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Sociedad|Viernes, 26 de febrero de 2010
CRITICAS A LOS SHOWS CON ANIMALES EN CAUTIVERIO

“Conductas latentes”

Los expertos más reconocidos sostienen que la conducta de la orca Tilikum es normal y producto de la presión. Naturalmente viven en espacios de 4 mil kilómetros cuadrados.

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Dawn Brancheau, la entrenadora, con Tilikum, la orca que tuvo la reacción que para los expertos está latente.

“La orca no es un animal asesino”, sostuvieron distintos especialistas, que desmintieron la idea que asocia a estos mamíferos acuáticos y de inmenso tamaño con una cualidad humana. Tras el ataque de la orca Tilikum, que produjo la muerte de su entrenadora, Dawn Brancheau, en el parque acuático SeaWorld, en Orlando, Florida, resurgió una polémica que se recicla desde hace años: si es bueno o no mantener a los animales en cautiverio y las consecuencias que trae.

“Todas las reacciones que se producen, como en este caso puntual, son previsibles, porque las orcas son animales que tienen un comportamiento programado genéticamente. Además, son fuertemente territoriales y esto implica que cualquier ingreso dentro de su territorio puede desencadenar reacciones inesperadas. Es muy importante tener en cuenta que ningún proceso de amansamiento humano logra excluir la posibilidad de que se desencadenen reacciones instintivas”, sintetizó el biólogo Raúl Montenegro.

A raíz del incidente, ocurrido

a la vista de cinco mil personas, Seaworld suspendió temporalmente los espectáculos con este tipo de cetáceos en sus tres parques acuáticos en Estados Unidos.

A la vista del público, el miércoles pasado la orca Tilikum, de 5,5 toneladas, parecía jugar mansamente con su adiestradora Dawn Brancheau, una veterana y experta empleada de 40 años, hasta que sin aviso el animal atacó a la mujer. Son varias las versiones de cómo sucedieron los hechos y todas relatadas por personas que presenciaron el show. Según informó uno de los testigos, “todo sucedió en el parque marino de SeaWorld, en Orlando, pocos minutos antes de una presentación, cuando la entrenadora resbaló en la fosa del estadio Shamu, un gran tanque rodeado de asientos, y fue atrapada por el animal, lo que provocó su muerte”. Otro de los testigos explicó que “la orca arrastró a la entrenadora a la fosa y comenzó a sacudirla por el aire, mientras las personas gritaban con desesperación”.

Otro relato indicó que la tragedia se produjo después que el espectáculo del mediodía había terminado. En la misma línea, Sue Nichols, también testigo de lo ocurrido, señaló que la muchedumbre “no se percató de ninguna anomalía, ya que el show había transcurrido con normalidad” y precisó que “el episodio tuvo lugar cuando la mayor parte de la audiencia ya se había ido”. Luego de que comenzaron a sonar las alarmas y sirenas, el público que quedaba en el lugar fue evacuado de inmediato.

Según los empleados, su comportamiento era tan agresivo que los rescatistas no pudieron salvar a la adiestradora. Sin embargo, no era la primera vez que Tilikum atravesaba una situación similar. En 1991 atacó a uno de sus entrenadores en el Sealand of the Pacific, en la Columbia Británica. Al año siguiente fue vendida al SeaWorld y en julio de 1999 un hombre –que según la autoridades había ingresado en el parque sigilosamente luego del cierre– apareció muerto sobre la espalda del animal, tras sufrir una hipotermia.

Pese a la polémica desatada, la orca permanecerá en el centro marino, confirmaron ayer funcionarios. Sin embargo, los espectáculos con orcas en los parques de SeaWorld en Orlando (Florida), San Diego (California) y el de San Antonio (Texas) quedaron suspendidos.

En Argentina, Mundo Marino, ubicado en la ciudad balnearia de San Clemente del Tuyú, ofrece entre sus actividades espectáculos con orcas. Estos animales “son mamíferos con cerebros y comportamientos sociales muy complejos. Pero cuando está en cautiverio la orca desarrolla comportamientos para llamar la atención del público”, indicó a este diario Luis Cappozzo, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales y del Conicet. En cuanto a las causas que pudieron provocar la reacción sorpresiva de la orca, Cappozzo señaló que en estas situaciones se “los hace repetir un patrón de comportamiento, una y otra vez, que puede desencadenar conductas patológicas en el animal y más en un ambiente que no es el natural. Una orca naturalmente se mueve en un área que puede superar los cuatro mil kilómetros cuadrados”.

Según Raúl Montenegro, profesor de biología evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba y ganador del Premio Nobel alternativo en 2004, el comportamiento de la orca “no fue agresivo, sino normal”. “Todo lo que se ve en estos espectáculos, que son muecas de la naturaleza, son comportamientos anormales a los que los someten, pero sus conductas instintivas siguen latentes”, aseguró. Además, aclaró, “es una tragedia lo que sucedió, pero estos shows, que no contribuyen a difundir y proteger la biodiversidad, no deberían estar permitidos”.

Informe: Rocío Ilama.

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