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Sociedad|Jueves, 28 de enero de 2010
Unos 120 turistas argentinos dejaron de estar varados, pero aún hay más de 400

Lento rescate al pie de Machu Picchu

Los evacuados fueron trasladados en helicóptero a Ollantaytambo, desde donde van por tierra hasta Cuzco. La cantidad de varados aumenta, ya que aparecen turistas que estaban internados en la selva. Pese al desastre, siguen vendiendo paquetes turísticos.

Por Soledad Vallejos
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Los turistas norteamericanos fueron los primeros en ser rescatados, como adelantó ayer este diario.

Alrededor de 120 argentinos dejaron de estar varados a los pies de Machu Picchu ayer, gracias a que las lluvias cesaron entre el mediodía y el fin de la tarde. También, según declararon los propios afectados, porque ya habían sido trasladados todos los turistas norteamericanos, quienes tuvieron prioridad por la participación de helicópteros de Estados Unidos que colaboraron en la evacuación a cambio de priorizar el auxilio a ciudadanos de su país. La información, que el propio embajador argentino en Perú, Darío Alessandro, había adelantado a Página/12 en su edición de ayer, fue ratificada y ampliada por personal de agencias de viajes especializadas en el Camino del Inca, que explicaron que los europeos también fueron prioridad en el operativo, porque habían pagado servicios de excursión más caros. Aún quedan unos 500 argentinos entre los que están aislados en Aguas Calientes. Hoy, por decisión de la presidenta, Cristina Fernández, partirán dos aviones militares para colaborar en el rescate. En tanto, los restos de la argentina Lucía Ramallo, muerta a causa de un alud en la selva durante la madrugada del lunes al martes, fueron trasladados ayer a Cuzco, donde se esperaba que un familiar reconociera su cuerpo.

Al término del día, el embajador Alessandro definía como “alentadora” la noticia de que al menos durante la tarde más de cien argentinos hubieran podido subir a helicópteros para llegar a Ollantaytambo (donde los aguardaba el segundo comandante Gonzalo Bruno Díaz, llegado ayer desde la sede limeña de la embajada) y, luego, seguir por vía terrestre a Cuzco. Allí los esperaba el cónsul general adjunto Gabriel Volpi, quien además llevaba adelante gestiones para que las autoridades de la ciudad facilitaran algún espacio cerrado que permitiera el alojamiento temporal de los argentinos a la deriva.

Los primeros viajes para la evacuación de los 648 argentinos varados en Aguas Calientes priorizaron a niños y adultos mayores, categorías que no llegaban al diez por ciento del total de quienes esperaban. En tanto, el nuevo día en el campamento improvisado en que se convirtió forzosamente el poblado vio algo más organizadas sus rutinas. Entre los propios visitantes se administró la formación de delegaciones por país, cada uno de ellos con sus delegados, explicó a este diario Ana Raventos, una argentina que desde hace cuatro noches duerme, junto con un grupo de amigas, en un hostal cercano a la plaza principal.

“Hay mucha gente durmiendo en carpas en los alrededores de la plaza, también hay gente en la Municipalidad, en un centro cultural, en una escuela que habilitaron. Pero la única información que tenemos es la que nos llega a través de los delegados de cada grupo de país. Somos todos latinoamericanos los que quedamos. Los delegados fueron los que tuvieron una reunión con el alcalde de Aguas Calientes, en la que se definieron las prioridades de evacuación. Hay listas y ahora se está haciendo todo de acuerdo con esas listas.” En la noche del martes, y también ayer, las autoridades del pueblo dispusieron de una suerte de olla popular, que daba “algo sencillo, un plato de arroz con algo más, un desayuno”, todo de acuerdo con las posibilidades limitadas por el racionamiento forzado.

A mitad de la tarde, mientras había comenzado a correr el rumor sobre el posible viaje al lugar de un funcionario de la embajada argentina, estaba llegando el secretario Lucas Demaría. Su función, explicó Alessandro a este diario, sería “estar con los argentinos, explicarles lo que está pasando, cómo estamos trabajando y también acompañar los víveres que estamos enviando desde la embajada. Pero no va a poder quedarse allí a la noche, porque es como lo prefieren las autoridades peruanas.”

A pesar de que la evacuación comenzó, el número de personas varadas en Aguas Calientes podría subir, y no solamente en el caso de argentinos. La embajada argentina, por ejemplo, tiene una lista de personas cuyo paradero se mantiene desconocido, pero muchas de ellas comenzaron a surgir de la selva. “Porque en realidad sigue llegando gente todo el tiempo. En el Camino del Inca hay más de 1500 personas. El paso se cerró el domingo, pero hasta ese momento siguió saliendo gente, que es la que ahora está volviendo porque no puede avanzar” y tiene que desandar camino.

En la ciudad de Cuzco la situación era radicalmente diferente. Las tormentas dañaron la región, pero no volvieron inhabitable la ciudad que, por el contrario, tenía sus albergues y hoteles llegando al límite de su capacidad. “Está todo tranquilo”, dijo por teléfono a este diario Gabriel Volpi, el cónsul general adjunto que viajó hasta allí para coordinar la llegada de los argentinos y facilitar las gestiones para que puedan continuar su viaje y regresar a Argentina. Cuando Página/12 habló con él, estaban al llegar los 120 evacuados que debían hacer por tierra el trayecto desde Ollantaytambo. “Y nosotros nos instalamos en la plaza de la Municipalidad, para hacer un relevamiento: saber quién llega, cómo está, qué necesita.”

Las agencias de turismo, según trascendió a través de la prensa, ayer todavía seguían comercializando paquetes para realizar el Camino del Inca y visitar Machu Picchu, aun cuando el acceso estará vedado al menos hasta marzo. Mientras tanto, el ritmo de la evacuación es incierto. “Todo depende de las condiciones climáticas”, se sinceró el embajador Alessandro. Al anochecer, aunque el día había sido amable, a Aguas Calientes volvía el frío.

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