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Sociedad|Lunes, 23 de noviembre de 2009
En San Nicolás, un procedimiento policial no autorizado terminó con un muerto

Uno de aquellos operativos

Dijeron que habían recibido una llamada anónima, pero partió del celular de la esposa de un policía. Detuvieron sin orden judicial un remís, donde llevaban 200 gramos de marihuana. El remisero murió de un disparo en un presunto enfrentamiento no demostrado.

Por Horacio Cecchi
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Los de Narcotráfico de San Nicolás pidieron el apoyo de patrulleros de una comisaría fuera de jurisdicción.

Un operativo de Tráfico de Drogas Ilícitas de la Bonaerense, en San Nicolás, derivó en la muerte de uno de los tres sospechosos que ocupaban un remís que supuestamente transportaba un cargamento de drogas. Los otros dos supuestos cómplices fueron apresados. Los bonaerenses aseguraron que todo se inició con un llamado anónimo. El caso ocurrió en julio pero, hace unos 15 días, el tablero se dio vuelta para los de Narcotráfico: la investigación determinó que el llamado anónimo no lo era tanto. Lo había hecho la mujer del policía que disparó al supuesto narco. Pero hay más detalles: el operativo fue realizado sin avisar a la fiscalía. El supuesto cargamento quedó devaluado: eran apenas 200 gramos de marihuana. Se pidió el apoyo de dos patrulleros de una comisaría que no tenía jurisdicción en la zona. Y, para colmo, cuando llegó el fiscal al lugar del supuesto tiroteo, todo el escenario ya había sido modificado.

El caso parece extraído del manual del buen Bonaerense. Según el acta de procedimientos de la Dirección de Tráfico de Drogas de San Nicolás, a la que tuvo acceso este diario, el 11 de julio pasado, a media tarde, se recibió un llamado anónimo en el que una voz femenina los alertaba sobre un “Renault 9 de color bordó patente TMC 193” que se dirigía hacia San Nicolás por la Panamericana desde Arroyo Seco. Los de Narcotráfico informaron que se dirigieron con dos autos, un Megane, del subteniente Rubén Solís, con el teniente Alejandro Dipierro, y un Monza con otros cuatro antinarcóticos para interceptar al Renault. Para el operativo pidieron apoyo de la comisaría 3ª, pese a que el lugar donde esperaban la llegada del Renault se encontraba más de un kilómetro dentro de la jurisdicción de otra comisaría. Pero jamás pidieron autorización a la fiscalía de turno, como es obligación y hace necesario para validar el procedimiento.

El auto de Rodríguez regresaba de Arroyo Seco, en Santa Fe, y por la Panamericana entraba en San Nicolás por la avenida Mitre, cuando divisó el operativo e intentó eludirlo girando por la calle 2 de Abril. El testimonio de uno de los detenidos apuntaba que Rodríguez se asustó porque tenía el remís con la documentación vencida, y además arrojó una bolsita hacia un vivero. Luego, declaró que un Megane se les puso a la par, les ordenaron que se detuvieran. Rodríguez detuvo el auto contra la cuneta y el Megane se ubicó unos metros atrás. Dijo que un policía abrió la puerta delantera a Rodríguez y comenzó a increparlo, “¿qué sos, vivo vos?”, dijo que le decía. Escuchó a Rodríguez que le dijo “pará que vas a matar a alguien” y escuchó un disparo, mientras el testigo y el otro acompañante eran esposados en el piso fuera del auto.

Según el subteniente Solís, autor del disparo e imputado, por ahora, por homicidio en exceso de legítima defensa, declaró que detuvo el Megane junto al Renault, tan cerca que su compañero Dipierro, como acompañante, no pudo abrir la puerta para salir. El (Solís), como conductor, salió por la izquierda y rodeando su auto por la parte trasera, enfiló contra Rodríguez, que según el policía, sí pudo salir (en contradicción con lo declarado por uno de los detenidos). Según Solís, Rodríguez, además de remisero era contorsionista ya que abrió su puerta, pisó con la pierna izquierda pero giró el torso hacia atrás y apuntó su arma primero a Dipierro y después a Solís, obligándolo a él a disparar.

Después determinaron que el cargamento eran 200 gramos de marihuana y dos ravioles de cocaína. Preservar el escenario no fue un objetivo de los de Narcóticos: movieron el Megane con la excusa de usarlo para cortar el tránsito, cuando había otro auto y dos patrulleros, además de suficientes uniformados. No fue la única curiosidad. Además no avisaron del operativo al fiscal ni llamaron en apoyo a los móviles de la comisaría 1ª ya que todo ocurrió fuera de jurisdicción de la 3ª, lo que podría indicar cierto conocimiento de causa entre esos patrulleros y los de Narcotráfico. El argumento policial fue que “estaban más cerca”, aunque el GPS indica lo contrario.

Así y todo, los de Stornelli aguantaron el embate hasta que hace 15 días, el informe de la telefónica indicó al fiscal que la voz femenina denunciante no era tan anónima, al menos para Solís: provenía del celular de su propia mujer. El fiscal secuestró el teléfono y liberó a los dos detenidos porque se trataba de un caso de tenencia simple, pese a que la jueza María Laura Vázquez, siguiendo la testitura policial, había mantenido la acusación contra los dos detenidos por transporte interprovincial de estupefacientes, una figura grave, ya que implica constituir un eslabón de una banda de narcos que comercializa drogas. Gabriel Ganón, defensor general de San Nicolás, pidió que “si es tan grave, si es tráfico interprovincial, el caso debe pasar a la Justicia federal. En la Justicia federal la cantidad ínfima va a ser considerada tenencia simple, van a considerar que no hubo seguimiento previo, tendrían que anular la causa por tráfico”. El paso siguiente sería poner la lupa en los motivos que originaron un operativo policial contra una pequeña compra fuera de jurisdicción, con una muerte, un arma denunciada como plantada, un denunciante familiar pasado como anónimo, y dos patrulleros fuera de lugar.

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