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Sociedad|Miércoles, 4 de diciembre de 2002

Una competencia donde las tildes y las haches son lo más importante

Es el Concurso de Ortografía. El capítulo argentino lo ganó una alumna rionegrina. El viernes será la final hispanoamericana.

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Los participantes, representantes de 14 provincias, pasaban de dos en dos para escribir al dictado.
Tras seis horas de competencia, llegó el momento de la final. Pero hubo empate entre Laura Pistonesi, de Río Negro, y Diego Bravo, de Tucumán. Diez palabras dictadas, diez palabras correctamente escritas por los dos estudiantes de 17 años. Entonces, para definir un ganador, hubo que recurrir al método futbolero de la muerte súbita: el primero en cometer un error quedaba eliminado. “Con una mezcla de nervios y de no querer ganarle al otro”, describió Diego el mano a mano final que llegó después de otras trece palabras. Diego no le puso tilde a “áureo” y Laura se convirtió en la representante argentina del Concurso Hispanoamericano de Ortografía que se definirá, por primera vez en el país, el viernes próximo en el Salón Marechal.
La selección final de la etapa nacional se realizó ayer entre 14 estudiantes de diferentes provincias que habían sido elegidos entre más de 5000 alumnos del último año de escuelas secundarias de todo el país. Divididos en tres zonas, prácticamente se enfrentaron todos contra todos. En cada instancia, los chicos pasaban de a dos, cada uno frente a una computadora, con el único desafío de escribir bien una serie de diez palabras que les eran dictadas. Una vez presionada la tecla enter para pasar a la siguiente ya no había vuelta atrás. Eso le pasó a Laura, ganadora del concurso, que había quedado segunda en su zona. “Escribí ‘ahí’ sin acento, una palabra muy pava para equivocarse, pero apreté enter y así quedó”, relató la joven una vez terminada la competencia.
A lo largo de las seis horas, los 14 estudiantes demostraron que no eran improvisados. La persona encargada de dictar leyó “trastocar” y los dos competidores, sin dudarlo, escribieron “trastrocar”. Un pequeño debate les dio la razón: los tres integrantes del jurado reconocieron que ésa era la forma correcta, según un cambio reciente establecido por la Real Academia Española. “Justo lo habíamos estado repasando juntos antes de que empezara el concurso”, explicó Diego. En otro momento, dos jóvenes empataron en diez puntos a pesar de que una de las chicas había escrito “arpía” y la otra “harpía”. Ellas no cuestionaron el puntaje, pero varias personas que observaban señalaron que había un error. Igual que las chicas, el jurado no dudó: era una palabra de doble grafía.
Se escucharon centenares de palabras y definiciones. Las diez chicas y los cuatro varones participantes cometieron muy pocos errores y, por momentos, la competencia pareció indefinible. Ronda tras ronda, el empate se repetía en diez palabras correctas de los dos concursantes y había que volver a empezar. “Fue de muy buen nivel. Parecía un mundial de fútbol, con tres zonas, y nos cruzábamos entre todos”, contó Laura Pitonesi, la ganadora. Tiene 17 años, acaba de terminar el secundario en el Instituto Nuestra Señora de Fátima de la localidad rionegrina de Cipolletti y ya decidió estudiar medicina en la Universidad del Comahue.
El uso correcto de la lengua española y la ortografía son muchas veces carencias del sistema educativo que no están relacionadas con el nivel de escolarización. Según un estudio realizado por la Unesco, los chicos a los que en su primera etapa de aprendizaje no se les enseña a escribir bien, es muy difícil que lo logren después. “Paralelamente, es necesario generar el hábito de la lectura en los niños, que está estrechamente relacionado con el correcto uso del idioma. Lejos de lo que se piensa, la ortografía en los chicos ha mejorado en los últimos años a pesar de que el caballo de la pobreza galopa mucho más rápido que el de la educación”, sintetizó el presidente de la Fundación Colombia Bien Escrita, Eduardo Orozco. Allí nació el concurso diez años atrás y desde hace tres se convirtió en internacional. El último fue en Cartagena el año pasado y la ganadora fue una estudiante tucumana, Fiorella Rimolla. El próximo viernes, a partir de las 13 en el Salón Marechal, tildes y nervios de por medio, Laura puede repetir la hazaña cuando se enfrente con otros 17 chicos de toda América Latina y España.

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