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Sociedad|Viernes, 25 de septiembre de 2009
EL ACUSADO POR EL CRIMEN DEL SUBCOMISARIO JORGE GUTIERREZ FUE LIBERADO

Al telón lo corre una manito judicial

Pese a que la Cámara había considerado que había pruebas para detener e indagar al Colo Montajo, por el homicidio con alevosía de Gutiérrez, la jueza Garmendia decidió liberarlo por falta de pruebas. Tres veces le habían modificado sus decisiones.

Por Horacio Cecchi
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Francisco “el Barba” Gutiérrez, hermano de la víctima y actual intendente electo de Quilmes.

El Colorado Montajo, ex policía, detenido a fin de agosto pasado por el asesinato del ex subcomisario Jorge Gutiérrez, ocurrido hace quince años, fue liberado por supuestas faltas de pruebas. La jueza de transición platense Marcela Garmendia consideró insuficientes las declaraciones de los testigos que ya habían declarado en la causa al menos cinco veces y habían reconocido al Colorado como uno de los dos hombres que se encontraba con Gutiérrez en el vagón del Roca, cuando el subcomisario recibió un disparo en la nuca. Gutiérrez investigaba la Aduana paralela. Tres veces, la Cámara de Apelaciones platense dispuso que la jueza revisara sus pasos. En la última, directamente, le ordenó que lo citara a una declaración indagatoria como imputado, cuando la jueza lo había citado como testigo. Fue entonces que, irremediablemente, debió detenerlo. Pero, no hay tres sin cuatro: Garmendia, el viernes pasado, consideró que no había prueba suficiente y ordenó liberar al Colorado.

Los testigos, dos vendedores ambulantes del Roca, tenían razón para estar aterrados: a los dos hombres que conversaban con Gutiérrez en el vagón los conocían porque eran los policías a los que les pagaban para poder vender sus productos en los pasillos del tren.

A uno de ellos, el Chiquito Santillán, lo detuvieron un mes después del crimen. “Pero en un juicio bochornoso en el que los testigos fueron torturados y se desdijeron, Santillán fue absuelto.” El caso fue apelado y actualmente alcanzó el máximo estrado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos que analiza la responsabilidad del Estado.

Al Colorado lo pudieron acusar más tarde, cuando la familia de Gutiérrez logró unir su descripción con su imagen fotográfica. “Los testigos lo reconocieron en fotos muchas veces en el expediente”, dijo el abogado de la familia de la víctima, Luis Valenga. Pero Montajo se perdió de vista y se refugió en Tucumán. “Por suerte, se le ocurrió volver –sostuvo Valenga–, que si no, no iba a haber tiempo para pedir el exhorto.” Claro, a Montajo lo detuvieron 48 horas antes de que la causa pasara a prescribir, con lo que el conteo del tiempo se detiene y se reinicia allí mismo.

La causa, que había sido puntillosamente investigada e impulsada por la familia de Gutiérrez y el abogado Valenga, y una comisión investigadora, detectó al Colorado. Pero en lugar de avanzar fue marcha atrás. En tres ocasiones, Garmendia había echado unas verónicas con el expediente. Primero, el día del inocente de 2006, cuando ordenó sobreseyó provisoriamente el caso. Valenga apeló y la Cámara le dio la razón y revocó la resolución. Garmendia recibió el expediente de vuelta, y entonces, de la galera, sostuvo que había preopinado en la causa por lo que se excusó, en marzo de 2008. La Cámara volvió a rechazar la decisión de Garmendia y le ordenó que se hiciera cargo, y citara a Montajo. Garmendia obedeció, a medias: citó al Colorado el 18 de agosto pasado, pero a declaración informativa, una suerte de testimonio algo más comprometido, pero que no llega a ser un imputado. La citación a informativa no es anecdótica. Las puntadas en la Justicia tienen hilo: la causa prescribe a los 15 años, o sea, el 29 de agosto de 2009. Y el proceso de prescripción sólo se interrumpe con una indagatoria, o sea, con un imputado citado a declarar. La galera no pasó porque la familia apeló a contra reloj. La Cámara, por tercera vez, ordenó a Garmendia deshacer: le dijo que citara al Colorado a indagatoria, por homicidio calificado por alevosía y como partícipe primario y no secundario como lo ubicaba la jueza. Poco más y le hacía la instrucción.

Garmendia, entonces, tuvo que ordenar su detención, que se produjo el 27 de agosto pasado, 48 horas antes de que la causa prescribiera. Pero ni modo, hubo cuarta: el viernes pasado ordenó la libertad por falta de pruebas.

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