió a actuar en septiembre de 2007.

Una de las pruebas para esclarecer los casos se las aportó el fiscal de San Isidro Diego Molina Pico, que entre 1998 y 2001 investigó al llamado “violador de la quinta de Olivos”, guardó el semen que había dejado en algunas víctimas y cuando ahora se lo comparó con el del detenido dio resultado positivo. Es que durante ese período, el violador no usaba preservativos.

Los fiscales Martín Niklison y Horacio Amelotti, que investigaron diez hechos cometidos entre septiembre de 2007 y enero de 2009 en Capital Federal, solicitaron a todas las empresas de telefonía el listado de celulares que estuvieron activados en esos barrios en días y horarios en que se cometieron las violaciones. Como en esa franja horaria no hay muchas llamadas, de allí surgió que un mismo teléfono estaba activado mientras se consumaba el hecho de la ciudadana belga y otro ocurrido en abril de 2008 en Palermo y que luego se desactivaba en la zona de Garín, donde vivía el sospechoso.

Además, se determinó que el detenido tenía una condena de prisión por “robo por escalamiento” en la provincia de Buenos Aires y que salió de una cárcel en junio de 2007. El detenido estaba en pareja desde este año con una mujer policía bonaerense, que aparentemente desconocía su accionar.

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